18. Enamorados

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18. Enamorados

—Vamos, despierta—escuchaba a lo lejos y poco a poco se iba escuchando más fuerte—No seas dormilona—esta vez me comenzaron a mover despacio.

Abrí mis ojos lentamente, pero solo veía unas manchas de colores. Restregué de estos con mis manos y luego de unos segundos, los volví a abrir y así pude ver mucho mejor a Louis.

—¿Qué hora es?—pregunté yo escondiendo mi rostro bajo la almohada.

—Las cuatro de la madrugada—respondió tranquilamente.

—Louis, he dormido apenas dos horas y media—refuté ante su respuesta. Yo necesitaba dormir, estaba exhausta.

—Lo sé—volvió a responder tranquilamente.

—¿Y qué piensas que haga a esta hora?—pregunté un poco cabreada de su actitud. Él fijó su mirada en mí y a los segundos pude sentir en mi corazón: problemas, ¿era el sentimiento de Louis?

—¿Entendiste?—me preguntó con una sonrisa. Al parecer le gustaba esto de entenderse gracias al collar.

—¿Problemas?—pregunté. Asintió con la cabeza.

—¿Qué tipo de problemas?—pregunté yo a la vez que me sentaba en mi cama instintivamente.

—Harry no ha vuelto a casa, tengo miedo de lo que esté haciendo y no te quiero dejar sola aquí—'quiero', ósea le importaba. En ese momento mi corazón estaba inundado de felicidad y Louis sonrió ante la conexión, pero luego la quito y la reemplazo por una mueca de desagrado. No entendí el por qué. Besó mi mejilla tiernamente y me mandó a cambiarme.

Fui al baño, donde me vestí con unas prendas abrigadoras que había conseguido Louis, un atuendo muy distinto al de mi pueblo, pero cómodo. Salí del baño y vi en la mesita junto a la cama, el cuchillo que Louis me había confiado en caso de algún problema. Lo tomé y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón, justo antes de salir detrás de Louis al bosque. Hacía mucho frio, con mucha humedad y además estaba completamente oscuro, apenas iluminado por las estrella, lo cual lo hacía ver cómo un ambiente tenebroso, como de los que hablan en las historias de terror. Por lo que me sujeté de la chaqueta de Louis y camine tras él.

—Viene conmigo, pobre de ustedes si se acercan—dijo con una voz amenazante mirando al frente. Pero yo, mire en todas direcciones y mis piernas comenzaron a temblar—No temas, estás conmigo—me dijo en un susurro, a lo cual yo sonreí y estúpidamente le creí.

Continuamos el camino entre arboles y más arboles. En realidad su casa quedaba lejos del pueblo.

Reiteradas veces escuche gruñidos y sonidos fuera de lo normal, pero Louis intentaba trasmitirme fe y protección, lo cual me hacía sentir bien. Definitivamente, el collar tenía sus cosas buenas y esta era una de ellas.

Gracias, Claire.

Íbamos caminando, cuando de pronto pude notar a lo lejos, la casucha del abuelo Casel y de Liam. ¿Qué hacíamos aquí?

—Dime que no lo harás...—le rogué, no quería quedarme allí. Ya estaba entendiendo que el "No te quiero dejar sola aquí", era un "Te quedaras en casa del muchacho al que casi matas".

—No puedo exponerte a algo tan peligroso, si es lo que estoy pensando—me dijo intentando trasmitirme tranquilidad, pero ni él la sentía realmente.

—No quiero quedarme aquí—le pedí, o más bien, le rogué cuando nos encontrábamos a menos de cinco metros de la puerta de entrada de la casa. Era mi última oportunidad de convencerlo.

Light vs. Darkness © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora