Light vs. Darkness © ✓

24. Discusión

24. Discusión

Me encontraba algo cansada y un poco adolorida tras lo ocurrido en la noche, por lo que me quede recostada sobre la cama de Louis, vestida simplemente por mi ropa interior, y para mi sorpresa, con una camisa limpia de Louis -que por cierto, me quedaba bastante grande-.

Por su parte, Louis había bajado al primer piso en busca de un poco de comida para darle energía a mi cuerpo y sobre todo darle felicidad a mi estomago que gruñía exigiendo comida.

No tardó en volver con una bandeja en sus manos, que contaba con dos rebanadas de pan, huevos revueltos, un vaso de leche y una flor del jardín, que me hizo sonreír.

—Gracias.

—No hay de que—se sentó al otro lado de la cama y pasó su brazo por sobre mi hombro y me acunó a su cuerpo, mientras ambos cogíamos una rebanada de pan y comíamos.

No podía parar de pensar en lo que yo había visto mientras Louis bebía mi sangre.

Louis y Harry pertenecían al mundo real. Pero entonces, ¿qué hacían aquí en el inframundo?

—¿Qué te causa tanta curiosidad?—cerré los ojos a la fuerza, tras recordar que nuestras emociones estaban conectadas.

—Nada, no te preocupes.

—¿Qué no me preocupe? Dejaste de comer cuando te hundiste en ese pensamiento—como reacción le di un mordisco a lo que tenía en la mano, que era ni nada menos que una cuchara. No pude evitar soltar un pequeño grito de dolor.

Por su parte, Louis comenzó a reírse de aquel estúpido episodio.

Yo, fingiendo sentirme ofendida ante su reacción, dejé la bandeja de un lado y saliéndome de la cama, me puse de pie.

Una suave brisa de viento, me recordó que solo vestía con mi ropa interior para abajo y la camisa de Louis.

Busqué mi ropa por toda la habitación, pero no la encontré.

—No pienso entregarte tu ropa—me di vuelta con una mirada fulminante y lo vi sonriendo divertido.

—Entonces, iré a buscar a mi pieza—me gire para abrir la puerta. Pero, con lo único que me encontré fue a Louis apoyado en la puerta.

—No te vayas—su cara se dulcifico a la vez que posaba sus manos sobre mis hombros.

—Louis—bajé la mirada y continué en voz baja:—Tengo miedo y no sé bien de qué—era verdad lo que le decía, necesitaba decírselo.

—¿Por qué?—en vez de hacerme subir la mirada, él se agachó un poco para poder mirarme a los ojos.

—No sé—cerré los ojos al encontrarme con los de él.

—¿Fue por lo de anoche?—levantó la voz molesto mientras se alejaba de mi cuerpo—¡Yo sabía que era incorrecto!—se tomó desesperadamente la cabeza con sus manos.

—Louis, no es eso—dije en voz baja con los ojos vidriosos.

—Entonces, ¡¿qué es lo que te asusta?!—sus ojos se encontraron con los míos y fue lo más extraño, porque pese que su sentimiento era de enojo y frustración, sus ojos me demostraba suma tristeza.

—¡No lo sé!—grité ante aquella presión de su mirada sobre mí. No sabía que era el repentino miedo que me había invadido.

Era tan extraño lo que sentía, era como si el fantasma del pasado de Louis me estuviera persiguiendo de algún modo y eso me inquietaba y me asustaba a la vez.

—¡Es porque te mordí!—gritaba.

—¡Yo acepté que lo hicieras!—le respondí yo.

—Pero, ¡ahora me tienes miedo!—volvió a gritarme.

—Louis, por favor para de gritarme—le pedí entre lagrimas.

Caminé hacia la cama y me recosté boca-abajo sobre esta—Entiéndeme que no te tengo miedo, pero hay algo que me está persiguiendo, algo que me asusta—era mucho más simple decirle las cosas sin tener que enfrentarme a sus ojos.

—¿Un demonio?—preguntó.

—Nada de eso, Louis—suspiré ocultando mi rostro en la almohada, tenía el olor de Louis impregnado en la suave tela.

—Entiendo...—suspiró molesto—Estaré abajo por si deseas algo, y tu ropa está junto a la ropa sucia. Te recuerdo que estaba manchada con sangre por mi culpa—me giré sobre la cama al escuchar la puerta de la habitación cerrarse.

Me había dado mucha pena escuchar ese tono entre triste y molesto de Louis.

Aunque no era menos, anoche habíamos compartido algo muy especial y hoy por la mañana, yo lo arruino todo.

¡Soy una estúpida!

No pude evitar llorar de nuevo, me sentía una estúpida y muy inmadura.

Recordar todo lo ocurrido anoche y yo ahora deshaciendo algo que fue tan importante para ambos. La manera tan dulce con que lo hizo, nunca dejo de entregarme cariño y apoyo.

Pero, era cierto que sentía algo del pasado de Louis torturándome, sin saber que era.

Me levanté de la cama y me acerqué al ventanal, donde mire el cielo adoptando un color rosáceo. El viento movía con sutileza las hojas de los arboles, dando una imagen preciosa.

Tomé mi colgante entre mis manos y pensé en Claire Lepierre, mi madre. Ella sabría cómo arreglar esto.

—Claire, ayúdame a arreglar esto—le pedí desde el fondo de mi corazón, a la vez que una lagrima caía sobre él.

Mis ojos se dilataron al notar que el colgante volvía a resplandecer de la misma manera que lo hizo en aquella construcción del bosque.

Seguido, un aura blanca rodeó cada milímetro de mi cuerpo, me sentía tan cálida y abrazada por aquella aura. Me recordaba a como me sentía con Louis.

Quizás era esa la manera con la que Claire me ayudaría, recordándome lo feliz que me sentía al estar con Louis.

—¡Louis!—lo llamé feliz mientras me encaminaba hacia la puerta para ir a abrazarlo y hacer las paces.

Cuando de repente, el camino hacia la puerta se me hizo eterno, no podía avanzar y el suelo se iba abriendo a mis pies.

—¡No!—grité ahogadamente.

Estaba volviéndome a mi mundo, no podía permitir que esto pasara.
—¡Rosalie!—vi como Louis se asomaba por la puerta, pero ya era muy tarde, caí en una inmensa oscuridad.

¿Qué había permitido que pasara? ¿Por qué Claire me hizo volver a mi mundo?

¡Esta no era la manera de arreglar las cosas con Louis!

Me sentía fatal al recordar el rostro asustado de Louis abriéndose paso por la puerta.

Lo había perdido, para siempre.

Me costaba respirar, tenía miedo y los sollozos no cesaban en aquella oscuridad.

Me sentía sola y con frío, había perdido aquella cálida sensación de protección que me brindaba mi guardián oscuro, mi amado, mi deseo, mi criatura de la noche, Louis.

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