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12. Oportunidad

12. Oportunidad

—Rose, vamos despierta—escuchaba a lo lejos—Resiste, pequeña...—el tono de voz iba aumentando poco a poco.

—¿Liam?—pregunté en un tono desconcertado y débil a la vez. Logré abrir mis ojos y aunque tarde en lograr verlo, él estaba ahí. Pero, ¿por qué?

—¡Rose!—sus brazos me envolvieron con fuerzas y su cabeza se apoyo en mi hombro—Pensé que no resistirías—con torpeza logré poner mis manos sobre su pecho y así sacármelo de encima.

—¿De qué estás hablando?—le pregunte estresada.

—Te rescaté de morir—me alejé un paso de él y lo miré asustada.

—¿Morir por qué?—le pregunté sin creerlo.

—Tu...Guardián Oscuro...—articuló con sus dedos, para luego continuar:—estaba a punto de matarte en sus propios brazos—el odio de su voz me hizo confundirme.

Era cierto, Louis había intentado matarme. Recuerdo perfectamente como sus dientes se abrieron paso en mi garganta. Nunca pensé como serian las cosas aquí, en este mundo.

—Eso no puede ser cierto—retrocedí hasta chocar con el muro de su casa. Lo miraba directo a sus ojos y veía la angustia que demostraba al verme en aquel estado, con los ojos cristalizados y con una voz totalmente angustiante.

—¿Tanto te importa ese vampiro?—su pregunta me golpeó y en aquel momento no supe que responderle.

Conocí a Louis recién el día de ayer, pero sentía que lo conocía de toda la vida. De alguna u otra manera estaba conectada a él.

Para la sorpresa de Liam, yo asentí con la cabeza.

—Pero, ¡lo conociste recién ayer!—golpeó la muralla y se acercó hacia mí con rudeza. Hubiera retrocedido, pero estaba con la espalda contra la pared—¡Es un vampiro!—grito a centímetros de mi rostro. Apoyó su mano a un lado de mi cabeza, en la pared y clavó su mirada en mí.

—¿Y a mi qué?—le pregunté desafiante, pero él ni se inmutó—Acaso, ¿Yo te miro a menos porque seas un chico de otra época, de otro mundo?—añadí y noté como mis palabras le dolieron. Tomó un respiro aún a centímetros de mi y unos segundos después, se alejó y salió de la habitación, dejándome allí sola.

Me acerqué al ventanal y vi el paisaje abrasador que había en este lugar tan extraño y a la vez mágico. Era de día, me pareció que nunca había visto día más lindo que este en toda mi vida, ¡Era precioso!

El sol brillaba en este mundo de igual manera que de donde vengo y con aun más fuerzas.

El cielo no era precisamente celeste, tenía un tono más anaranjado que lo normal, lo que hacía verse el paisaje aun más bello.

Aunque el día fuese precioso, yo no me sentía igual de radiante que este. Me sentía traicionada, dañada y confundida. Pero, ¿Por qué?

Me senté en el colchón, en el que estaba durmiendo hasta hace unos pocos minutos, e involuntariamente llevé mi mano a mi cuello donde se sentía perfectamente la cicatriz que había dejado Louis con su mordida. Ahora ¿Qué haría? ¿Qué consecuencias traería esta mordida para mí? ¿Por qué Claire no me defendió de aquella mordida?

Me sentía abrumada con toda esta situación. Tenía miedo y para peor, tenía tristeza de lo que ocurría.

—Rosalie, ¿puedo entrar?—preguntó Casel desde el otro lado de la puerta.

—Pues claro—le contesté torpemente por su inesperada pregunta. Esperé unas milésimas de segundo y la puerta se abrió. Casel se abrió camino hasta hacia donde estaba yo y se sentó a mi lado.

—Tenemos que hablar—lo miré un poco asustada por aquel tono que uso para decírmelo.

—Pues habla—le contesté mientras cubría la cicatriz de mi cuello con mi cabello.

—Ni se te ocurra volver a ver a ese vampiro, ¿entendido?—jamás pensé que un viejito de su edad tuviera la capacidad de causar tanta pánico y tal grado de autoridad para sus cosas.

—¿Por qué no?—le pregunté tímidamente.

—Porque no será algo bueno, él ya te mostro que es capaz de matarte. Si no hubiera sido por mi nieto, él hubiera acabado con tu vida—me dio tanta impotencia que defendiese a uñas y dientes a su nieto sin saber el contexto en que ocurrieron las cosas. Aunque tampoco se las iba a decir.

—Es mi guardián oscuro—lo defendí, a lo que el anciano comenzó a reírse cínicamente a mi lado.

—¡Por favor!—se burló—¿Ese vampiro te parece un guardián?—me preguntó entre risas mientras posaba su mano en mi hombro.

—Pues sí—le respondí ofendida—Y creo que seguiré viéndolo si es necesario—quité su mano de mi hombro y me puse de pie.

Algo tenía claro en este momento, no me quería quedar en esta casa, quería irme.

Miré al viejo de reojo y me dirigí hacia la puerta.

—¿A dónde crees que vas?—preguntó Liam cuando abrí la puerta y choqué con él. Así que su plan era mantenerme aquí, pero no lo lograrían.

—¡Lejos de aquí!—le grité mientras me empeñaba en empujar a Liam para salir, aunque él tenía mucha más fuerzas que yo y lograba mantenerse intacto.

—¡Quiero irme!—le grité desesperada mientras aumentaba la fuerza de mi empuje.

—No creo que eso sea posible—dijo Casel aun sentado sobre la cama—No llevas tu collar—instintivamente llevé mi mano hacia mi cuello. Era cierto, el demonio había logrado sacármelo y ahora no tenía idea de donde podía estar.

—Sin él no puedes protegerte—añadió Liam mientras me hacia entrar nuevamente a la habitación y cerraba la puerta a sus espaldas.

—¿Quieres decir que no sé cómo defenderme?—le pregunte ofendida mientras le proporcionaba un golpe en su estomago. Pero, gran error. Él audazmente tomó mi mano antes que pudiera golpearlo y con un sencillo movimiento me apegó a su cuerpo.

—No lo sabes y por eso intento protegerte—sus palabras me hicieron confiar en él en aquel instante—No quiero que te hagan daño—su aliento chocaba contra la piel de mi rostro, causando cosquilleos en aquella zona—Dame la oportunidad de mostrarte que te puedo proteger aun más de lo que puede hacerlo aquel vampiro—sus competitivas palabras me hicieron temblar. ¿Acaso ya no podría ver más a mi guardián oscuro? Estúpidamente acepté su petición y a respuesta de esto, él me abrazo de una manera tan tierna y protectora.

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