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20. Guardianes del Portal

20. Guardianes del Portal

Pasaban los segundos y aun no sabía cómo encontrarlo, lo que me desesperaba todavía más.

Tomé el colgante entre mis manos y pensé totalmente en Louis. Tenía mi corazón conectado con él. Algo debía poder hacer para ayudarlo. Necesitaba verlo, deseaba verlo.

Y así fue como con los ojos cerrados, pude ver como se dibujaba un paisaje y a la cosa de milésimas noté que estaba Harry herido bajo un árbol y a Louis defendiéndolo de unos seres tan extraños que estaban acercándose hacia su posición. Pero, igualmente herido, hasta peor, que Harry.

—¡Louis!—grité desesperada al ver que estaban a milésimas de atacarlo y más si estaba mucho más herido que Harry. Por alguna razón, ambos demonios se voltearon hacia mí y clavaron su fría mirada en mi cuerpo, el cual tembló de solo pensar la idea que era visible para ellos.

—¡Rosalie, huye!—gritó Louis al notar que ambos demonios habían dejado su posición para correr hacia mí. Vi como intentaba recuperar su velocidad, pero su pecho que se expandía y contraía, me demostraba su cansancio.

Me rompía el alma ver sus heridas, su camisa estaba manchada en algunas partes con su sangre. Jamás pensé verlo de aquella manera.

Justo cuando me encontraba distraída viéndolo, sentí un fuerte dolor en mi estomago, provocado por la patada de uno de los demonios.

Caí al suelo automáticamente, después de volar un par de metros por el aire. La caída fue brusca y para más, sobre una superficie rocosa.

—Claire Lepierre, que gusto—hablo una voz, pero no pude verlo bien, ya que todo me daba vuelta, todo estaba borroso y se veían como grandes manchas de color.

—Aléjate de ella—advirtió Louis y me estremecí, no podía ver el peligro, no podía combatir en aquella situación.

Poco a poco, pude volver a ver un poco más nítidamente la situación y por lo menos, pude fijarme como eran aquellos demonios a los que nos enfrentábamos.

Eran de por lo menos unos dos metros y medio. Tenían ambos unos ojos celestes que realmente llamaban mucho la atención y que resaltaban aún más con uno de los ojos pintado como la forma de una gota horizontal en color negro con puntos blancos. Llevaban los dos, una cinta en la frente y un traje blanco y negro, muy similar el que se usa en karate. Pero, ¿Qué eran?

Fueran lo que fueran, tenía claro que Louis y yo les temíamos. El collar me demostraba que estábamos con miedo, con duda y tantas emociones, pero aún así había amor y felicidad. Era sorprendente que en estas circunstancias se sintiera eso.

—Mira que regalito me traes, Louis—sonrió uno de esos monstruos.

—Ella no está dentro de esto, pobre de ustedes si le tocan tan solo un pe...—su frase fue interrumpida con una patada en su estomago de parte de uno de estos demonios, la cual lo hizo volar unos metros y cayo derrotadamente, estaba muy malherido y no sabía cómo ayudarlo.

—¿Decías algo?—apareció el demonio junto a Louis y puso su pie sobre su estomago y lo pisó. Escuché claramente el gemido de dolor proveniente de Louis. Realmente estos demonios contaban con una fuerza y rapidez indiscutible.

No podía seguir soportando como ese demonio torturaba de aquella manera a Louis, mientras su compañero se le unía.

—¡Ya, basta!—grité con toda mi fuerza, un grito de corazón.

Sentí una ola cálida recorrer mi cuerpo, de los pies hasta la cabeza, seguido por una energía que recorría cada vena de mi cuerpo.

Me sentía fuerte, sin miedo y lista para luchar.