4. La Leyenda
Comencé a abrir mis ojos después de haberme reconfortado por completo. Sentía como si hubiera estado años durmiendo. La energía estaba presente en mis venas como nunca antes, la sentía a flor de piel.
Mi pecho se contrajo al recordar todo lo ocurrido y notar que estaba en un lugar distinto. Estaba sobre un colchón en medio de una construcción de madera. A mi lado había un recipiente con agua y pude notar que en mi frente yacía un paño húmedo. Miré hacia el otro lado y me encontré con el muchacho que estaba junto al abuelo el otro día. Él estaba entrando a la habitación y sus ojos brillaron al verme.
—¡Haz despertado!—exclamó este muy emocionado. Se acercó a mí y se arrodilló a mi lado—¿Cómo te sientes?—iba a tocar mi frente, pero yo me alejé casi involuntariamente. Él era un desconocido.
—No te conoce, Liam—una voz más adulta captó mi atención a mi derecha. En la puerta estaba el anciano que acompañaba a este chico la noche pasada.
—Lo siento mucho—su voz dulce volvió a captar mi atención. Sus ojos demostraban arrepentimiento y sinceridad.
—No lo sientas, no fue nada—dije yo con la voz un poco ronca donde no había hablado hace horas.
—De todas formas—sonrió y luego añadió:—Mi nombre es Liam Payne, tengo 19 años y ese anciano que ves por allí—señaló al anciano que estaba en la puerta— Es mi abuelo Casel—concluyó.
—¿En dónde estoy?—pregunté sentándome en el colchón.
—¿No sabes donde estas?—preguntó el abuelo Casel.
—Recuerdo haber estado de expedición en busca de hierbas y encontré una casucha, a la cual entré y de la nada mi collar, el pentágono…—comencé a recordar todos esos momentos—¡Todo brillaba! Y desperté aquí, en este pueblo, que definitivamente no es el bosque en el que estaba—le dije rápido mientras mi corazón latía velozmente asaltado por los recuerdos. Ese hombre de ojos azules, ¿dónde estaría?
—¿Quieres decir que no eres de aquí?—balbuceó sorprendido Liam.
Negué con la cabeza. Él miró de inmediato a su abuelo que me miraba con una cara de sorpresa absoluta.
—¿Eres de la Tierra?—me preguntó Liam.
—Pues claro, ¿acaso me ves cara de alienígena?—le pregunté ofendida.
—¡La leyenda!—exclamó Casel acercándose a mí y tomando mi mano como si yo fuese un tipo de santo o dios.
—¿De qué está hablando?—pregunté atónita ante su reacción.
—Según la leyenda, después de la sacerdotisa Claire Lepierre, vendría la hija de la Tierra al mundo más conocido como “El mundo entre la Tierra y el Infierno” a sellar a los demonios y devolverle la luz al pueblo—dijo Liam explicándome la leyenda de la que hablaba su abuelo. Pero yo, no le creí nada. ¡Era imposible!
—¿Me permites ver tu collar?—me preguntó el anciano acercando su mano a la cadenita que llevaba en mi cuello.
Yo asentí con la cabeza y dejé que tomara entre sus manos mi colgante en forma de corazón.
—Es el colgante de Claire—dijo ahogadamente, impactado ante lo que veía.
—¿De qué está hablando?—volví a preguntar.
—Yo conozco mejor la leyenda que mi nieto—lo miró acusadoramente y luego se volvió hacia mí para contarme:—Hace ya cincuenta años nació una jovencita cuyo nombre era Claire Lepierre. Su familia había muerto presa de estos demonios que tú misma viste. Ella se crió con una sacerdotisa y fue ella quien comenzó a enseñarle esa disciplina a Claire. Cuando la muchacha tenía 31 años desapareció y no volvió durante un año y unos meses. Pero, cuando volvió, hizo todo su empeño para encerrar a estas criaturas de la oscuridad en el infierno y así no pudieran regresar a este mundo. Pero, esa noche la sacerdotisa Claire murió, pero dejo una nota que decía la leyenda—me dijo. Era una historia realmente emocionante, pero con mucha ficción a mi parecer.
—¿Qué decía la leyenda?—le pregunté.
—"Una hija de la Tierra volverá en busca de la luz y la paz. Pero, no luchará sola… Un oscuro guardián la protegerá pese a su origen. Luz y oscuridad lucharan por el futuro del pueblo, dándoles la tranquilidad y paz que tanto ansiaban los pueblerinos"—lo dijo como si estuviera leyendo. Realmente de a poco iba creyendo esta historia y me causaba estremecimiento pensar que yo era la hija de la Tierra y la que llevaba el collar de esta mujer.
—¡Espera un momento!—comencé a recordar y a capacitar—Este collar es de mi madre biológica, yo fui adoptada, pero naci en la Tierra—intente librarme de la responsabilidad que me estaban dando de conceder la leyenda.
—Llevas su collar, eres la elegida—dijo Liam tomando mi otra mano.
—¡Deténganse un segundo!—levante mis manos con ira y lo único que logra fue chillar de dolor por mi codo.
Liam se apresuró en tomar mi brazo y secar la sangre que comenzaba a escurrir por mi brazo.
—¡Arde!—grité.
—Es un desinfectante—dijo el abuelo.
Así pasaron las horas y no fueron muy buenas para serles sincera. Me sentía más desorientada que nunca, estaba confundida y con miedo a este mundo. Para más, he tenido que permanecer acostada ya que mi herida del brazo se abrió y Liam con Casel esperan que me recupere. Casel, el abuelo, está totalmente seguro que yo soy la elegida. Me dijo que mi collar solo lo podían usar las elegidas e hicimos la prueba de ponérselo a él y para mi sorpresa fue que ni podía acercarlo, era como si el colgante se alejara de su cuerpo.
—Te dije que el colgante te pertenecía solo a ti, cariño—me abrochó la cadenita a mi cuello y luego puso su mano en mi hombro para que me volteara hacia él—Sé que debes sentirte extraña aquí y te aconsejo que duermas—después de decirme eso acomodo la almohada de la cama en la que estaba sentada.
—Lo hare, muchas gracias—le sonreí.
Me acomodé en la cama y reposé mi cabeza en la almohada. Mientras que estaba acostada, pensaba en todo esto que estaba ocurriendo. Pero, no pude sacarme de la cabeza a ese muchacho de ojos azules.
Con su imagen en mi cabeza, me sentí caer en los acogedores brazos del dios del sueño, Morfeo.
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Light vs. Darkness © ✓
FanficHay un mundo que separa a la Tierra y al Infierno, llamado Inframundo. Donde las criaturas más espantosas existen, donde no existe la paz y donde todas nuestras pesadillas pueden hacerse realidad. Pero, existe una leyenda.. "Una hija de la Tierra vo...