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19. Claire Le Pierre

19. Claire Le Pierre

Me senté en el colchón y acepté que me sirvieran un vaso de jugo de manzana, que habían hecho hace unas horas. Liam me lo entregó y se sentó a mi lado, también con un vaso de jugo en sus manos.

—¿Cómo has estado?—le pregunté intentando mantener un momento agradable y así no molestar a Louis con mis emociones.

—¿Te refieres a después que casi me matas?—se rió. ¿Cómo podía darle risa algo así? Por poco lo mato. Yo asentí con la cabeza.

—Pues fue extraño, estuve un par de días débil. Pero, a un par de horas pude ponerme de pie, así que no fue nada tan espeluznante—me tranquilizó.

—Que bien—respondí cortante.

—¿Y tú?—me sorprendió su pregunta tras unos segundos de un incomodo silencio. Lo miré y sus ojos estaban fijos en los míos.

En aquel instante sentí celos, ¿Celos?

¡Louis!

Comencé a reírme nerviosamente, Louis estaba celoso, quizás por lo que sentí al ver a Liam a los ojos.

—¿Qué es gracioso?—me preguntó algo irritado por mi actitud.

—Disculpa, no es nada—le sonreí y luego, respondí su pregunta:—He estado bastante bien, Louis me cuida mucho y por lo menos ya no tengo a este estúpido demonio en mi interior—sonreí complacida ante lo que ha hecho Louis.

Estuve conversando unos minutos con Liam, era mucho más agradable conversar que sentirme prisionera de estos dos tipos.

De un segundo a otro, mi cuerpo se irguió de dolor, continuo de una sensación terrible de malestar, miedo y dolor.

Louis...

Mi respiración se hizo irregular y costosa, me dolía el pecho y el corazón. ¡Algo le estaba pasando a Louis!

Liam rodeó mi espalda con un brazo y fijó su mirada en mí, de una manera preocupada y atenta.

—¿Qué sucede, Rose? ¿Te encuentras bien?—preguntó en una milésima de segundo.

Entendía su preocupación, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera Louis.

—Liam, debo irme—dije ahogadamente apenas me puse de pie.

—No puedes irte, no te dejaré—me advirtió poniéndose de pie también.

—No necesito que me dejes, yo puedo hacerlo por mí misma—dije esto y al instante me di media vuelta y corrí hacia la puerta. Pero, cuando estaba por abrirla una mano fría tomó del brazo y me jaló hacia su lugar. Lo miré y noté que era el anciano.

Nuevamente volví a sentir dolor y desesperación, ¿Qué le estaba pasando a Louis?

—Necesito irme—le rogué al anciano desesperada.

—No—me dijo con rudeza.

—No dejaremos que te vayas—salió Liam de la otra habitación con el arco con flechas listo para atacar. ¿Atacarme a mí?

—Se los estoy pidiendo, necesito hacerlo—les dije a ambos.

—No volverás con ese vampiro—dijo Liam a la vez que disparaba una de sus flechas y paso tan cerca de mí, que hasta pude sentir la brisa de viento cuando pasó a la altura de mi cuello—Para que veas que no temo en disparaste si piensas salir por esa puerta—quería matarlo, ¿Cómo podía ser tan cruel y egoísta?

—Prefiero morir que quedarme aquí contigo—le grité furiosa a la vez que giraba la perilla de la puerta y me decidía a irme de ahí.

Antes de salir, me volteé hacia Liam y vi, como en cámara lenta, una flecha venia en mi dirección. Había disparado.

No podía moverme, me había quedado en shock.

—¡Liam!—gritó su abuelo reprochándolo.

Cuando la flecha estaba a centímetros de mí, todo se congeló y me encandilé al ver un resplandor aparecer frente a mí.

—Rosalie—escuché una voz femenina, dulce y silenciosa, llamándome.

Instintivamente comencé a acercarme al resplandor, a la vez que comenzaba a divisar una figura esbelta de una mujer a unos metros.

—¿Claire?—pregunté y vi como en su rostro se dibujaba una sonrisa blanca como la nieve, acompañada de una suave y delicada risita.

—Así es. No tengas miedo—dijo al mismo momento que dio un paso hacia mí.

Era preciosa, sus ojos azules como el mar, los labios carnosos de un suave tono rosado, su tez era clara y pareja, sin ninguna sola peca o lunar, parecía una muñeca de porcelana. Su cabellera era del color de la miel, con unas ondas que le llegaban a la cintura y llevaba una flor blanca recogiendo la mitad del cabello en su lado izquierdo.

—¿Qué es esto?—le pregunté cuando termine de examinarla.

—Era hora de intervenir, o te hubiera matado ese muchacho—dijo a la vez que movía tan delicadamente su brazo y la luz desapareció a su lado derecho y dejó ver la imagen congelada de Liam disparando y el anciano gritándole. Pero, en este momento no me interesaba que él quisiese matarme, tenía otras muchas inquietudes que solo Claire podría solucionar.

—Claire, ¿por qué soy tu elegida?—pregunté con un nudo en el estomago. Era el momento de responder las muchas dudas que tenia.

—Rose...—se puso nerviosa.

—¿Soy tu hija?—me atreví a preguntarle.

Y ella asintió con la cabeza y mantuvo su vista en el suelo. Yo tarde unos segundos en procesar la respuesta.

¡Era mi madre biológica!

Deje que la adrenalina me dominara y me abalancé sobre ella en un tierno y desesperado abrazo.

—Lo siento mucho, Rosalie—su voz afligida me apretó el corazón.

—No lo sientas—le dije sin dejar de abrazarla.

—Hija, prometo contarte como fue todo, pero necesito que vayas a socorrer a Louis y a Harry—¡Verdad! Tenía que ir con ellos, debía ayudarlos, a Louis le estaba ocurriendo algo, sabía gracias al collar.

—¿Dónde puedo encontrarlos?—le pregunté a Claire.

—Usa tu collar, ese collar tiene mucho más poder de lo que te imaginas, pero debes comprobarlo por ti misma—me dijo a la vez que besaba mi mejilla—Di mi nombre sosteniendo el collar entre tus manos y volveré, no siempre podré, pero lo intentaré—comenzó a desaparecer frente a mis ojos.

—Gracias—dije y antes que terminara su hechizo, salí de la casa y corrí unos metros para alejarme de la vista de ambos hombres. Me senté detrás de un arbusto y miré el colgante. ¿Cómo podría saber donde esta Louis?

Las emociones estaban a flor de piel, sentía su desesperación, su miedo y su tristeza.

Louis sintió celos, aaaw.

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