3. ¿Dónde estoy?

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3. ¿Dónde estoy?

Cuando desperté me di cuenta que se había hecho de noche y yo seguía en este lugar. Tenía que volver a mi hogar. Miré a mi alrededor y vi nuevamente este extraño lugar. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza. Pero, era totalmente fantasioso lo que vi. Lo más probable es que me había caído uno de los libros, que yacían en el suelo, en mi cabeza y por eso había visto tantas alucinaciones.

Me puse de pie con rapidez. Para serles sincera, me daba pánico pasar la noche en la mitad del bosque después de todas estas alucinaciones. De todas formas, preferí salir de aquí, por lo que me fui directo hacia la puerta. Pero, al abrirla me llevé una gran sorpresa.

El suelo que debía ser de tierra, ahora era de concreto. El lugar que debía estar repleto de arboles, ahora estaba repleto de casas antiguas. ¡Este no era el bosque, era un pueblo! ¿Qué diablos hacia yo aquí?

—¿Hay alguien aquí?—pregunté en voz alta mirando los 360º a mi alrededor.

Como no me contesto nadie, comencé a caminar sin rumbo alguno. Mientras caminaba, algo me toco el hombro. Me volteé esperando ver a otra persona. Pero, para mi sorpresa y miedo, ¡Era un monstruo!

Era una criatura totalmente extraña que media alrededor de tres metros. Su cuerpo era similar al de una serpiente, pero tenía también brazos y rostro de una humana.

Con su cola me rodeó las piernas y torso, inmovilizándome por completo. Yo aun estaba en shock ante tal evento, jamás había visto algo similar a esto y era totalmente sacado de leyendas e historias totalmente míticas. ¡Esto debe ser un sueño!

Poco a poco, fui dándome cuenta que era imposible que fuese un sueño. Jamás un sueño me había causado tanto dolor físico.

—¡Suéltame!—logré exclamar ahogadamente. El monstruo estaba apretando mi pecho, lo que dificultaba mi respiración y mi hablar.

La serpiente aumento la fuerza y no pude evitar gritar de dolor. De pronto, mis pies se despegaron del suelo. La mujer serpiente me había alzado en el aire un par de metros. La fuerza que ejercía sobre mi cuerpo se me hacia insostenible e insoportable. Mi respiración era costosa, mis forcejeos eran inútiles y mis fuerzas se debilitaban.

Cuando yo ya no podía más, cuando estaba a punto de caer inconsciente, la mujer serpiente acerco su rostro hacia mi cuerpo. Sentí ganas de vomitar al divisar su lengua alargada acercándose a mi rostro, hasta tocar mi mejilla y lengüetear todo el sector derecho de mi rostro. Fue extraño, al retirar su lengua me sentí débil, como si hubiese robado parte de mi energía y vida.

—Ayuda—logré decir a penas en un murmullo.

Pude percatarme que mi colgante de corazón comenzó a resplandecer como en mis alucinaciones. En ese momento, la mujer serpiente chilló de dolor, como si la hubiera herido.

—Vete al infierno, preciosa—dijo una voz en tono irónico. Era de parte de un hombre y que por cierto, tenía un tono tan varonil que me llegué a estremecer.

De un segundo a otro, la fuerza que ejercía la bestia sobre mí, se desvaneció. Resultado de eso, termine cayendo desde aquella altura hasta el suelo. Pero, para gracias de Dios, no caí en una superficie dura, siendo que el suelo era de concreto. Curiosa, giré mi cabeza y para mi sorpresa me encontré con un rostro masculino a centímetros del mío. Pese a la oscuridad de aquella noche, pude contemplar un claro tono azulino en sus ojos.

De repente sus bellos ojos que me miraban con algo similar a 'dulzura', se pusieron blancos mostrando fastidio. En aquel momento, sus brazos me soltaron y esta vez sí caí en el duro suelo. Chillé de dolor al golpearme el codo del brazo izquierdo, seguido por mi espalda.

—¡Váyanse de aquí malditos demonios!—gritó una voz proveniente de un hombre que acababa de hacerse presente.

Me volteé hacia el hombre que me había salvado la vida y vi como el borde de sus ojos tomaban un color rojizo y como exhibía una dentadura blanca preciosa pero amenazante.

—No te servirá de nada, tenemos verbena—dijo otra voz masculina. Me volteé intrigada hacia las voces y vi a un anciano junto a un hombre de más o menos 20. Pero, lo que más llamo mi atención fueron sus vestimentas, muy parecidas a unas túnicas. Me causo gracia, pero no era el momento de reírse.

 Una risa tan sínica me hizo voltearme nuevamente hacia mi salvador y pude verlo caminar hacia ambos hombres. Se veía tan amenazador que tenía ganas de pararme y detenerlo. Pero, al intentar moverme, mi cuerpo recibió una gran punzada de dolor que me hizo chillar de dolor.

 — Por favor, ayúdenme  — pedí en un tono suplicante y a la vez ahogado.

 Jamás me imagine, que al abrir y cerrar de ojos, el muchacho de ojos azules que había salvado mi vida se acercara a mí y me mirara con curiosidad.

 — ¿Qué eres tú? — me preguntó mirándome con unos ojos intrigados.

— ¿Cómo que soy? — le pregunte quejándome.

— ¿Eres una ninfa, una bruja, qué eres? — me preguntó nuevamente.

— Humana —  le contesté con un tono burlón, pero que fue ahogado por una exclamación de dolor al sentir una presión en mi codo.

— Fractura… —  ahora él chico parecía interesado por mi estado. Después que por él caí al suelo.

— ¿Cómo lo  sab…—  iba a preguntarle cuando me quedé perpleja viendo como con sus dientes lograba romper la manga de mi remera para dejar al descubierto mi brazo.

— Y una fractura expuesta — no pareció prestarme atención, solo se interesaba en ver mi brazo dañado.

—  ¡Aléjate de  la muchacha o te tiraremos elixir de verbena!  —  se me había olvidado por completo que habían otros dos hombres en aquel lugar.

—  Si tuviera deseos de beber su sangre ya lo hubiera hecho —  dijo mientras tomaba mi brazo y lo miraba con cuidado. El significado de sus palabras me dejó inmóvil, sentía miedo pero no tanto.

—  ¿Qué quieres decir con beb…—  mis palabras que comenzaron a temblar terminaron en enmudecerse en mi boca. Mientras que mis ojos comenzaban a cerrarse involuntariamente. Estaba demasiado mareada, exhausta e impactada con todo esto.

Light vs. Darkness © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora