13. Presa del Demonio

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13. Presa del Demonio

Ya habían pasado diez días desde que estaba en este mundo y poco a poco me iba acostumbrando a estar aquí. En el pueblo soy muy querida por ser la sucesora de Claire y eso me hace feliz, por primera vez me estaba sintiendo parte de algo, parte de una comunidad.

Liam últimamente se ha transformado en una persona muy especial para mí. Me ha protegido de una manera excepcional y muy dulce. Junto a él he compartido momentos preciosos, de esos que quedan grabados en el corazón.

—¿Por qué no te sientas?—lo miré y sonreí al ver su cara de confusión.

Liam me llevó esa mañana a la colina a pasear y así salir de la rutina del día a día. La verdad me encantaba pasar tiempo con él, era todo tan mágico y dulce. Por unos segundos, lograba volver a la normalidad, imaginar que nada había cambiado en estos últimos diez días, que aun seguía en mi mundo.

—Porque me gusta estar de pie—me hice la rebelde y no pude evitar reírme ante su expresión.

—Si como no—dijo irónicamente mientras extendía su brazo hacia mi dirección. Yo dejé que sus dedos se entrelazaran con los míos—Me encanta como se siente esto—murmuró mirando nuestra manos unidas.

—A mí también me agrada—comenté avergonzada y pasé de mirar nuestras manos a mirar sus marrones ojos.

Liam tiró de mi brazo con la fuerza adecuada para hacerme perder el equilibro y caer sobre él. Me sonrojé al ver el rostro de él a centímetros del mío.

—Esto es trampa—refunfuñé escondiendo mi cabeza en su cuello y aproveché de coquetearle un poco, proporcionándole suaves y seductoras mordidas en su cuello.

—Mi vampira—besó mi nuca en gesto tierno. Pero había cometido un error en decir aquella frase.

Louis.

Me separé de Liam y me puse de pie con rapidez sin mirarlo.

—¿Qué hice mal?—me preguntó a la vez que se ponía de pie para seguirme, lo cual no tardó en hacerlo.

—No hiciste nada mal—le respondí volteándome hacia él—Soy yo, Liam. No tú—añadí mientras me volteaba nuevamente hacia el regreso a casa.

—No te vayas—tomó mi mano y tiró de ella para frenarme. Pero, yo tiré de esta con brusquedad y me solté.

—Quiero irme, Liam—le dije sin ni siquiera mirarlo.

Ante mi respuesta, él guardó silencio dejándome marchar. Yo sabía que esto a él le dolía y se confundía aun más que yo. Pero, no podía seguir aguantando estar con él mientras por mi mente aun rondaba Louis.

—¿Recordaste a ese chupasangre?—su pregunta me estremeció. Me detuve en seco y me giré para verlo—¿Es esa la razón por la que escapas?—preguntó en un tono molesto.

—No es eso—dije tímidamente ante su acusación.

—Si es eso, te conozco—se acercaba a mí a paso lento.

Cuando estuvo frente a mí, su mano se dirigió a mi rostro, donde se posó en mi mejilla con suavidad, proporcionándome suaves y tiernas caricias.

—¿Cuándo vas a olvidarte de ese vampiro?—me preguntó tiernamente mirándome a los ojos.

—Eso intento—le respondí bajando mi cabeza hacia su pecho, donde me escondí de su mirada.

—Puedo esperarte, pero no huyas de mí—me pidió mientras uno de sus brazos rodeo mi espalda y el otro acunó mi cabeza. Era la primera vez que me sentía tan querida en los brazos de alguien.

'Podría ser Louis él que me abrazara así', pensé mientras me aferraba con más fuerzas al cuerpo de Liam ante mi fantasía.

—Tranquila, te prometo que te hare olvidar a ese estúpido demonio y podremos formar una familia y amarnos—sus palabras me asustaron. Familia, amor, ¿Era eso lo que quería para un futuro cercano?

La verdad jamás se me había pasado por la cabeza que tuviera que formar una familia y vivir para siempre aquí. Yo quería volver, no quería pasar toda mi vida en este lugar. ¿Por qué tuve que ser yo la elegida? ¿Por qué me condenaron a esta situación tan odiosa?

En ese momento sentí una maldad, un odio brotar desde lo más profundo de mí, que poco a poco iba tomando más territorio en mi interior.

De un segundo a otro, pasó lo que hace en días no me ocurría, mi cuerpo otra vez cayó preso del demonio. Todo este cedió a su control, mientras que yo intentaba volver a recuperarlo como fuera. Pero, no podía. Era una impotencia tan grande la que me estaba dominando.

Todo lo que me había tocado vivir estos diez días se estaban manifestando en mi interior y al parecer, a mayor odio, más control tenía el demonio sobre mí.

—¿Familia?—el demonio logró tomar en control de mi voz, a la vez que se soltaba del cuerpo de Liam y daba un paso atrás.

—Solo si tú quieres—dijo avergonzado, con un color rojizo en sus mejillas.

—¿Tú crees que yo te quiero a ti?—reí, o más bien, rió burlonamente.

—¿Tu quieres decir que...

—¡Qué no me gustas!—lo interrumpí acercándome hacia él y tomando el cuello de su camisa para acercarlo más a mí—Me fascina poder utilizarte—mi mano descendió desde su rostro, hasta su cuello. Por alguna extraña razón, Liam no se movía, había quedado en un extraño trance ante mi voz—La energía que liberas cada vez que estas cerca de mí, ese odio que le tienes al vampiro, todo eso me sirve—¡No, por favor no! ¡Su energía, no!

Pero era muy tarde, el demonio se acercó a su rostro donde besó su mejilla y a cosas de segundos paso su lengua en todo está. Pude percatarme como su cuerpo si iba debilitando con rapidez en mis brazos. ¡Lo iba a matar si seguía así!

—"¡Cállate!"—dijo dentro de mi aquella voz que escuché en casa de Louis, la voz de ese demonio, en mi conciencia.

—¡No lo mates!"—grité.

—"Él te separó de tu guardián..."—era cierto, él me había hecho alejar de Louis—"Acaso, ¿No odiaste cuando impuso esa condición?"—Liam me había alejado de la persona que estaba a conectada a mi, de la razón por la que estaba aquí, me alejó de mi anhelo, de Louis—"¿Ves que él debe morir?"—sí, debe morir, debe morirse.

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