Mentiras Piadosas

CAPÍTULO 37

Legué a casa, y subí a mi habitación corriendo, cerré la puerta con llave y comencé a destruir todo aquello que se interponía en mi camino.
-¿por qué?- grité en la soledad de mi habitación. ¡Solo quiero morir!. Un terrible dolor no tan solo anímico sino corporal se apoderaba de mi débil cuerpo, mis piernas parecían desvanecerse obligándome a caer al suelo de mi habitación. Mis lagrimas comenzaban a doler cada vez que salían de mis ojos, frío y vacío comenzaron a apoderarse de mi cuerpo como si estuviera muriendo. Describir el dolor es algo imposible. No hay herida más grave que la de un amor, y vaya que me han herido en esta maldita vida. No creo que pueda soportar el dolor que estoy sintiendo. No puedo terminar de comprender que el chico al que amo haya acabado con alguien a quien amaba tanto. Solo queda por preguntar ¿por qué quiero continuar viviendo?, es este momento no encuentro ningún motivo y no creo que lo encuentre, pues ya estoy muriendo.
En ocaciones sentía odio por confiar en Matt, por entregarle lo mas importante de mi, me odio a mi misma por amarlo y lo odio a él por dañarme como nunca nadie me ha dañado nunca.
Continuaba rompiendo objetos de mi habitación, solo para desquitar el odio que siento por dentro.
Odio mi cabello, odio mi ropa, odio mi cuerpo, me odio tanto.
Comencé a romper mi ropa con fuerza y dejando marcas de irritación en mi maldita piel, pero ese dolor no se compara al que estoy sintiendo. Encontré una tijeras y comencé a cortar mi cabello. ¡Dejaré de ser esta farsa, me vale mierda lo que los demás hagan conmigo, me vale mierda vivir!.
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Cada minuto que pasaba me sentía mas dolorida. La noche hoy luce más oscura que de costumbre, pero solo debo percibirla así. Siento que me estoy hundiendo en un pozo del que no podré salir, y espero no hacerlo, no se como seguirá mi vida, no sé qué haré sin el idiota de Matt maldito imbécil ¿como pudo hacerme esto?. Pensar en Matt es mas doloroso que tragar cuchillos. La noche avanzó y permanecí en mi habitación completamente inmóvil tirada en el suelo con mi cabello corto, mi ropa rasgada y todo destruido.
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El sol comenzaba a aparecer y yo permanecía despierta sin moverme de mi lugar. ¡Es imposible moverme de aquí!, siento que si me muevo me partiré en mil pedazos. ¡Solo quiero quedarme aquí hasta que mi cuerpo ya no funcione!.
Alguien llamó a la puerta pero no contesté. Siguió insistiendo.
-¿si?- dije haciendo todo mi esfuerzo para articular palabras.
-¡Ally soy Clara!, ¿te encuentras bien cariño?- dijo del otro lado de la puerta.
-¡si!, ¡vete!- mi voz fue apenas un sollozo.
-¡de acuerdo cariño!- dijo y oí como se alejaba por el pasillo.
Me erguí aun sentada en el suelo y tomé las tijeras que se encontraban a mi lado, las dispuse sobre mi brazo. ¡Quiero acabar con toda esta maldita mierda!, ¡no quiero sufrir más!. Comencé deslizar las tijeras, pero soy demasiado cobarde como para acabar con mi vida. ¡Solo quiero acabar con esto!, ¡estoy perdida y sola en este maldito mundo!.
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Luego de tres días en el suelo de mi habitación llorando ya mi cuerpo comenzaba a manifestar la falta de alimento. ¡Por fin!. La noche es mas fría aquí en el suelo, pero es ahora que puedo darme cuenta que Matt era en único que estaba conmigo. Lo extraño tanto y estoy muriendo de ganas de verlo, pero también moriré si lo veo. Jamás he estado tan perdida, tan olvidada.
Llamaron a la puerta pero no pude contestar, estoy muy débil prácticamente no puedo respirar. Sentí pasos apresurados por el pasillos hasta que no pude oírlos.
Permanecí en mi lugar.
Los pasos volvieron a oírse y abrieron la cerradura de mi habitación, era Clara. Corrió hacia mi y me tomó entre sus brazos con desesperación.
-¡Ally mi niña! ¿Que tienes?- la desesperación de su voz era mas que notoria.
-¡nada!- dije en un sollozo muy despacio. Apenas pudiendo hablar.
Clara me cargó con facilidad en sus brazos y me sacó de mi habitación. Llevándome a la sala.
Me recostó en el sofá y quitó el cabello de mi rostro secando mis lágrimas. Mi miró la ropa toda rota y el cabello cortado.
-¿que sucede Ally?, ¿qué te sucedió?- preguntó con aflicción. Pero no puedo articular un movimiento, estoy completamente paralizada y siento frío. ¿Por qué Matt tuvo que matar a mi padre?, ¿por qué tengo que amarlo? Han pasado apenas mas de tres días y siento que han pasado miles de años desde que no veo a Matt. Pero mi corazón solo quiere morir, es lo que mas deseo, no quiero continuar con esto no podré perdonar a Matt por acabar con mi padre y eso me parte aún más mi ya casi inexistente corazón.
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La ambulancia que Clara llamó llegó de inmediato y dos paramédicos me cargaron a una camilla. ¡Nuevamente esto, nuevamente un hospital!, ¡me vale mierda!.
Colocaron suero y comenzaron a examinarme mientras anotaba todo aquello que veían.
Me subieron a la ambulancia y me llevaron al hospital.
En menos de cinco minutos ya me encontraba en una de esas habitaciones blancas y aburridas. Apareció una enfermera de esas que te asustan de cabello pelirrojo, preparó una serie de agujas y líquidos raros. Sin previo aviso inyectó una aguja tras otra. Pero no tengo fuerzas ni para quejarme por el fuerte dolor. Tomó mi temperatura y examinó mi boca y mi pulso. ¡Esto es una exageración solo pase tres días sin comer!.
-¡estás deshidratada niña!, ¡y presentas algunos signos de anemia!, ¡haré un examen de sangre!- dijo tomando mi brazo y de un pinchazo rápido la aguja ya se encontraba dentro de mi brazo. Terminó su trabajo y se fue, yo solo me quedé observando el techo sin dejar de pensar en todo el dolor que siento.