Capítulo 16.

8.2K 425 5
                                    

Santorini, Grecia.

Esto es más de lo que alguna vez he deseado. Todo lo que he visto desde que he llegado han sido puras perfecciones, esto es el paraíso. Estamos en el mar, para ser más específica en un yate sumamente grande y espacioso para mi hombre y yo hacer lo que queramos. El agua es mucho más clara, de un azul verdoso que me encanta y desde que Justin me dijo que pasaríamos nuestra primera noche en Grecia en este barco, chillé de la emoción como una adolescente con las hormonas alborotadas.

El sol está en la punta del cielo y brilla como nunca. Varios yates se encuentran en la playa, y desde lejos puedo ver a los amados Griegos disfrutar de las aguas.
Justin tenía su pantalón de baño puesto mientras dejaba mucho a la imaginación con su pecho descubierto. No es que no haya nada que ya no haya visto, pero nunca me acostumbraré, lo amo demasiado. Mi traje de baño consta de dos partes sumamente pequeñas y diminutas que Justin no me reclamó al verme porque estábamos en un yate muy lejos de la civilización. Es negro y muy sexy, por eso lo compré, además que tenía la voz de Litzie a cada momento recordándome que "Nada de comprar cosas que utilizarían las monjas", ya saben a lo que me refiero. Salí a la cubierta y me senté en el sofá enorme que tenía tomando una copa de jugo de manzana. Si, jugo de manzana, mi hombre no me deja tocar el alcohol y tampoco es algo que vaya a hacer, por Dios, estoy embarazada y lo sé me trata como una neurótica.

Lo observo de donde estoy y lo veo guiar el yate despacio por el agua. Se ve tan relajado, tan feliz, tan sereno, que me causan ganas de ir y arrastrarlo a la habitación que contiene el yate y hacer con él muchas otras cosas que no es apta para todo público. Reí para mí misma por mis pensamientos. ¡Por Dios, me he escuchado como Litzie! Esto es malo. Justin dejó lo que estaba haciendo y caminó hacia mí robándome un beso antes de sentarse a mi lado con su copa de champagne. Tomó un sorbo y acercó su rostro lo bastante al mío.

—Brindemos. —Dice con una sonrisa que brilla al igual que el sol el día de hoy.

Coloqué mi copa llena de jugo de manzana frente a nosotros.

—¿Por qué brindamos?

Puso cara de pensativo causándome más amor por este hombre. ¿Es que es posible que se vea atractivo en todo?

—Brindemos por nuestro matrimonio, por nuestro bebé, por nuestra felicidad, y por esta luna de miel que promete mucho. —Dijo bailando las cejas con perversión.

Reí chocando ambas copas y tomando del líquido que parece champagne pero no lo es.

—¿Así que promete mucho ah?—Decidí seguirle el juego.

—¿Quiere usted averiguarlo, Señora McBroom?—Se acercó peligrosamente a mí.

Acerqué mi rostro al de él provocándolo de igual manera.

—Me encantaría, pero tengo calor y quiero nadar. —Sonreí cuando lo vi morderse el labio.

—Podemos nadar, en nuestra cama. — Compartió en un susurro demasiado tentador.

Me puse de pie y lo miré divertida.

—Eres un romántico de lo peor. —Reí. —De verdad amor, quiero sumergirme en el mar, contigo.

Justin se puso de pie y se acercó a mi abrazándome por la cintura.

—Hacer el amor primero, nadar después.

Ámame Hoy y Siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora