Capítulo 24.

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Si soy sincera no quería llegar al departamento. Sabía que Justin me reclamaría y se enojaría más de lo que ya está, pero si no llego puede ser peor. Lo que no entiendo es como fue que se enteró, Jessica es muy buena amiga y todo, pero a la hora de las verdades se pone verdaderamente nerviosa y termina diciendo lo que no debe.

Entré al edificio y marqué el número de piso. Cuando las puertas se abrieron, caminé hacia la puerta del departamento y la abrí con esfuerzo. Justin estaba dando vueltas en el living de un lado a otro, y cuando sintió mi presencia clavó su mirada en mí, una mirada llena de rabia.

—¿Ya terminaste con tu pequeña reunión?—Soltó de golpe con la voz destilando odio.

Suspiré dejando las llaves en la pequeña mesa de centro.

—Justin...

—No puedo creer que me hayas mentido en la cara. ¡A mí Debby! ¡Yo que soy tu esposo!

—Déjame explicarte, por favor.

Negó rápidamente.

—¿Qué tienes para decirme? ¿Más mentiras?—Bramó con la voz grave.

Me he metido en un buen lío.

—Reconozco que te mentí, pero sabía que no me dejarías ir si te lo decía.—Insistí nerviosa.

—¡Pues que sabia eres Debby! ¡Por supuesto que no te hubiera dejado salir!—Gritó exaltándome.

—¡Deja de gritarme!—Lancé yo ahora.

Justin me miró y vio que estaba un poco exaltada. Su semblante cambió y dejó caer los hombros suavemente. ¡Claro, no puedo perder el control porque sus hijos están dentro de mi!

—Lo siento, no quería que...

—¿Qué se me subiera la presión no? Porque solo te importan tus hijos.

Si, es algo inmaduro y egoísta de mi parte decir eso, pero ahora también estoy enojada. Justin me miró verdaderamente confundido y sorprendido a la vez.

—¡Claro que me importan mis hijos, pero también me importas tú! ¿O por qué crees que estoy tan furioso que te hayas ido a hablar con semejante basura?

¡Santo Dios!

—Entiéndeme Justin, ella necesitaba hablar conmigo y pues yo tenía muchas preguntas y...—Ya no tenía argumentos.

—¿Qué clase de preguntas? No necesitas nada de Wendy, ella no ha hecho más que jodernos desde que volvió.

El color miel de sus ojos estaba oscurecido, ese brillo especial había desaparecido.

—Desde que me ayudó a llegar al hospital el otro día, he querido darle el beneficio de la duda.—Me
Encogí de hombros.—Salvó la vida de nuestros hijos y debía pagarle al menos escuchándola.

—¡No, que va!—Bufó molesto sacando todo el aire de sus pulmones.—Ella solo quiere enredarte para beneficiarse de alguna forma, no la conoces Debby, yo si, y es una serpiente venenosa.—Apretó la mandíbula fuertemente.

Fruncí el ceño.

—Una serpiente que fue tu novia durante mucho tiempo, ¿no?—Dije tratando de sacar valor.—Una serpiente a la cual amaste y sufriste como nada cuando te traicionó.

Justin estrujó sus manos en su rostro perdiendo la paciencia.

—Eso es pasado y lo sabes de sobra. Desde que te conocí no he hecho otra cosa que amarte con locura Debs, con todas las fuerzas de mi alma. He tenido que aguantarme que eras la novia de mi hermano por tres años, he tenido que sufrirlo solo y en silencio para no lastimar a mi hermano. Te he amado desde que te vi entrar por la puerta del departamento de Dylan esa noche, y si eso no es amor, ¿dime entonces que es?—Se quedó fijamente mirándome.—No puedes ni por un segundo comparar el amor que siento por ti, por el que una vez sentí por Wendy, son muy distintos.

Ámame Hoy y Siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora