Capítulo 10.

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Tenía que contarle a mis padres y a los chicos lo de mi embarazo, así que Justin se encargó de preparar una cena en mi casa, invitando a todos para darles la noticia. A mi madre la llamé antes y se lo conté. Al principio se quedó de piedra formando un silencio del otro lado de la línea, pero luego se emocionó tanto que no dejó de desearme lo mejor. Y quien lo iba a imaginar, mi madre y yo embarazadas al mismo tiempo.

Había ayudado a mi padre con lo que me había pedido y le había organizado una cena en mi departamento para Claudia. Hoy temprano lo acompañé a comprar el anillo y estaba muy nervioso, fue hasta bonito ver a mi padre de ese modo. Y para dejarle el camino libre a mi padre por el día de hoy en mi departamento, vine a hacerle una visita de cortesía a mi novio. Estábamos recostados en su cama, Justin me abrazaba por el estómago mientras mi cuerpo estaba encima del suyo. En ningún momento dejó de acariciar mi barriga todavía totalmente plana.

—¿Cómo lo tomó tu madre?—Me preguntó Justin con voz suave.

—Al principio tiró el grito al cielo, pero luego se puso muy contenta, lloró contra el teléfono emocionada porque sería abuela y porque además nuestra boda ya está a la vuelta de la esquina.

Justin sonrió besando dulcemente mi mejilla.

—¿Qué crees que sea?—Preguntó con la voz llena de alegría.

—¿Qué quieres tú que sea, niña o niño?

Se encogió de hombros.

—Con que sea un bebé sano es más que suficiente. —Se arrastró hasta la punta de la cama mirándome ahora a los ojos. —Pero si me preguntas de preferencia y esas cosas, quiero una nena.

Fruncí el ceño con una sonrisa.

—¿Una nena?

—Si. Te imaginas una niña con tus ojos, tu cabello así de largo y oscuro, tu mirada, una copia exacta de ti, sería la cosa más linda del mundo.

Reí despacio acariciando su mejilla. Escucharlo hablar así me llena de mucho más amor por este hombre.

—Yo prefiero que se parezca a ti, eres más guapo.

—Estoy de acuerdo. —Dijo estallando en carcajadas mientras besaba la palma de mi mano. —La llevaría a la escuela, le compraría todo lo que ella quisiera, le espantaría todos los mocosos que quieran acercarse a ella, porque eso si, no podrá tener novio hasta los veinticinco.

—¡Por supuesto que no! Eso es mucho tiempo Justin. —Reí como cosa loca.

—No me importa, no dejaré que ningún patán se aproveche de mi princesa.—Soltó con el rostro serio.

—Bueno, a mi me gustaría que fuera un niño. Así todo guapo como su padre.

Justin se acostó a mi lado mientras pensaba en lo que le decía.

—¿Te imaginas? Una copia mía en miniatura, eso sería asombroso. —Rió. —Le enseñaría a jugar futbol, le diera consejos para conquistar a sus amiguitas en la escuela, las madres de sus amiguitas me amarían y me...

—¿Y te qué Justin?—Pregunté levantando las cejas.

—Y me pedirían consejos para que sus esposos sean como yo.

Reí con su arrogancia.

—Eres increíble.

—Lo sé preciosa. —Me respondió guiñándome el ojo.

El celular de Justin se escuchó y viendo el identificador se dio cuenta de que era Sarah.

—Ponlo en spiker. —Le dije.

Ámame Hoy y Siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora