Capítulo 25.

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Sentía mucho frío y temblaba a causa de eso. Mi sueño era borroso y no podía entenderlo a la perfección, solo sé que Justin estaba en él, pero no entiendo lo que pasa.

Está bailando conmigo en medio de una calle desolada y oscura. Me sonreía y se movía al ritmo de la pequeña melodía, me abrazó y deposité mi cabeza en su hombro. Por la oscuridad de la noche apareció esa chica, Sophia. Venía vestida de blanco y le sonreía a Justin con seducción. Él me soltó y caminó con ella, alejándose de mi y perdiéndose en la oscuridad con esa chica.

Me había abandonado, a mí y a sus hijos, por ella.

Justin.

Sentí a Debby moverse y murmurar cosas mientras dormía. Me detuve a verla un segundo.

—No...no me dejes.—Murmuró en un grito ahogado.

Fruncí el ceño. ¿Con quien estará soñando?

Me acerqué a ella y la vi temblar. Encendí la pequeña luz de la lámpara.

—Debby, Debby nena.

Estaba sudando y cuando la toqué estaba caliente.

—Debby por Dios, estás ardiendo en fiebre.

Me levanté rápidamente de la cama y la tomé en brazos. ¿Cómo no me di cuenta antes?

Bajé las escaleras de la casa de mis padres totalmente desesperado. Eran las tres de la madrugada.

—¡Mamá, Papá!—Llamé mientras llegaba al living con Debby todavía delirando en sueños y con la calentura a mil.

Escuché una puerta abrirse y a mis padres salir.

—¿Qué ocurre hijo?—Preguntó mi madre ordenando su cabello.

—¿Qué le ocurre a Debby?—Preguntó mi padre al verme con Debs en los brazos.

—Está ardiendo en fiebre y necesito llevarla al hospital. ¡Por Dios está embarazada!—Grité desesperado.

—Jeremy corre por las llaves del auto.—Le gritó mi madre.

Yo salí con Debby fuera esperando a mi padre. Ella seguía diciendo cosas como "No me dejes", "Justin, te amo", y me partía el corazón no poder saber la horrible pesadilla que debe estar teniendo. Mi papá y mi mamá corrieron al auto y yo me senté en la parte de atrás con Debby en mi regazo mientras mi padre conducía rápidamente al hospital.

—¿Por qué te fuiste? No te vayas, no me dejes.

—Nena, tranquila, estoy aquí, no me iré a ningún lado.—Dije desesperado y preocupado al escucharla hablar.

La apreté a mi cuerpo y podía sentir el sudor y la calentura del suyo. Dios, está embarazada y por lo que veo la fiebre está muy alta. Mi padre estacionó en el estacionamiento del hospital y corrimos hacia arriba.

—Por favor, está embarazada y tiene una fiebre muy alta.—Grité por el pasillo hasta que un médico corrió hacia mí.

Unas enfermeras trajeron una camilla y depositaron a Debs ahí y se la llevaron a urgencias. Pasé desesperadamente mis manos por mi rostro totalmente desesperado.

Ámame Hoy y Siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora