Capítulo 19.

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Habíamos aterrizado en tierra americana a las tantas horas de la mañana. Mi padre había insistido en venir a buscarnos pero Justin se negó diciendo que el chofer de la empresa de su padre pasaría por nosotros.

—Llegaremos primero a nuestro departamento para dejar el equipaje y luego nos vamos a saludar a tu padre. —Me comunicó Justin cuando íbamos de camino.

—Pero pensé que nos quedaríamos en mi departamento.

Justin suspiró.

—¿No habíamos hablado ya de esto Debs? Necesitamos nuestra privacidad.

—Sí, lo sé pero es un cambio para mi y me gustaría que lo hiciéramos más lento.

Me miró incrédulo.

—¿Más lento?—Su ceño se frunció. —¿Me estás queriendo decir que para mudarnos juntos tenemos que tomárnoslo lento para pensarlo? ¡Por Dios, Debby, estamos casados! No somos unos críos que comienzan una relación.

Estaba enojado y me estaba gritando.

—Bebé, cálmate, no tienes que levantarme la voz, simplemente doy mi opinión de las cosas.

Rió irónicamente.

—Bien, hagamos algo. Me quedaré en mi departamento y el chofer te llevará a tu casa, así dejarás de quejarte y te dejaré hacer lo que se te antoje.

Ay no.

—Mi amor, por supuesto que no, no dormiré lejos de ti.

—¿Ahora lo piensas no? Pues mientras la idea de querer quedarte en tu departamento no salga de tu cabeza, así serán las cosas.

El auto se detuvo y Justin salió para ayudar al chofer a sacar sus maletas. Yo también salí para detenerlo.

—Apenas llegamos y ya estamos discutiendo. Mi amor por favor, no te enfades.

Justin tomó sus maletas y me miró con la mirada llena de decepción.

—Te amo Debby, y soy capaz de hacer lo que sea por ti, pero vivir con tu padre no es una opción para mí cuando tenemos mi departamento que ahora también es tuyo. — Suspiró. —Cuando cambies de opinión, sabes como llegar aquí.

Y sin ni siquiera darme un beso, tomó las maletas y entró al edificio sin mirar atrás. En cuanto llegué al departamento, Mark me ayudó con las maletas hasta mi piso.

—Hey. ¿Qué pasó con Jade? Los vi muy juntitos en mi boda. —Bailé las cejas coquetamente.

Mark se sonrojó al instante.

—Nada, señorita Debby, como cree. —Habló con la voz llena de nervios.

—Ay Mark no seas tan culto, invítala a salir, por ahí se empieza.

Mark rió y asintió, y se fue por el pasillo. Abrí la puerta y me encontré con mi padre y Claudia sentados viendo el televisor.

—¡Princesa!—Exclamó al verme corriendo hacia mí.

—¡Papá!—Lo abracé fuerte. —Que alegría me da verte de nuevo.

—Yo estoy feliz de que ya estés aquí, ven te ayudo con las maletas. —Dijo quitándomelas de las manos.

Mi padre subió las escaleras con mi equipaje y me senté en el sofá junto a Claudia.

—Que bueno verte Debby y mira que el viaje te hizo bien, has llegado más hermosa.

Sonreí.

—Gracias Clau, Grecia es lo máximo. — Sonreí. —¿Cómo van esos preparativos para la boda?

Ámame Hoy y Siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora