Capítulo 17.

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Hoy me he levantado con muchas ganas de explorar Grecia junto a mi amado esposo, y eso es exactamente lo que estamos haciendo. O más bien, lo que le obligué a hacer. Esta mañana el dormilón de mi marido no quería despertar y tampoco quería dejarme salir de la cama, pues la noche anterior nos habíamos divertido si así se le llama ahora. Pero no hay nada que mis encantos de mujer no puedan convencer. Le he rogado que quería ir de compras en esta bella ciudad y con gruñidos y quejidos se ha levantado de la cama y me ha sacado a explorar Santorini.

Hoy es nuestra última noche en el yate, luego, no sé a donde me lleva mi esposo. Las tiendas en Grecia son una pasada. Son increíbles y lo son aún más por que las visito con mi hombre favorito. Hemos caminado y disfrutado de este día. Cada cosa que veo me sorprende y me llena de emoción, no puedo creer que una ciudad tenga tanta hermosura para ella sola.

—Son preciosos. —Susurré al ver unos collares que les quedarían perfecto a las chicas.

—Escoge el que quieras, yo pago.—Se ofreció Justin con esa sonrisa de "Tengo todo el dinero del mundo."

Reí.

—Somos marido y mujer ahora, no todo tienes que comprármelo tu cariño. —Le sonreí despacio.

Justin carraspeó.

—Disculpa nena, pero que seamos marido y mujer no me quita el derecho de comprarte todo lo que yo quiera, así que ve acostumbrándote. —Me besó la mejilla dulcemente.

Observé las perlas unos segundos. Tres, solo necesitaba tres de estos para mis tres preferidas chicas.

—Me llevo tres de estos. —Dije escogiéndolos.

Justin se acercó al dependiente y platicó con él en griego. ¿Cómo es posible? Le pagó y envolvieron mi compra en un paquete. Comenzamos a caminar. Justin tomó mi mano y la besó dulcemente mientras continuábamos con nuestro paseo.

—¿Qué fue eso?—Pregunté sorprendida aún.

—¿Qué fue qué preciosa?—Preguntó como si nada.

—No me habías dicho que hablabas griego. —Me detuvo frente a él deteniéndole el paso.

Suspiró.

—No habló el idioma con fluidez, pero puedo manejarme en el un poco. —Me sonrió.

Reí negando con la cabeza.

—Eres una caja de sorpresas.

—Lo sé y soy tu esposo. —Me apretó a su cintura.

Acaricié su nariz juguetonamente.

—Y eso me hace muy feliz.

Sonrió y me tomó de la mano para seguir caminando.

—Bien, tengo una misión y es darle de comer a mi esposa y a mi hijo.

—Hmmm, me gusta la idea, muero de hambre.

Entramos a una cafetería super acogedora y muy elegante. Justin había pedido de almorzar y nos encontrábamos comiendo mientras conversábamos.

—¿Has sabido algo de Wendy?—Pregunté por obligación.

La verdad es que después que me enteré que había sido arrestada el día de mi boda, no he querido indagar ni saber más nada del tema, pero me come la curiosidad de lo que ha podido pasar con ella.

—Tu padre me ha dicho que aún está detenida. Ya lleva varios días allí, su caso no es nada fácil.

Asentí lentamente.  Tomé un sorbo de mi bebida y lo miré a los ojos.

Ámame Hoy y Siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora