Capítulo 14| La Camioneta Negra.

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~•Katy's Pov•~

El despertador suena. Abro los ojos y miro todo a mi alrededor. Estoy en una gran cama en una habitación simple y ordenada con paredes color azul y algunos cuadros en ellas. Me bajo de la cama y salgo por la puerta para pasar por un largo pasillo con muchas puertas.

A la izquierda hay una gran sala con muchos sillones y una televisión gigante colgada en la pared. También una mesa rodeada por aproximadamente doce sillas.

Sigo caminando y encuentro la que supongo que es la puerta principal. Salgo por ella y una playa se hace presente en mi vista.

Escucho unos ruidos raros. Parecen ser llantos, pero desgarradores. Con sólo escucharlos el aire me empieza a faltar y los ojos se me cristalizan para dejar salir una torrente de lágrimas. Literalmente.

Algo empuja a mis piernas a caminar hacia el espantoso sonido. Cada paso que doy saca un poco de aire de mis pulmones haciendo mi respiración acelerada a más no poder. Camino por la playa hacia el sonido perturbador con los pies descalzos y un vestido color violeta hasta los tobillos. Odio este color de mierda. Violeta puto.

Detrás de un árbol, una sombra se hace presente y me concentro en ella.

Alejo mi vista de la silueta oscura cuando siento algo viscoso sobre mis pies desnudos. Bajo mi vista a ellos encontrándomelos bañados en un líquido espeso y rojo. Sangre.

Mis pies se empiezan a hundir en una especie de sangre mucho mas espesa de lo común seguidos por mis piernas y mi torso. Me empiezo a desesperar y el aire se aleja más y más de mi cuerpo. Los gritos y llantos desgarradores se escuchan cada vez más cerca y se sienten como cuchillos por todo mi cuerpo.

Empiezo a toser y a inhalar todo el aire que me permiten mis órganos. Mi respiración es lo más desesperada que se podría imaginar soltando ruidos extraños. La sangre espesa ya me llega por la garganta y mis lágrimas caen por mi cara a más no poder. Mi boca se tapa y en ese momento mis ojos captan una última imagen:

Tres niñas. Tres cabelleras negras y despeinadas. Tres pares de ojos brillantes. Tres vestidos blancos sucios, rotos y manchados con sangre.

Lloran como si se les fuera la vida con sus lágrimas, pero eso no es verdad.

A ellas no se les va la vida con su llanto, se me va a mi.


.•.•.•.•.

Me despierto alterada y con la respiración inestable. Me encuentro en la misma habitación de la última de mis famosas pesadillas que tuve recientemente.

Las punzadas de mi cabeza son tremendas y apenas soportables.

Al lado de la cama hay un sofá en el que una persona se recuesta con sus codos sobre sus rodillas y la cara entre las manos mirándome fijamente. Como un gato a su presa.

Me asusuto un poco ya que no puedo distinguir el cuerpo con esta oscuridad que inunda el cuarto.

Tomo lo primero que encuentro y se lo arrojo con un chillido. La silueta se ríe y se agacha para tomar el objeto que no lo llegó ni a rozarla y cayó al piso. Lo levanta entre su dedo pulgar y el anular. Visualizo un sostén rayado color blanco y negro entre sus dedos. ¡Mi sostén!

Persiguiendo la VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora