Después del desafortunado encuentro con Mason en la avenida, los Blackbell están peor que nunca. Todas las noches Blake se escabulle en mi habitación -obviamente, a escondidas de mi hermano- y Bill hace guardia en la puerta de mi casa. Bren sigue sin aparecer. Y de Bethany... no tengo muchas noticias en realidad. Sólo sé que tiene su libertad y vive su vida ajena a nuestros problemas. La última vez que la vi fue en la fábrica, cuando me hizo, inconscientemente, un gran favor al detenerme.
Blake está cada vez más protector conmigo; ni siquiera me dejó ir a la tienda cuando se presentó una de esas típicas "emergencias femeninas". Tuve que decirle qué debía comprarme, la marca y el tipo de protección que necesitaba. Sí, fue algo muy vergonzoso. Lo peor es que me trajo sin alas y de otra marca.
Ni hablar de sus celos. En el instituto -el único lugar al que se me permitía salir-, cada persona que me mirara sólo un microsegundo tenía a Blake gruñéndole como un perro.
Aunque me reconforte que me protejan y sentirme segura, por momentos se vuelve molesto. Siempre está sobre mí controlando todo lo que hago. Entiendo que esté preocupado, pero ¿hacer guardia en la puerta del baño de mi propia casa? ¿Es enserio? Eso ya es demasiado.
El viernes llegó al fin, pero esta vez no fue algo bueno, sino que significaba que debía quedarme dos días enteros en mi casa sin poder salir ni al jardín.
Salgo del instituto con Blake pisándome los talones desde que terminé mi última clase. Al instante en que entramos al auto, él se extiende para colocarme el cinturón de seguridad.
— Ya, Blake. No soy una niña, sé ponerme el cinturón— le digo cansada, poniendo los ojos en blanco.
— Sólo quiero que no te pase nada.
— Lo sé...— suelto un suspiro—. Pero ya me cansa que estés todo el tiempo controlándome.
Él arranca el motor y comienza a conducir por las calles hasta mi casa.
— Sé que no te gusta, pero es necesario. En el más mínimo despiste puede pasarte cualquier cosa.
— Bien— digo rendida y miro por la ventanilla.
Aparca el auto a un costado de la calle y lo apaga. No estamos en mi casa. Siento sus ojos clavados en mi perfil, pero no quiero mirarlo.
— Gatita...— su mano toma mi barbilla y me hace mirarlo—. Siento que todo esto te pase a ti. Prometo no ser tan insistente de ahora en adelante. Claro, no te salvarás de tenerme todas las noches en tu habitación. De todos modos, no creo que eso sea algo que te moleste— dice haciéndome reír y aligerando el ambiente—. No dejaré que te pase nada, ¿de acuerdo?
Asiento y lo abrazo, pasándome a su lugar y luego dándole un fogoso beso.
— Gracias por protegerme, Imbécil— lo miro a los ojos con nuestras frentes unidas.
— Siempre lo haré, hasta cuando tú no lo pidas.
. ° . ° . ° . ° .
Aquella noche, como él había dicho, no me salvé de su presencia. A las 21 horas exactas, sus toques en mi ventana me llamaron. Lo dejé pasar porque sabía que, se lo permita o no, de alguna forma él iba a meterse en mi cuarto y no conseguiría moverlo de aquí hasta mañana o tal vez pasado.
Blake entra por mi ventana y se acerca a mi.
— ¿Me extrañaste?
— Para nada— le digo en broma.
Con su mano en mi cintura me tira hacia él.
— ¿Nada de nada?— pregunta meloso y con una sonrisa juguetona.
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Persiguiendo la Verdad
WerewolfÉl es un chico recóndito. Ella, una chica normal. Él sabe que la verdad siempre se descubre. Ella, que el destino es inevitable. Él oculta secretos. Ella, persigue la verdad. Nunca se sabe lo que se trae en manos el destino, a veces te sorprende...