Al día siguiente, salgo de mi última clase con una leve y estúpida sonrisa en mi cara causada por el recuerdo de los sabrosos labios del Imbécil.
Puto Blake. Me hizo volar en las nubes toda la mañana pensando en él. Esto no debería ser así, yo lo odio, ¿No es cierto? Si lo odio, no tendría que estar pensando en él toda la mañana (y probablemente lo que reste del día).
Mis sentimientos hacia él están cambiando, y eso no me gusta. No me gusta sentir miedo a lo desconocido, al amor. El amor es algo que se tiene que vivir con alegría, no con miedo. Eso es lo que me hace pensar que no siento amor a él, y en cierta manera me alivia bastante.
Si tuviese ese tipo de sentimientos hacia él, no se lo que tendría que hacer. ¿Tendría que cambiar mi forma de ser? ¿Tendría que luchar por él? No. No tendría que hacer nada de eso, tendría que ser yo misma. Si no le gusto, pues no vale la pena. No vale la pena gustarle a alguien de ese modo. Si fuese así, no le gustarías tu, le gustaría tu "otro yo", por así decirlo. No serias tú mismo.
¿Ves, Blake? ¿Ves todo lo que estoy pensando por tu culpa? Yo no suelo pensar tanto.
Sigo caminando medio perdida en mi mente por los pasillos del instituto. Poco a poco, estos se vacían de los alumnos y profesores, los cuales se van a su casa o a otros lugares. Salgo por las puertas de la escuela y camino a paso lento hacia mi auto. Lexy se fue con su no-novio hoy.
Llego al coche y me propongo buscar las llaves de este, pero no tengo mi mochila colgada al hombro como todos los días.
Pero, ¿¡Qué mierda te pasa hoy, Katy? Eres una mamerta.
Sí que estoy despistada.
Entro denuevo por las puertas principales con la meta de dejar de pensar en el Imbécil. El instituto está vacío a excepción de una pareja tomada de la mano que está caminando en dirección a la salida. La mayoría de las luces están apagadas causando una atmósfera terrorífica en el ambiente.
PUTA MIERDA. El Instituto da miedo cuando está vacío y sin luces.
Voy al última aula que fui hoy, el laboratorio de la clase de Física. Estoy segura de que la deje acá, recuerdo entrar con la mochila pero al salir no la tenía. Paso por los pasillos en los que se encuentra este lugar.
Suspiro.
Aquí fue nuestro primer beso... Basta, Katy. Hablas como una tonta enamorada...
Entro en el laboratorio con la cabeza en otro lado para buscar mi mochila e irme a mi casa. La escuela está vacía ya.
-¿Buscabas esto?- pregunta una voz masculina.
Creo que no estaba tan vacía...
Giro mi cabeza y veo a un tipo con mi mochila colgando sobre sus dedos y una sonrisa maliciosa en su cara. Unos moratones y horribles cicatrices adornan su rostro.
-Si- respondo dudosa-. Gracias.
-De nada- sonríe más.
Sin embargo, no me estrega la mochila.
-¿Me vas a dar mi mochila?- pregunto. Por alguna razón, este tipo me da mala espina.
-Ven a buscarla...
-Dame mi mochila. Ahora- le advierto sin atreverme a acercarme a él.
-No muerdo- dice él.
Por fin muevo mis piernas y me acerco a él. Alzo mi brazo y cuando estoy cerrando la mano sobre el bolso, el tipo me lo arrebata bruscamente denuevo.
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Persiguiendo la Verdad
Hombres LoboÉl es un chico recóndito. Ella, una chica normal. Él sabe que la verdad siempre se descubre. Ella, que el destino es inevitable. Él oculta secretos. Ella, persigue la verdad. Nunca se sabe lo que se trae en manos el destino, a veces te sorprende...