Capítulo 35| Sandy.

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La risa de la pequeña Katy acompañada de la de su amiga, Lexy, inundaba todo el espacio. La rubia perseguía a la otra por toda la sala, intentando recuperar su oso de felpa, Sandy. Katy subió de un salto al sillón y comenzó a correr sobre él hasta llegar al otro extremo y Lexy la siguió, aún riendo. La joven sabía que su amiga no le había robado a su oso, solo estaban jugando.

Kimberly, asomada por el hueco de la puerta de la cocina, observaba atentamente a su hermana y a su amiga. ¿Por qué ella no podía tener una amiga así? ¿Acaso su hermana gemela la estaba cambiando por esa niña hermosa y rubia? Kim se sintió celosa de la bella unión que tenían las dos niñas de la sala. 

Vio a Katy caer y a Lexy tropezarse con ella, cayendo sobre su querida hermana. Inmediatamente, dejó de lado los celos y su orgullo para ayudar a las chicas. Tomo del brazo a Katy y alejó a la rubia de ella con enojo. La verdad es que a Kimberly nunca le había agradado aquella niña que quería alejarla de su hermana. 

¿Se había lastimado Katy por culpa de Lexy? Al comprobar que su gemela estaba bien, le entró la vergüenza. Ella quería jugar con las niñas, especialmente con su copia idéntica.

— ¿Puedo jugar con ustedes?— preguntó cabizbaja.

— ¡Claro!— exclamó Katy con emoción.

Lexy frunció el ceño. ¿Por qué Kimberly no la dejaba estar con su amiga? Ella podía jugar con Katherine todo el día, y la envidiaba por ello. A veces le preguntaba a sus padres si podía ir a vivir con Katy, solo para jugar un rato más con ella y Sandy; y creía que Kimberly quería quitarles el poco tiempo en el que estaban juntas.

Y también quería mudarse a la casa de su amiga para estar con Ry.

— No quiero jugar más al Ladrón— anunció, aunque deseaba quedarse hasta la noche jugando.

— Oh...— la desilusión en la voz de Katy era palpable, pero se recompuso en un instante—. ¿Y si jugamos a las Barbies? Hoy me toca a mi ser la mariposa, Kim. Tú puedes ser la princesa.

Lexy hizo un puchero al sentirse ignorada y se sentó en el suelo.

— Yo quiero ser la princesa— dijo caprichosa y intentando llamar la atención de las gemelas.

A la rubia no le importaba realmente qué personaje ser, ella simplemente quería ser como Kimberly y tener lo que ella tenía. Sólo quería estar con su amiga y jugar al Ladrón. Solas.

Esa tarde, las tres niñas jugaron a las Barbies hasta que escucharon el timbre de la casa. La emoción se desinfló como un globo en la habitación rosa que Katy y Kim compartían y las niñas se vieron obligadas a dejar las muñecas en el suelo.

— Escóndete— le dijo Katy a su amiga con una sonrisa nuevamente. Con unas risitas, Lexy se metió en el armario y se tapó la cabeza y el cuerpo con los abrigos que estaban colgados en sus respectivas perchas.

— ¡Katherine!— la llamó su hermano de ocho años desde abajo—. Vinieron a buscar a Lexy— le avisó. Al ver que no bajaban, la madre de las gemelas subió a ver en qué andaban las tres niñas. Abrió la puerta de la habitación -también rosada- y su encontró con sus hijas riendo con la boca tapada frente al armario.

— ¿Saben en dónde se metió Lexy?— preguntó la madre siguiéndoles el juego. Ellas negaron rápidamente con la cabeza y soltaron unas risillas agudas.

La mayor comenzó a buscar por debajo de la cama fingidamente, pues sabía que la niña que era como su tercer hija se encontraba escondida en el guardarropas. Cuando finalmente el escondite secreto de Lexy se descubrió, fue el momento de despedirse.

— Adiós, Lexy. Nos vemos mañana en la escuela— dijo Katy emocionada ya que al día siguiente comenzarían el instituto por primera vez.

— Nos vemos.

La madre la acompañó hasta la puerta y apenas la hubo cerrado, vio a Katy correr como un rayo hacia la salida. Ella abrió la puerta y sonrío cuando confirmó que Lexy aún estaba en la entrada de su casa junto a su madre.

— ¡Lexy!

Se acercó a ella de forma rápida.

— Toma— sacó las manos de su espalda y le entregó a Sandy. Hace unos momentos, ella había recordado devolverle el oso a su amiga y lo había buscado por todos lados a la velocidad de la luz. Sabía que su mejor amiga no podía dormir sin Sandy.

La rubia sonrió y negó con la cabeza.

— Te lo regalo— dijo y esperó a ver la expresión emocionada de su amiga... Esta, en cambio, se preocupó porque Lexy no podría dormir sin su juguete.

— Pero...— susurró mirándola a los ojos—. ¿Cómo vas a poder dormir?

— Ya estoy grande, aprendí a dormir sola— respondió ella.

Esa noche, Lexy no puedo dormir sin su oso de felpa, pero valió la pena ver la emoción en el rostro de su amiga al recibir su regalo.

•••

Con lágrimas en los ojos y una sonrisa por el recuerdo, dejo a Sandy sobre el ataúd negro de Lexy.

 Al menos, ahora podrá dormir en paz.




♥ Lexy y Katy en multimedia ♥

Capítulo cortito. Este es especialmente para profundizar un poco la relación de Katy, Kim y Lexy. Noté que nunca antes había escrito sobre Kim, sólo la había nombrado. Así que también quería que vieran cómo era ella.

Por si alguna/o no entendió, la primer parte, está narrada en tercera persona y , como de seguro ya se dieron cuenta, es un recuerdo.

A pesar de que sea corto, sigue siendo un capítulo, entonceeeeeees: 

Preguntas...

1) ¿Qué opinan de Kim? 

2) ¿Y de Lexy?

3) ¿Comentarios sobre la muerte de Lexy? :C

4) ¿Les gustan las relaciones que hay entre las tres?


Bien, espero que les haya gustado este capítulo especial... ¡Besos y hasta la próxima!

~BookReader♥

Persiguiendo la VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora