Capítulo 43| Verdades

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Suelto un suspiro. Si alguien me hubiera dicho unos años atrás que iba a estar involucrada en cosas como estas, yo me hubiese carcajeado frente a sus narices sin ningún pudor.

— ¿Qué eres?— comienzo con mi interrogatorio.

— Soy una bruja, hechicera, maga o como quieras decirle.

Sabía la existencia de los brujos, pero aún así me sorprende la noticia.

— ¿Hay muchas personas como tú en el mundo?

— Podría decirse que sí. Somos una comunidad bastante grande— ella se encoge de hombros, como si lo que estamos hablando fuese lo más normal del mundo.

No puedo creer que por primera vez haya alguien dispuesto a responder mis preguntas tan abiertamente. Muchos me ocultaban la verdad creyendo que la ignorancia y el no saber más de lo necesario me alejarían del peligro. Pero eso produjo el efecto contrario: al vivir escondida de la realidad, nunca sabía que estaba pasando ni cómo defenderme.

Por primera vez puedo llenarme de conocimientos y conseguir ayuda, una mano que me alcance todo lo que necesito y sea mi compañera.

— ¿Cómo usas tus... poderes?— pregunto sin saber qué palabra utilizar.

— No son poderes, son dones, y se van adquiriendo y aprendiendo a utilizar luego de la primera transformación, la cual ocurre generalmente a los trece años. En esta, descubres cuál de los cuatro objetos de la naturaleza es tu especialidad y podrás controlar como si fuera tu mismo brazo. Tierra, fuego, aire o agua — explica.

— ¿Y cuál es tu especialidad?

— Aire. Eso explica cómo pude localizar a tu... amigo— me guiña un ojo, insinuante—. Puedo controlar el aire a mi gusto y a través de él pude encontrarlo, la gota se movía a la par del viento que iba por las calles, buscando a Blake hasta llegar a su casa.

— Eso es impresionante— exclamo emocionada—. ¿Qué más puedes hacer además de ello?

— Pues... muchas cosas— responde ella y luego la almohada vuela repentinamente desde la cama y se estampa en mi cara. Yo suelto una carcajada y se la avento de vuelta pero esta ni llega a rozarla porque Taly, con solo levantar su mano, la detuvo frente a su cara a medio camino. Con una sonrisa en su rostro, la almohada nuevamente choca contra el mío. Mientras río fuertemente, muevo mi mano por el aire sin siquiera darme cuenta de lo que hago y el objeto vuela por los aires hasta chocar contra la pared. Dejo de reír al instante en que me doy cuenta de lo que hice.

Pasó otra vez.

Cierro mis manos en puños para evitar que algo más pase.

— Yo... Esto... me está pasando muy seguido últimamente— le cuento a mi amiga—. No sé que es lo que ocurre conmigo.

— Es normal en tu situación.

— Explícame, por favor, porque ya no comprendo nada de lo que está pasando en mi vida— le ruego.

Ella suspira.

— Mira... ¿Recuerdas lo que te dije de la primera transformación?— asiento—. Bien, yo no la tuve. Esta solamente ocurre cuando se nace con aquellos dones...— hace una pequeña pausa—. Hay dos formas de ser un brujo. La primera es heredarlo y la segunda es convertirte. Yo soy del segundo tipo— continúa—. Para ser transformado, otro brujo debe hacer un hechizo de conversión en ti. Pero no cualquier brujo; este debe ser uno poderoso, de alto rango— sus facciones se vuelven un poco afligidas—. Creo que eso es lo que está pasando contigo.

Su gesto es triste y me doy cuenta que luego de lo que dirá, todo va a cambiar. Y no para bien.

— ¿Recuerdas también la lápida que viste en el cementerio?

Persiguiendo la VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora