Capitulo O4| La imagen.

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Un golpe sordo se escucha un mili-segundo después de que algo choque contra mi nuca dejándome con pocos segundos de conciencia en el piso. Lo único que logro ver de la situación son sombras borrosas en el piso reflejadas por la luz de la luna que cae desde la ventana de mi habitación. Las siluetas se mueven de un lado a otro con movimientos de... ¿lucha? No lo se, no identifico lo que están haciendo. Tal vez están haciendo la danza de la lluvia, quien sabe.

Pasa un tiempo identificado, pueden haber pasado segundos, minutos y hasta horas, en el que mis ojos se cierran y no logro identificar nada más. Luego de otro periodo de tiempo, siento que alguien me levanta y me apoya sobre algo blando.

Lo último que logro reconocer sin mis cinco sentidos alerta, es una voz en mi cabeza.

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Me despierto con un dolor sordo en la parte baja de mi cabeza

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Me despierto con un dolor sordo en la parte baja de mi cabeza. Toco la zona afectada y siento algo viscoso y tan asqueroso que suelto un grito. No es sangre, ni siquiera es hueso, sino algo que está adentrándose a mi cráneo, mi cerebro. ¡¿Cómo es esto posible!? ¿Cómo es posible que siga viva sin un trozo importante de mi cuerpo y no me haya muerto de un derrame cerebral o algo?

Me levanto asustada de la cama y miro a mi alrededor. No es mi habitación, esta tiene paredes completamente de madera decoradas con algunos cuadros de flores lilas y otros paisajes. La habitación tiene un toque rústico que me agrada y hay una ventana al lado de la cama.

Me acerco para ver donde estoy y observo con asombro el paisaje. Al rededor de esta casa que se podría llamar una "cabaña", hay montañas decoradas con árboles y plantas violetas. Estas montañas ocupan todo mi campo de vista, pero eso no es lo que me llama la atención, sino que la cabaña está sobre una montaña. Delante esta elevación hay otras dos más y, entre ellas, un hermoso lago celeste.

Nunca vi un paisaje así ni me lo pude imaginar. Es realmente hermoso a pesar de no saber donde estoy y tener un inexplicable agujero en la cabeza. De repente caigo en cuenta de que es imposible que sobreviva al menos un segundo con una herida de esa gravedad y, gracias a la desesperación, me largo a llorar.

No tengo miedo al lugar ni a la herida, tengo miedo a la muerte. Eso es lo que más me aterra en la vida: la muerte. Todo el mundo le tiene miedo a algo, pues yo le tengo miedo a lo desconocido. A no saber qué pasará después de que todo se acabe. Pero, espera....

¿Y si ya estoy muerta? ¿Y si esto es a lo que en la vida lo llamaba "desconocido" y le temía? ¿Es eso una posibilidad? Eso explicaría todo y uniría todas las piezas del rompecabezas que hay en mi cabeza, excepto una: ¿No se supone que en la muerte se está solo? Porque yo no lo estoy.

Detecto esa respiración detrás mío y me altero. Volteo para ver quién es con la mirada borrosa por las lagrimas de miedo. No logro ver más que unos ojos violetas que se acercan en un parpadeo hacia mi y se abalanza sobre mi cuerpo.

Persiguiendo la VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora