Capítulo 36| Letras que forman palabras.

1.3K 80 31
                                    

Capítulo 36| Letras que forman palabras.

Mi vida es una mierda definitivamente.

Todo en ella son problemas, muertes, inseguridades, huidas, perseguimientos y preguntas sin respuestas. Me es imposible solucionar estos problemas, por más que lo intente.  

Cada día tengo más deseos de saber qué fue lo que hubiera pasado si yo hubiera sido una buena amiga y acompañado a Lexy; tal vez ella no estuviera muerta. Tal vez yo no me sentiría en la miseria ni me estuviera ahogando en la culpa. Estoy segura al cien por cien de que su muerte no fue causa de un ladrón o un bandido, como dice la policía. No era culpa suya tener una mejor amiga como yo: llena de cosas que ni yo misma puedo entender y que la mete en sus problemas.  

Lexy, por lo que he visto al menos una vez, tenía encuentros con Mason. No tengo ni idea de qué tipo de relación llevaban entre ellos, pero sí se que él la engañó. Recuerdo una y otra vez aquel día en el río en la que los vi besándose y, en cada recuerdo, me insulto a mí misma por no haber hecho nada al respecto. A pesar de que en ese momento yo no sabía mucho sobre Mason, cuando me informé más no actué para ayudar a mi amiga. No le advertí que se alejara de él. Lexy ni siquiera pudo contar conmigo porque yo no estaba allí para ayudarla. Su sonrisa inocente e ilusionada es lo que más me duele de ese recuerdo.

Interrumpo la melodía con un golpe con la mano abierta sobre todas las teclas del piano y un gruñido que expresa mas de mil insultos. 

El odio que siento hacia mí misma esta asegurado.

— ¿Qué te hizo el pobre piano?— pregunta Blake por detrás mío y posando sus manos sobre mis hombros.

Sobresaltada por su presencia, seco las lágrimas que hube desparramado por mi rostro y no quise quitar anteriormente. Noto que se sienta junto a mí y corro la cabeza hacia el lado contrario, dejando que mis ojos recorran las paredes un tanto arrugadas del sótano. La casa Blackbell es muy grande, y eso es lo que me gusta de ella: tiene muchos lugares para esconderse. Ya veo que mis escondites son un poco malos y obvios. De forma dulce y suave, toma mi barbilla y me vuelve el rostro hacia él para dejar un beso en mi mejilla.

— ¿Por qué piensas todas esas cosas sobre ti misma?— pregunta en voz baja ladeando la cabeza un poco.

— Oh, claro. Me había olvidado que contigo no puedo pensar en paz— lo que dije fue un poco brusco para mi gusto, pero no me retracto.

Blake alza las cejas.

— Tranquila, yo solo quiero ayudarte— dice y yo aprieto los labios.

— Si quieres ayudar, puedes irte y dejarme sola— digo en tono enfadado.

El se para y alza las manos sobre su cabeza.

— Bien.

Su tono ya tiene un poco de enojo también, y lo entiendo. Él solo quería ayudarme y yo lo mando al carajo, ¿en qué clase de persona me he convertido? Se dirige hacia la puerta con pasos largos y sin ver atrás. El portazo que da me sacude el alma provocando mi llanto nuevamente.

Me toma unos diez segundos darme cuenta de lo que he hecho y reaccionar. Salgo corriendo hacia las escaleras, al abrir la puerta del sótano, lo encuentro ya cerrando la segunda puerta que da al pasillo de la planta baja. Corro escaleras arriba, tropezando en el camino y golpeándome la rodilla en ese hecho, sin importarme nada que no sea Blake.

Cuando lo alcanzo en el pasillo, me arrodillo detrás de él y le abrazo las piernas, frenando su paso.

— Por favor...— ruego—. No te vayas.

Persiguiendo la VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora