Capítulo 22

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—Abuela, ¿enserio no te molesta que Axel venga?—Pregunto una vez más.

Le he mandado la dirección de la casa de la abuela a Axel para que viniera. Como la abuela es tan buena, ha permitido que ambos nos quedemos solos en la casa. Mi abuela puede llegar a ser a veces un poco... Como lo digo... Arrogante, seca, a veces intimida, etc. Pero una vez la conoces, es muy buena y tierna. Pero si se entera que Axel me ha quitado mi virginidad, lo mata.

—No, claro que no. Después de que no vayan a ninguna habitación, claro.

—¡Abuela! ¿Ves? Por eso te pedí que fueras al centro comercial y nos dejases a Axel y a mí solos.—Mi abuela levanta los hombros como si fuese inocente.

—Es que no quiero que él te toque ni que te haga daño.—Dice tomando su bolso para irse.

—Tranquila, que sé cuidarme sola.—Acompaño a mi abuela hasta la puerta para que se valla de una vez por todas.

—Por si acaso, si les da con romper mis reglas, hay unos condones en el cuarto de tu hermano, están en la gaveta de la mesita de noche.—Dice mi abuela en voz baja.

—Vete, vete, vete.—Señalo la puerta y depósito un beso en su cachete.

Abro la puerta, al abrirla aparece el chico más guapo de el Planeta Tierra. Como lo extrañaba.

—Hola, Alexia. Señora.—Axel hace un gesto de salido con su cabeza.

—Hola.—Corro a sus brazos y le beso. La abuela da un paso y se queda mirándonos con una deja levantada.—Nos vemos abuela.—Digo haciendo un gesto con la mano para que se valla.

—Adiós.—Mira a Axel de arriba a abajo y se monta en su auto y se va.

¡Al fin! No más vergüenzas.

—Pasa.—Axel pasa y yo cierro la puerta tras él. Al girarme unos brazos me envuelven y siento sus labios sobre los míos. Valla, que sí me ha extrañado.—Hay café y galletas en la cocina... Si quieres...—Digo entre besos.

—Lo único que me apetece son tus labios.—Dice.—Te he extrañado demasiado.

—Y yo a ti.

Seguimos besándonos apasionadamente como si no nos hubiésemos visto en una década. Caminamos hasta el sofá, me acuesto y Axel queda encima mío. Besa mi cuello y luego deposita un beso en mi hombro.

—Debemos parar antes de que queramos llevar esto a otra parte.—Digo mientras el besa mi cuello.

La verdad, no quería tener sexo con Axel ahora. Quería hablar con el, que él me escuchase. Poder desahogarme. Pero por lo visto Axel no quería eso...

—Muy tarde...—Para de besarme y me mira a los ojos.—Pero si tú no quieres, pararemos.—Sonrío.

—Bien.—Sonrío y él me sonríe.—Pero quiero que sigas besándome.—Le agarro del cuello y le beso.—Te amo.

—Y yo a ti...—El ritmo del beso aumenta.—Y mucho.

Extrañaba sus labios. Su voz y cada vez que él hablaba como mi cuerpo temblaba. Su lindo cabello. Sus ojos verdes que me volvían loca. Su sonrisa que hacía que yo quisiera besarlo a cada segundo.

—¿Tienes hambre?—Digo parando el beso. No sé porqué lo hice porque extraño sus labios.

—No, tranquila.—Me da un pico.

AlexiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora