Alexia
Le he enviado numerosos mensajes de texto a Axel y lo he llamado demasiadas veces como para que mi teléfono se calentara y lo tuviera que dejar reposando y esperar a que se enfriara. También lo fui a vistas varias veces a su casa pero aún así no hemos hablado. Es obvio que me está evitando y no puedo hacer nada para hablar con el porque siempre encontrará una manera o excusa para no verme. Ya han pasado varias semanas desde que hablamos y eso me preocupa. En el fondo de mi corazón sé que todo ha terminado, pero me rehuso a rendirme. Al menos quiero hablar con él primero antes de llegar a una conclusión.
Ayer le he enviado un mensaje Axel para quedar en el parque a las 4:30 para hablar y aclarar las cosas. El no respondió pero sí sé que lo leyó así que decidí ir en caso de que el cambie de opinión y quiera hablar. Traigo una chaqueta color azul marino puesta, unas botas negras y mi cabello corre suelto por mis hombros. Es un estilo casual, no quiero seducir a Axel. Aprieto mis dedos nerviosamente cuando el parque llega a mi línea de visión. Está desierto a salvo por un par de niños jugando en sus bicicletas. Ya es un poco tarde pero aún quedan algunas horas de luz solar, lo bastante para aclarar las cosas. Mientras me voy acercando más, escaneo el diminuto parque varías veces en busca de Axel, pero después de unos segundos sin encontrarlo es obvio que no está. No me preocupo aún, es bastante temprano, solo son las 4:18. No me podía aguantar y además quería llegar unos minutos más temprano para pensar con claridad mis palabras. Al llegar al parque decido sentarme en un banco bajo la sombra de un árbol. Me vería inútil estando parada. Mantengo mi mirada firme en la entrada en caso de que llegue. Observó los niños jugando y un sentimiento de nostalgia me invade por completo. Esos niños me recuerdan a mi bebé. Aunque nunca tuve la oportunidad de meterlo en mis manos pero aún así me hacen añorar algo que nunca tuve. Mis ojos se llenan de lágrimas y miro mi falda en caso de que estalle y empiece a llorar. Cierro los ojos para evitar que salgan las lágrimas. Ahora no es momento de llorar. Cuando los abro, miro hacia la carretera en busca de un chico alto y guapo. En realidad lo necesito. El es mi fuerza y no puedo estar sin él. No lo puedo perder.
Me levanto del banco y empiezo a caminar de un lado para otro en frente de él, ansiosa y decidida a no dejarlo perder. Mi mirada sigue dirigiéndose a la carretera solo para encontrar unas tiendas vacías ya a punto de cerrar por el día y unos cuantos peones. A menudo que los minutos pasan más mi ansiedad se calma. Han pasado 20 minutos desde que llegué, ya los pocos niños que habían se han ido y me estoy cansando de esperar. Es evidente que Axel no viene ni me quiere ver. Me quedo quieta mirando fijamente la entrada del parque, dispuesta a darle unos minutos más a Axel.
—Por favor ven, por favor, por favor. —Suplico a Dios o a cualquiera que me esté escuchando. Rebotó en la suela de mis pies, estiró mi cuello para ver un poco mejor pero aún no hay ninguna señal de Axel. Miro ,i teléfono a ver si tengo algún mensaje suyo, pero la pantalla está vacía. Finalmente, rendida, decido caminar lentamente fuera del parque. Intento no sentirme tan decepcionada. En el fondo, aunque mi corazón no lo quería admitir, sabía que nunca llegaría, que estaba esperando en vano. Mi vista se pone borrosa con lágrimas de coraje y decepción mientras camino. Y justo cuando estoy en el momento de aceptar que nunca lo volveré a ver, ahí lo veo. Sentado en una mesa fuera de un restaurante, con el ceño fruncido y sus manos despeinando su cabello. Paro en seco, aún no me ha visto, pero yo sí a él. Mi respiración se corta y mi corazón se agita. Cierro mis manos en puños ya que mis palmas comienzan a sudar. El luce tan espléndido así. Aunque esté con esa cara de molesto. Muerdo mi labio inferior y en ese momento el sube la mirada y nuestros ojos se conectan. Miles de palabras pasan a través de sus ojos. Coraje, tristeza, decepción, remordimiento y hasta miedo son visibles en esa mirada llena de emociones. Me quedo paralizada, he perdido el control de mi cuerpo. Solo con una mirada Axel ha sido capaz de hacerme inmóvil y dejarme paralizada, tal y como la primera vez que él me miró, solo que aquel era el comienzo de algo grande y hermoso, este puede ser el temido final que tanto estaba intentando evitar.
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¡Hola! Como pueden ver estoy de vuelta y no planeo en irme hasta terminar esta historia. Sé que los capítulos están bastante cortos y por eso he decidido subir dos. Ya estoy cerca del final y no puedo esperar a acabar esta novela ya que quiero empezar nuevas. Por favor perdonen mi tardanza y mis horrores ortográficos.
Espero que disfruten estos capítulos. Intentaré escribir otro en honor de San Valentín pero no prometo subirlo el mismo día.
-Ivana
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Alexia
Teen FictionAlexia, la chica rara del colegio sin amigos, la que es invisible para sus padres ya que es la hija del medio. La que supuestamente no tiene talentos para hacer deportes solo para tocar el violín. La chica que tiene una vida miserable. La chica que...