Capítulo 8

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Nos sentamos en nuestros pupitres, y nuestra tortura del dia empieza: física y química... Por Dios, no puedo odiar más esta clase. No entiendo nada, y por sí fuera poco, la profesora es una «tikismikis» de mucho cuidado. Siento que a veces quiere echarnos la bronca incluso por respirar «demasiado alto» para ella...

Nos da una larga explicación —bueno, «explicación...» No sé si puedo llamarlo así porque la verdad es que no me he conseguido enterar de nada ni me ha servido, pero bueno, es así todos los días—, y después nos indica los ejercicios para empezar a hacer. Pero siento que mi aburrimiento y desesperación por no saber hacer ni un sólo ejercicio aumentan con cada segundo, así que decido intentar escaquearme de la maldita clase.

«Ya haré los ejercicios en casa...», pienso para mí.

«No te lo crees ni tú, llegas a casa, sigues sin entenderlo y dices que los harás en clase y así sucesivamente, pero todos sabemos que al final nunca los haces», me echa en cara mi subconsciente.

—¿Puedo ir al baño? —Pregunto, temiéndome el maldito no como respuesta.

—No tardes —responde la profesora, sorprendiéndome porque es raro el día que te deja salir del aula antes de que la clase haya terminado.

Camino lenta por el pasillo intentando hacer el mayor tiempo posible para que cuando vuelva a clase, física ya haya terminado. Llego a la puerta del baño y escucho unos murmullos, a medida que abro la puerta, los dichos murmullos se hacen más notables, hasta el punto de convertirse en ahogados gemidos. Abro los ojos como platos ante la situación que estoy experimentando y, a paso lento, me acerco hasta la puerta de la cual provienen los gemidos.

—Uh, sí no pares... —reconozco esa voz de pito...

Me aparto rápidamente y me acerco hasta uno de los lavabos para beber agua; me pregunto con quién estará pasando el rato esa guarra... Hasta que ella misma inconscientemente me da la respuesta. La respuesta que menos quería recibir...

—Oh, BRAD...

Sin pensarlo, me acerco a paso rápido y abro la puerta con un golpe seco a mano abierta.
Desearía no haber salido de clase justo en ese momento, desearía no haber pedido permiso para ir al baño, desearía haber salido corriendo desde el momento en que escuché los gemidos, pero sobretodo desearía no haber visto a Brad magreándose con esa... Con otra que no soy yo...

—¡Emma! —exclama él, sorprendido.

Se aparta rápidamente de ella, y, puesto que veo que se me quiere acercar, salgo a paso ligero del baño. Él me llama alzando un poco la voz, pero yo sigo sin hacerle caso, hasta que me coge del brazo y me da la vuelta.

—Dijiste que no te la tirarías. ¿En qué momento te has vuelto tan cínico?

—No me la he tirado, Emma.

—La estabas tocando —digo, con asco en cada palabra.

Enserio, no sé por qué, pero me ha dolido tanto presenciar esa maldita y asquerosa escena...

—¿Estás llorando? —Pregunta él, preocupado y acariciando mi mano, aunque le doy un manotazo en la muñeca para soltarme.

—Ni se te ocurra tocarme después de haber metido las manos en las bragas de esa cualquiera.

Y no, no estoy llorando, pero ganas no me faltan. Vuelvo a repetir que no sé verdaderamente la razón, sólo sé que me ha dolido verle con otra. Sé que es mi hermano y no debería de fastidiarme de esta manera, pero la verdad es que simplemente no puedo evitarlo... Es mi hermano, siempre hemos estado unidos —en una relación de hermanos normal—, hasta que empezamos a atraernos... Y yo quería y quiero, bueno, me gustaría que sólo yo le atrajese. Porque a mí sólo me atrae él... Me gustaría que este pensamiento fuera algo mutuo, que cosas como la que estaba haciendo con esa zorra, sólo las tuviera conmigo... Porque ahora mismo me siento fatal. Creo que estoy un poco... Obsesionada, con mi hermano. Creo que no hay otra palabra que pueda explicar porqué me siento así de decepcionada en este momento.

Niego con la cabeza y no aparto mis ojos de los suyos.

—No me mires así... —dice él, agachando la cabeza por un momento—. Sólo estaba...

—La has cagado, Brad —espeto seria.

—Dios, ¿por qué te pones de esta manera? Sabes de sobra que cada uno debe ver y estar con personas diferentes, no podemos evitar sentirnos atraídos por otras personas, es lo normal, Emma nosotros nos lo pasamos bien y eso seguirá siendo así, pero entiende que no puedes dejar que estas cosas te afecten así, porque en algún momento de nuestras vidas no muy lejano, cada uno estará de verdad seriamente con alguien —frunzo el ceño, petrificada—. Quiero decir... Somos hermanos, ojalá no lo fuéramos porque de esa manera sólo estaría contigo, pero...

—¿Intentas decirme que si mi madre no te hubiese adoptado..., que si nos hubiésemos conocido en otras circunstancias... querrías tener una relación de las de verdad? —Se pasa la lengua por los labios y mira al suelo, dando a entender que sí, lo cual en este momento me hace gracia—. Mira, hazme un favor y... Cierra la boca —le digo con rabia—. Yo jamás te he pedido tener algo serio conmigo, sé de sobra que debemos ser "hermanos" —hago el gesto de las comillas y también entorno los ojos—. Jamás me plantearía una jodida relación —mentira—, no te confundas ni montes películas. Simplemente no puedo evitar que esto ahora mismo me esté jodiendo... Pero tranquilo, se me pasará, no eres para tanto —él resopla—, y otra cosa: si somos hermanos para poder actuar maduramente y aceptar cosas así... Somos hermanos para todo —él ladea la cabeza y abre la boca para decir algo molesto pero lo interrumpo—. Pásalo bien con esa —miro hacia el baño y le doy la espalda dos segundos después.

Cuando entro en clase, silenciosamente, y camino mirando al suelo hasta mi pupitre.

—¿Te pasa algo? Estás más pálida de lo normal...

—No, Lauren es...

Frunzo el ceño. La verdad es que jamás creí que acabaría pronunciando estas palabras pero... Se ve que me equivocaba totalmente. No sé si por que tenía demasiado confianza en él, dando por hecho que como hermano mayor jamás me engañaría en nada, o puede que no fuera nada relacionado con el hecho de que fuéramos hermanos. Creo que esa rara confianza, se basaba en que acabé algo así como creyéndome que sólo querría tener algo así conmigo, que sólo me desearía a mí, aún a sabiendas de que se fijaba en unas y en otras y se liaba con ellas, pero parecer ser que no. Me ha engañado como una tonta... O, ¿me he engañado a mí misma haciéndome creer que él no se cansaría de mí e intentaría hacer las cosas bien para que lo que sea que tengamos saliese... Pues eso, bien..?

«Me he engañado yo misma, yo sola, esto es únicamente mi culpa, porque él me advirtió, jamás me prometió nada.»

Ahora mismo me siento tan mal... No sólo por haberme llevado un chasco tan grande —tanto como asqueroso— por otra parte..., Sino también por la asquerosa forma en la que me siento yo. Aunque ¿cómo debería sentirme? ¿Celosa? ¿Cabreada? ¿Engañada? ¿Utilizada? Porque la verdad... No me siento de ninguna de esas formas. Si no de la peor: decepcionada. Sí, definitivamente siento decepción dentro de mi corazón. No, no, de mi corazón no, eso nunca. Siento decepción dentro de mí. Sí, eso.

He visto a Brad liarse con chicas cientos de veces, es más: cientos de veces desde que empezamos a tener lo que sea que empezáramos a tener, pero hoy... esta vez ha sido diferente, esta vez ha dolido, me siento mal, esta vez no he podido ignorar el sentimiento amargo de los celos y corazón roto al mismo tiempo.

«¿Corazón roto? ¿Cómo puedo ser tan patética? ¿En qué momento mi corazón ha entrado en mi indecente relación con Brad?»

—No es nada, Lauren. Tengo el estómago un poco revuelto, sólo eso

Ella pasa su mano por mi espalda, calmándome un poco. Intento evitar que las lágrimas salgan de mis ojos como fuegos artificiales mientras por otra parte me pregunto: Y, ¿estas putas ganas de llorar... De donde salen? ¿Porqué me siento tan deprimida..., desganada...?



No Me Olvides [1] +18 ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora