Capítulo 51

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El frío es lo único que me hace despertar de mi reparador sueño, y con pereza froto mis ojos intentando espabilarme a la vez. De repente, los recuerdos de todo lo ocurrido anoche, aparecen y me nublan el pensamiento. Me giro para ver a Brad, y veo como lo que ayer eran dos simples gotas tras haberle limpiado la herida, hoy son varias carreras de sangre que de deslizan por su mejilla. Por si eso no me pusiera alerta, mis ojos se dirigen a la blanca almohada que ahora está manchada de sangre y mi pulso se acelera.

-Brad... Brad, despierta. -le digo limpiándo las carreras de sangre de su mejilla con mi pulgar.

-¿Qué pasa?

-Levanta, tenemos que ir al médico.

-¿Porqué? ¿Estás bien? ¿Qué te pasa? -pregunta incorporándose de golpe-. ¿Porqué tienes sangre en las manos?

-Es tuya. De tu ceja... Tenemos que ir al médico, la tienes mal.

Se levanta y se mira en el espejo de una de las puertas de su armario.

-Joder... -lo oigo murmurar-.

Cojo algodón y agua oxigenada y me acerco a él.

-Emma, tranquila. La sangre es muy escandalosa, en realidad no es para tanto, así que deja de temblar.

-No estoy temblando...

Miro la mano con la que le iba a limpiar, y sí. Me tiembla como un maldito flan.

-No es nada, es solo un golpe. Controla tu mano. -dice para hacerme reír, mientras la sujeta.

-Pero hazme caso y vamos al médico. Necesitas puntos, la tienes abierta por un lado.

-Vale. -me responde dejándome más tranquila.

******

-¿Porqué no desayunas?

-No tengo apetito...

-Al menos... Deja de mirarme así las manos.

-Es que después de tanto tiempo se me hace raro verte así los nudillos...

Se gira hacia mí, y me pone de pie para colocarme entre sus piernas.

-Lo siento. Pero ayer tenía que hacerlo, no podía quedarme de brazos cruzados. ¿Entiendes?

-Pero, ¿como quieres que lo entienda si ni siquiera sé el motivo? Dimelo, no te aseguro que vaya a entenderlo, pero prueba.

-Dijo algo de ti que no me gustó.
-¿Qué dijo?

-Pues algo que no estuvo bien.

-No me vas a decir el qué, ¿no?

Ni siquiera me contesta, simplemente me acerca a él por completo y me abraza rodeándome la cintura.

-Escuchame, sea lo que sea que te haya dicho de mí... Son simples palabras. No puedes ponerte echo una furia con alguien simplemente porque te diga algo que está clarísimo; lo hace para sacarte de quicio y cabrearte.

-A mí, me pueden decir lo que quieran, pero cuando te meten a ti... Me voy a comer al que sea. Y eso no va a cambiar. Ese cabrón se tiene que lavar la boca antes de hablar de mi pequeña.

-Eres tonto. -le digo sonriendo aunque un poco triste-. Anda, vamos yendo.

******

En un cuarto de hora aproximadamente, llegamos al centro de salud. No sé en qué momento nos cogimos de la mano, pero estamos en la sala de espera, y no nos hemos soltado. Ni quiero.

-¿Te duele? -le pregunto.

-La ceja solo me pica. Lo del labio sí que duele, pero bueno, te tengo a ti para que te ocupes de eso...

No Me Olvides [1] +18 ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora