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Si te cuento que existe una sociedad secreta cuyos miembros proceden únicamente de los grupos más poderosos de la sociedad - banqueros, superricos, directores generales, abogados, autoridades policiales, traficantes de armas, militares condecorados, políticos, funcionarios del gobierno e incluso distinguidos clérigos de la Iglesia católica-, ¿me creerías?
No me refiero a los Illuminati. Ni al Grupo Bilderberg, ni al Club Bohemio, ni a ninguno de esos grupos maquinadores en los que una panda de conspiranoicos sin imaginación hablan de su visión de la economía. No. A primera vista, este club es mucho más inocente.
A primera vista. Pero en el fondo no.
Este club se reúne de forma irregular, en lugares secretos. A veces remotos y a veces tan a la vista que pasa desapercibido. Pero nunca repite sitio. Por lo general, ni siquiera se reúne en la misma zona horaria.
Y en estas reuniones, esas personas..., no nos andemos con rodeos, llamémoslos por su nombre: los Amos del Universo. O el Poder Ejecutivo de nuestro sistema solar. Bueno, pues esas personas, los Ejecutivos, aprovechan estas reuniones privadas como pausas muy necesarias del importante y estresante negocio de joder al mundo más de lo que ya lo joden, y para soñar con formas aún más sádicas y desviadas de torturar, esclavizar y empobrecer a la población.
¿Y qué hacen en su tiempo libre, cuando quieren relajarse? Tendría que ser evidente. Joden.
No sé si te he convencido. Lo diré de otra forma