labios. Siento su cálido aliento en mi entrepierna y su lengua lamiéndome el coño con aspereza. Siento cómo me abro para él. Deseosa de que llegue hasta el fondo. Le paso los dedos por el pelo y lo aprieto más contra mi
cuerpo al tiempo que arqueo la espalda y elevo las caderas hacia él. Entra en mí. Yo gimo y lo sujeto con más fuerza. Juega conmigo. Por dentro.
Aúllo de placer porque quiero que sepa lo bien que está haciéndome sentir. Que lo importante es el movimiento. Y apuntar en el lugar exacto. En ese lugar.
Justo ahí. No pares. Sin pausa hasta que estoy a punto de irme. Y dejo que me lleve a donde quiera.
Jack está profundamente dormido a mi lado, pero imagino su lengua dentro de mí, llevándome en el expreso con destino al éxtasis. Imagino su lengua, pero son mis dedos los que hacen todo el trabajo. Voy a toda máquina por la vía rápida, me dirijo sin freno hacia la curva y siento que estoy a punto de llegar. Lo siento. Ya llego. Tomo la curva. Mi cuerpo se convulsiona una y otra vez. Grito su nombre, pero él no lo oye.