Amor. Seguridad. Felicidad.
Y divertirme, me encanta divertirme. Me gusta vestir bien y estar guapa, aunque no tengo gustos caros en cuanto a ropa. Tengo un Honda pequeñito de segunda mano que me regalaron mis padres cuando cumplí los dieciocho; el asiento trasero siempre está lleno de porquerías varias porque nunca encuentro tiempo para limpiarlo. Fue el coche en el que metí todas mis pertenencias cuando me fui de casa para ir a la universidad. Dejé atrás a amigos a los que conozco desde la infancia; a algunos los he superado en madurez y me resulta difícil seguir relacionándome con ellos; con otros siento que siempre formarán parte de mi vida; y he conocido a una serie de nuevas amistades que me han abierto los ojos y han ampliado mis horizontes.
Y, en este punto, no voy a seguir haciéndome la enteradilla. Ahora quiero parecerte muy sencilla. Porque, en realidad, lo más cerca que he estado jamás de ocupar una posición de poder ha sido en mi cabeza.
Tengo una fantasía sexual recurrente. No, no es tirarme a Donald Trump en su avión privado mientras sobrevolamos Saint-Tropez a mil metros de altura. No se me ocurre nada que pudiera darme más asco. Mi fantasía es mucho más de andar por casa, mucho más mundana e íntima que eso. Un par de días a la semana voy a recoger a mi novio a la salida
del trabajo, y a veces, cuando se queda hasta tarde y es él quien tiene que cerrar, fantaseo con que nos lo montamos en el despacho de su jefe... En realidad nunca lo hemos hecho, pero una chica tiene derecho a soñar, ¿verdad? Su jefe es senador. Mejor dicho, es abogado de prestigio y
aspirante a senador. Y Jack, mi novio, es miembro del personal de su grupo de campaña. Además de ser estudiante de económicas. Lo que no nos deja demasiado tiempo para pasar juntos, porque cuando termina su jornada suele estar tan agotado que se queda dormido en el sofá en cuanto se quita los zapatos. Por las mañanas madruga mucho para ir a clase, y por lo general ni siquiera nos da tiempo de echar un polvo rápido. Bueno, ya se sabe que con Jack y su trabajo no se juega...
Así que fantaseo con hacer de novia ideal y lo tengo todo planificado. Me vestiré para la ocasión. Medias y tacones con mi gabardina cruzada color caqui favorita, como la que lleva Anna Karina en Origen USA, de Godard. Debajo, algo de lencería; quizá un sujetador negro