Capitulo 9

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☆Maya☆
El pueblo ya había cobrado vida de nuevo, y eso que eran solo las 9 del lunes. Los coches ya circulaban y la gente ya iba con prisas al trabajo. Caminaba distraída por las calles. Llevaba el pelo suelto con el flequillo largo casi tapándome un ojo. Tenía puesta la capucha de mi chaqueta, no quería que nadie me reconociera.

Bastante he tenido ya con tener que hacer creer a mi madre que estaba enferma para poder pelarme las clases como para que ahora... *Plam*

Choqué contra aquel chico y le tiré su maleta al suelo. Menuda suerte que tengo.
-Oye lo...lo siento- Traté de disculparme.
-No te preocupes, yo también debería mirar por dónde...Espera...¿Maya?
No podía creerlo, reconocería esa alma despistada y alocada en cualquier parte. Su pelo largo y negro que casi le cubría los dos ojos y su camiseta de Sons Of Anarchy.
-¿Joseluis? ¿No deberías estar en clase?
-¿Y tú? ¿No deberías estar enferma?
-Touché, hermano...Tú no me has visto y yo no pregunto a donde vas con tu guitarra.
-Muy bien hermanita, nos vemos en la cena.

Así es mi hermano, recogió sus cosas y se marchó con un aire alegre y desenfadado. Dieciocho años... ¿Algún día madurará? En fin, tengo que seguir con mi misión.

Por fin había llegado al sitio que buscaba. Las oficinas centrales de Crominox. Me alegra que una empresa tan importante tuviera una sede en Alboraya; eso facilitaba mucho las cosas.
Desde hacía años, Crominox se había convertido en una de las empresas con más peso en el ámbito de los avances tecnológicos. Su creador y presidente Anton Finn era uno de los más brillantes y ricos científicos dedicados a su desarrollo, y, por desgracia, también era el padre del capullo de Jason.

Nada más entrar en el edificio, me colé rápido por el mostrador. Según dice Dilan, la clave para estas cosas es hacerlo como si no estuvieras colándote, con naturalidad, de esa forma no levantas sospechas.

-¡Eh, usted, señorita, ¿a dónde crees que vas?- Un guardia de seguridad me había pillado antes incluso de que pudiera coger el ascensor. Gracias, Dilan, por otra gran teoría fallida.

-Le estoy hablando a usted, señorita.-
Uf, odio cuando me llaman así.
-Vera...Este...Yo...- Perfecto, encima que me pillan no me salen las palabras, no tengo remedio, tendré que entregarme.
-Tranquilo, Alan, viene conmigo.-
Me asomé detrás de aquel gorila con porra para poder ver quién me acababa de salvar la vida. Era un chico alto, delgado, con el pelo moreno con reflejos rubios. Tenía un brillo especial en la mirada. Lo reconocí enseguida.
-Vaya, ya estabas tardando, Zack- Traté de parecer lo más convincente posible.
-Lo siento, Maya, no pensé que te pararían, mi padre nos está esperando.
El guardia no parecía muy confiado ni muy dispuesto a creerse todo nuestro teatrillo, pero ya no se me ocurría nada más que decir, así que, simplemente, asentí y fui hacia mi amigo.
-No quiero tener que veros otra vez dando vueltas por aquí, ¿queda claro?. Al señor Finn no le haría ninguna gracia tener a unos críos danzando por sus oficinas.
-Descuida, Alan, puedes continuar, ya me encargaré yo a partir de ahora.

El hombre se marchó y Zack y yo nos quedamos mirando. Se me acercó y me susurró:
-Ya estás dentro, vale. Pero ,como ves, no es tan sencillo danzar por ahí.
-Lo sé, lo siento, no era mi intención tropezarme con él.
-Ya, pues ahora acompáñame al despacho de mi padre y me explicas a qué se debía tanta urgencia por entrar aquí.
No tenía más remedio que contárselo, al menos una parte de todo. Desde luego, no iba a delatar a mi amigo, pero todo sería más fácil si él me ayudaba.
-De acuerdo, vamos, pero después me ayudarás sin poner ninguna objeción.
Asentí y nos dirigimos al despacho de su padre.

Una vez allí le conté parte de mis planes por los que me la acababa de jugar hoy al entrar aquí. Me escuchó sin interrumpir y la verdad es que su cara no adoptó la mirada de incredulidad o asombro que yo esperaba.

-Entiendo- me dijo- Así que crees que el accidente del otro día en el mercado puede haber sido cosa de Crominox...Interesante.
-No es que lo crea, lo sé, Zack. Piénsalo. Un trabajador de esta empresa sufre un accidente en uno de sus repartos en el camión, un accidente en el que no hubo nada en la carretera que pudiera provocarlo.
-Los camiones vuelcan, Maya, es el mayor problema de los conductores.
-Ya, y, ¿cuántos de ellos son hospitalizados y casi 6 meses después despiertan con estrañas marcas, crecen hasta 2 metros y medio y arrasan un mercado?
-Vale, eso es un poco más raro, no te lo voy a negar. Y, ¿qué me dices de ese tío con la máscara? El que le plantó cara.
-¿Hache?- le pregunté intrigada.
- ¿Ese es su nombre? Qué aburrido, me esperaba algo más épico del primer superhéroe del mundo.
-No es un superhéroe -reí suavemente- debe ser solo una de las pocas personas con el potencial y el valor para hacer algo con el fin de mejorar este mundo.
-Pareces saber mucho sobre él...
-¿¡Eh!? No, qué va. Solo le he visto en las noticias, ya sabes - Volví a reir.
-Ya... Bueno, puede que no sea un superhéroe, pero sí es un héroe, de eso no me cabe duda. La gente no lo dice, pero estoy seguro de que más de uno piensa que desde que llegó hace unos meses las calles están más tranquilas.
-Sí, es un alivio tenerlo cerca. Por eso necesito que me ayudes, si pudiera conseguir alguna prueba o información que demostrara que Crominox está detrás de esto... La verdad es que me sería de mucha ayuda.
-Si te soy sincero...Yo tampoco me fío mucho de ellos. Mi padre lleva años trabajando aquí y siempre viene a casa tarde y parece alterado. No sé en que andarán metidos aquí, pero a mí tampoco me da buenas vibraciones. Te ayudaré.

Caminamos por el pasillo simulando tranquilidad. El ascensor nos llevo a la séptima planta, la centrada a la investigación experimental. Desde luego, era un edificio bastante grande.

-Mierda, necesitaremos una tarjeta para poder entrar.
-Eso no será un problema, tengo la de mi padre, la cogí de su despacho.
-Zack, te adoro, eres un genio.
-¿Qué pasa? ¿Acaso lo dudabas?
Le di un codazo y él usó su tarjeta para poder entrar.

Una vez dentro se dirigió a uno de los servidores y empezó a teclear.

-Los archivos están muy bloqueados, necesitaría un código para poder acceder.
-Tranquilo, eso déjamelo a mí- Abrí mi mochila y saqué mi disco duro y un pendrive. Lo conecté todo al servidor y empecé a trabajar.
-Increible, me dejas sorprendido.
-¿Qué pasa? ¿Dudabas de mí?- Sonreí y le dirigí una mirada pícara.

Una vez terminado mi trabajo, pasé todos los archivos que pude encontrar a mi disco duro. Lo desenchufé todo y le pasé el Pendrive a Zack.

-¿Qué es esto?
-Una copia del trabajo de tu padre, échale un ojo en casa, esto es por las molestias que te has tomado.
-Gracias, Maya. Oye, ve con cuidado, ¿vale?
-Tú también, no sabemos qué habrá aquí, te lo comentaré en clase de informática.
-Bien, pero, en serio, ve con cuidado.
-Lo haré. Ahora tengo que marcharme antes de que mi madre se dé cuenta de que no estoy en casa. Nos vemos. Le dediqué una sonrisa de despedida y salí de allí lo más rápido que pude.

Ya estaba camino de casa. Tenía lo que había ido a buscar, ya solo faltaba ponerme a investigar. Sólo espero que a Vic no le haya ido mal hoy en clase.

H de Justicia (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora