No Me Dejes Nunca (Abraham Mateo Y Tú)

Capítulo 7: Familia Miller.

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Fuimos al auto y abrió la cajuela, allí había un bolso, lo abrió y había ropa. Colgó el bolso en su hombro y le puso la alarma a su coche y luego tomo mi mano.

―Abraham―Lo llame

― ¿Si?― me miro.

―olvídalo― sonreí y entre a la casa― mamá que Abraham se queda en casa.

―Vale, pero cuidado con lo que hacéis, eh.

―Que sí, mamá― sonreí―Buenas noches.

―buenas noches― sonrió.

Subimos a la habitación...

― ¿dónde está el baño?

―Por ahí― le señale la puerta a un lado de mi armario.

―Vale, gracias.

Entro y en unos veinte minutos salió con un pantalón de pijama ajustado de los tobillos y una polera tipo musculosa negra.

―venga que una foto te dura más―me guiño un ojo y sonrió de la forma más encantadora que pudo.

―Tonto― golpee su hombro suavemente, me gire para guardar las sedadera que me había puesto para ir al coche de Abraham― deja de verme le culo, Abraham― sonreí sin verle. Escuche el ruido del móvil al sacar una foto.

―Que me dura mas― sonrió sentí el calor de su cuerpo en mi espalda, puso el móvil frente a mí― eres hermosa― beso mi mejilla.

―Tu eres hermoso― me di la vuelta lentamente pasando mis brazos por su cuello, baje una de mis manos a su trasero y lo apreté― eso es por las nalgadas que he recibido― reí.

― Epa, que es mío― rio

―Entonces no volverás a tocar mi trasero― me aleje de él y me acosté en la cama boca abajo.

―Preciosa― se acostó apoyado en su costado y con una mano afirmando su cabeza―este trasero― coloco su mano libre sobre mi nalga derecha― es mío.

―No―negué con diversión―es mío― pegue mi espalda a su pecho y mi trasero a su entrepierna― bueno quizá también es tuyo― su mano se pasó por mi abdomen y aproveche para entrelazar nuestros dedos.

―Que mi trasero es todo tuyo si así lo quieres― dijo con un tono divertido y beso mi cuello― oye mírame― pidió, me gire para mirarlo― Te quiero.

Apenas y lo escuche, pero me quede prácticamente sin habla, acaba de decirlo. Acaba de decir que me quiere, mordí mi labio inferior.

― que igual te quiero ¿vale?― beso mi rostro en reiteradas ocasiones, mi cuello y mis labios finalmente.

―no sabes lo loco que me vuelves, eres como una droga para mí― beso nuevamente mis labios―me encantas tú, tu trasero― su mano apretó mi nalga derecha por segunda vez en la noche.

―Hey―reí e imite su acción solo que con su trasero.

Solo negó con su cabeza, me senté en la cama y tome mi móvil, necesitaba los apuntes del día de hoy.

― ¿a quién le escribes?― su cuerpo se posiciono detrás del mío dejándome entre sus piernas, su mentón fue a mi hombro.

― A Scott

― ¿Por qué le pones un mensaje?―lo sentí fruncí el ceño y además lo vi por la pantalla del móvil.

―Porque es mi mejor amigo― mi tono de voz fue divertido―no seas celoso― gire mi rostro para poder besar sus labios.