No Me Dejes Nunca (Abraham Mateo Y Tú)

Capítulo 11: Tus defectos...

Abraham

― ¿Te gusto?― dijo confundida, luego sonrió y me abrazo.

―Me gustas, me gustas más que mi helado favorito, más que mi pastel favorito y más que cualquier cosa favorita que poseo― sonreí.

―Te quiero mucho― susurro y beso mis labios con suavidad y ternura― no me dejes sola.

―Sabes que no lo haría― susurre y acaricie su cintura, se subió sobre mis muslos y beso mi cuello― _____―Sus manos se colaron por debajo de mi camisa, suspire.

― ¿Qué?― susurro y sus dientes hicieron contacto con mi piel, haciéndome estremecer.

― ¿Cómo le haces para tenerme tan loco?― sonreí.

―No sé― rio y me miro. Sus manos deslizaron mi camisa por mi torso hasta sacarla de mi cuerpo, desapareció en la tenue luz de la habitación.

―_____― jadee, movió su cuerpo hasta estar sobre mi masculinidad, que por cierto estaba muy apretado por culpa de los bóxer y pantalones.

―Joder― sonrió y movió su cadera de adelante hacia atrás y viceversa.

―Maldición― gemí y tome su cadera ayudándola a moverse en un vaivén lento y enloquecedor, puse mis manos en su trasero y lo apreté, me estaba volviendo loco, no puedo creer que no me ha desnudado y ya me tiene al borde del abismo. Dejo de moverse y bajo sus labios hasta mi abdomen, subió por mi pecho, mi cuello, hasta mis labios.

―Ya vengo― sonrió y se levantó, salió de la habitación dejándome atónito, caliente y confundido.

Luego de un par de minutos, entro a la habitación con crema batida, salsa de chocolate y nutella, dejo las cosas a un lado de mi cuerpo y volvió a ponerse sobre mis muslos.

― ¿Qué haces?

― ¿Tu qué crees?― tomo la lata de crema batida y la agita, retiro la tapa y esparció de esta por gran parte de mi abdomen, mi piel se puso de gallina ante el frio, luego echo un poco de salsa de chocolate.

―Vaya forma de darse un gustito― sonreí y la mire.

Sonrió y paso su lengua por mi abdomen.

_______

Me sentía excitada, caliente, de mil formas inexplicables, mi vientre estaba con mil mariposas, estaba confundida, aun no me creía que Abraham pudiese provocar tantos sentimientos a mi cuerpo y que este respondiera a cada caricia de forma automática, al bajar a la cocina me dio tiempo a respirar, pero luego ese fuego que quemaba mi piel volvió, el placer estaba nublando cada uno de mis pensamientos. Aunque de igual forma no me importaba, sabía que él no me obligaría a nada.

―Joder nena― bese sus labios antes de que su ronca voz, me hiciese enloquecer aún más, la crema en su abdomen ya había desaparecido, pero ese sabor dulzón de la crema estaba en su boca por la intensa sesión de besos que tuvimos durante mi cena, su cuerpo―Es mi turno― susurro.

Me dejo bajo su cuerpo en un rápido movimiento, jadee con sorpresa. Quito mi polera y beso el valle de mis pechos, tomo la crema y comenzó a hacer figuras en mi abdomen y sobre la piel descubierta de mis pechos, puso nutella en mi cuello y mis labios, sus manos tomaron con firmeza mis manos dejándolas sobre mi cabeza, comenzó con el trabajo de limpiar mi cuerpo, su lengua estaba por llevarme al borde, jadee con desesperación, quería besarlo. Cuando llego a mis pechos los beso con lentitud, mordió en algunas ocasiones y chupo en otras tantas, note una leve mancha roja, un chupetón, eso luego estaría morado. No le tome importancia en el momento que sus labios fueron a mi cuello, quería tocarlo, quería pasear mis manos por cada parte de su cuerpo, pero me era imposible con las manos sobre mi cabeza, mordí mi labio inferior ahogando los gemidos.