Capítulo 30: ¿Tienen marca?

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Comencé a sentir frio por lo que intente acercarme a Abraham pero su cuerpo no estaba allí, abrí los ojos y él no estaba, eran las nueve con veinte minutos, me levante y estire mis músculos, pase el dorso de mis manos por mis ojos y entre al baño, hice lo debido para lucir presentable y me puse un short de pijama, un sujetador y volví a ponerme la camiseta de Abraham.

Baje las escaleras para llegar a lo que era la terraza, supe que todos estaban allí cuando escuche risas, salí y todos fijaron su vista en mí.

―Hola amor― me acerque a él y me encorve para besarlo.

―Hola cariño― sonreí y acaricie su cabello― hola a todos.

―Buenas― saludaron y siguieron en lo suyo.

Abraham coloco su cabeza en mi abdomen y dio un beso allí.

― ¿Cómo te sientes?

―Bien, gracias― acaricie su cabello y bese una vez más sus labios, me senté en su regazo― Amor― llame su atención, él me miro― necesito ir a la ciudad, iré con Sofía.

―La llaves del auto están en tu bolso― beso mi mejilla― no quiero ningún rasguño en la pintura de mi bebé― se refirió al coche, es un bobo― ¿entendido?― asentí― Ten cuidado al conducir, cuida de nuestro posible cachorro, mantenlo sano y salvo― sonrió y acaricio mi vientre― ahora desayuna― volví a asentir y me senté a su lado para darle y darme comodidad.

―Dame frutas, amor― el asintió y me dio lo que le pedí.

Cuando acabe con mi desayuno, me levante y subí a la habitación, me metí a bañar tarde alrededor de diez minutos, al salir me seque bien y me puse ropa interior para luego humectar mi cuerpo, mientras la crema era absorbida por mi piel me dedique a buscar un conjunto que fuese de mi agrado, finalmente me decidí por un vestido completamente blanco ajustado, quite los tirantes de mi sujetador, ya que el vestido traía unos tirantes delgados, deslice el vestido por mi figura y sonreí, mis curvas y el vestido eran uno solo, puse una cazadora sobre mis hombros y sonreí, me puse una botas con tacón negras, perfecta, me maquille de forma ligera y natural, mi cabello lo deje al completo natural, el cual era liso, cuando por fin estuve lista, tome mi bolso y puse las cosas necesarias para poder ir a comprar.

―Sofía, vamos― dije, Abraham me miro y su mandíbula cayo, se levantó y se acercó a mí, me tomo de la cadera.

―Estas preciosa― beso mis labios― ve con cuidado ¿si?

―Si, amor― sonreí―Vamos, Sofí― ella se levantó y beso los labios de Daniel, para por fin salir de la casa.

― ¿No me vas a dar un beso?― Abraham frunció el ceño, me acerqué a él y lo bese, sus manos apretaron mi trasero.

―Ya me voy― murmure sonrojada.

―Vale― sonrió y dejo un casto beso en mis labios antes de dejarme ir.

Salí de la casa y quite el seguro del coche subimos y lo encendí, antes acomode el asiento, amaba este auto y era un jodido milagro que Abraham lo haya dejado en mis manos. Puse la radio a un volumen en el que era capaz de poder escuchar las respuestas de Sofía con respecto a nuestra conversación. Una hora con cuarenta minutos tardamos en llegar a una farmacia, estacione el coche y bajamos de este, entramos a la farmacia.

―Hola, bienvenidas ¿en qué puedo ayudarlas?― la mujer tras el mostrador nos miró atentas.

―Test de embarazo, necesito dos― sonreí nerviosa.

― ¿Qué marca?― ¿tienen marcas? Como se supone que yo elija la correcta, fruncí el ceño.

― Clear Blue― dijo Sofía.

No Me Dejes Nunca (Abraham Mateo Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora