Capítulo 8: Alejaos.

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Justo hoy tenia que traer los malditos libros. Cuando llegue a la entrada del instituto, vi los ojos café que de momento estaban por horas en mi mente. Seguí mi camino evitando su mirada y el hecho de que quería correr y besar esos labios rosados que él poseía.

―Hola peque― Scott se puso a mi lado y tomo mis libros.

―Hola.

―Hola― dijeron Daniel, Leo, Frank.

Pasamos por mi casillero para dejar mis cosas y luego irnos a clases, cuando estábamos llegando se escuchaban unas risas femeninas y una voz que supe reconocer en segundos. Camine con los chicos hasta el salón y entramos, Abraham estaba comiendo una manzana despreocupadamente, mientras parte de las porristas y otras chicas lo miraban suspirando y haciéndole preguntas.

―Bien― dijo y se levantó, las chicas se sobresaltaron― dejarme en paz de una puta vez―la molestia era evidente en su voz.

―Se enojó el niño― dije y todas voltearon a verme.

El carraspeo, llamando la atención nuevamente― dejarme solo, que ya estoy ocupado― todas quedaron en completo silencio.

Lo mire, ¿Qué creía que hacia? No estábamos saliendo. Además él sabe que me gusta Daniel y que con él es solo un bobo juego.

― ¿Quién es la afortunada, cariño?― dijo Catalina con superioridad.

―Desde luego que tú no― Abraham sonrió y Catalina bufo molesta, reí por lo bajo.

― Venga, que se molestó el niño― reí.

― ¿Tienes un problema con eso?― dijo Abraham.

―No― negué―

―Ahora si me permiten, déjenme solo ― dijo― estoy ocupado.

Pero todas se quedaron allí, sentí mis mejillas arder de rabia, me levante y me puse delante de Abraham.

― ¿Que acaso sois sordas?― dije molesta― largaos.

―Tú eres la novia de Abraham― dijo Ashley.

―No, no se con quien sea que este, este chaval pero aprendan a respetar lo que es el espacio personal.

Todas bufaron y fueron a sus lugares.

―Me debes una Mateo.

―Ya veremos cachorra― dijo con su sonrisa arrogante, rodé los ojos y me senté en mi lugar.

El profesor llego y no tardó en dar su clase. Pasaron los minutos y horas y por fin tocaron para el receso/descanso, los últimos en salir fuimos Abraham y yo, antes de que mi cuerpo cruzara el umbral de la puerta, Abraham tomo mi mano.

―Gracias por lo de antes― sonrió― estaban comenzando a hostigarme.

― No hay de que― sonreí de vuelta y mire que no estuviese nadie, bese sus labios.

―Te quiero― acaricio mi mejilla.

―Yo a ti― deje un pico en sus labios― ya, tengo que irme― salí sin mirar atrás.

Abraham

¡Mierda! Esto cada vez es más difícil, quiero besarla, abrazarla y no puedo, por el maldito "¿qué dirán?" La necesito, se volvió mi más grande adicción, esos labios rosas, sus ojos verdes y su largo cabello, ella es perfecta, pero, no estoy enamorado, me gusta, sí, pero solo eso.

―Tierra llamando a nave nodriza― mire al profesor el cual estaba frente a mi mesa/pupitre.

― ¿Si?

No Me Dejes Nunca (Abraham Mateo Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora