Prólogo

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–¡¿Otro instituto?!– preguntó mirándolos como si estuvieran locos.


–Si hija, en la mañana te cambiamos de instituto, ya hicimos casi todo el papeleo, mañana comienzas–habló su padre en un tono tierno y conciliador.


–¿Se volvieron locos?– los miró a ambos –¿Y mis amigos, mis maestros? Todos van a extrañarme.


Ambos padres solo se miraron.


–¿Qué significan esas miradas? ¡Los conozco, díganme!

–Te expulsaron...– murmuró su madre viendo el suelo.


–¿Expulsarme? ¡¿A mi?! Pero...pero... ¿Por qué?– preguntó lo último casi en un lamento, al borde de las lágrimas.


–Ya sabes hija... ¿recuerdas a la señorita Jackson?


–¿Pero que culpa tengo si ella estaba mirando por la ventana del tercer piso justo cuando yo pasaba con un trombón?


–Y el incendio...– le recordó su amorosa madre.


–¡¿Yo que iba a saber que inflamable significaba flamable?!


–Y el hamster... y el incidente con ese chico...– enumeraba su padre con los dedos.


–¡Así aprendí que los hamsters no pueden nadar contra la corriente de un inodoro! ¡Es un instituto si aprendo está bien! ¿Nunca escucharon hablar del constructivismo?


–Hija, Nícolas continúa en coma...


–Sólo lleva seis meses de coma, es menos de lo que llevaba durmiendo en clases...


Sus padres se miraron y negaron con la cabeza, le dejaron los papeles de inscripción y se fueron a hacer sus cosas. Rodolfa resopló frustrada tomando los papeles.


–¿Sweet amoris? ¿Qué clase de adulto responsable le pone ese nombre a un instituto?



Esa noche en la habitación de los padres de Rodolfa...


–Amor, ¿por qué escogiste ese instituto?– preguntó el hombre abrazándola.


–Porque una amiga del mercado envía a su hija ahí y dice que no aprenden nada, pero está tan entretenida que no le da problemas, además no ha gastado ni un centavo en útiles escolares.


–Oh... eso es interesante... pero me preocupa que no aprenda nada...


–Además es el único instituto donde aceptarían a una chica con sus desórdenes psicológicos...


–Muy cierto, eres tan lista amor...–le sonrió apagando la luz.



Fin del prólogo.

Gracias por su tiempo, espero que les divierta la historia.


Saludos.




CDM: Cada día es maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora