Capítulo 2: La dura e injusta vida de los gusanos.

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–Cariño ven...– llamó la mujer a su esposo.


Él subió las escaleras con desgano–¿De nuevo Rodolfa?


–¿Qué otra cosa podría ser?–preguntó ella parada frente a la habitación de su hija con la puerta abierta señalando hacia adentro.


El padre se asomó y ahí vio a Rodolfa sentada contra una esquina de la habitación en posición fetal y chupándose el dedo gordo repitiendo una y otra vez "No quiero volver" y a veces variaba con un "No quiero que el agujero negro me coma".


–Sacaré el auto del garage, tú prepara la cuerda– le indicó a el hombre a su mujer.


Y así atada, llorando y pataleando la dejaron dentro del instituto Sweet Amoris una vez más.

–¡No, no quiero!– lloraba Rodolfa tratando de soltarse de las cuerdas para regresar corriendo a su casa.


Amber se acercó dispuesta a comenzar su venganza pero se quedó quieta con una gota de sudor en la frente viendo al "gusanito" que reptaba en círculos por el pasillo,gritando sin parar, al que el día anterior había considerado una digna enemiga.


Sin nada para decirle ni siquiera para expresar como se sentía frente al bochornoso espectáculo que estaba presenciando se fue lo más rápido posible llamando por celular a su padre para que la sacara de ese instituto donde había gente tan rara.


–¡Rodolfa, ¿qué te pasó?!–apareció Ken con un par de muletas una pierna rota, ambos brazos yla cabeza vendados, y una serie de cortes y contusiones en el rostro.


–¡Desátame!– le gritó moviéndose para todos lados.

Él trató desesperada-mente de ayudarla pero las muletas no le permitían llegar al piso, y sus dedos dislocados tampoco eran muy útiles para desenredar un nudo marinero hecho con la maestría de cualquier padre de paciente psiquiátrica.


–¡Buscaré ayuda!– le aseguró finalmente y se esfumó como tenían la costumbre de hacerlo ahí.


–¡No desaparezcas!– le gritó lo más fuerte que le daba la garganta y se quedó ahí golpeándose lacara contra el suelo –¡Cuando salga de aquí me voy a vengar del mundo!


Minutos más tarde se escuchó una risotada que retumbó en los siempre vacíos pasillos.


–¡Te ves bien, ¿es una especie de nueva moda?!– le preguntó Castiel arrodillándose frente a ella.


–¡Libérame y te enseñaré la nueva moda de llevar un ojo morado!


–¡Jajaja, eso lo tengo que ver!–reía muy divertido.


Lo dicho...es un masoquista...– pensó viéndolo con el rostro desencajado –Bueno ríete todo lo que quieras, ¡pero desátame!


–¿Como esperas que haga eso? Ese nudo se ve muy complicado, ¿tengo pinta de boy scout o algo por el estilo?

CDM: Cada día es maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora