Rodolfa caminaba alegremente por la calle comiendo una de las croquetas de arroz que había comprado.
–Mmm... ¡Están muy buenas!– exclamó escuchando un ladrido de Demonio que la miraba hambriento –Toma aquí tienes– sacó una de la bolsa que llevaba colgada del brazo y se la dio –. Tú no Paco, aún eres un bebé, pero cuando lleguemos te daré unas suculentas moscas que atrapé ayer para ti– le decía deteniéndose unos segundos en lo que Demonio tragaba de un bocado la croqueta.
Los tres retomaron el camino llegando a la casa, Rodolfa abrió la puerta con su copia de la llave y entraron, de inmediato Demonio se detuvo alerta olfateando el aire. Ella lo observó y olfateó también no sintiendo absolutamente nada, él corrió hasta la sala, más precisamente hasta el lugar donde su dueño yacía sobre un charco de sangre, el animal gimió lastimeramente empujando la mano del pelirrojo con su hocico. Rodolfa llegó con ellos arrodillándose a un lado de Castiel.
–Oye, ¿te dormiste en el piso?– le preguntó poniéndole una mano en el hombro –Ensuciaste las baldosas con jugo de frutilla...– comenzó a moverlo –Traje croquetas, no están envenenadas, la chica de la tienda me lo aseguró.
El no despertaba así que lo movió más fuerte hasta hacerlo girar con brusquedad, quedando boca arriba, el hoyo ensangrentado por el que entró la bala se veía claramente. Rodolfa se quedó observándolo estática, su rostro mantenía su usual sonrisa pero completamente vacía, su mirada estaba clavada en el agujero de bala. Una de sus manos se desplazó lentamente hasta el cuello de Castiel, apoyando un par de dedos allí.
Escuchó a Demonio gruñir furioso, al tiempo que sentía algo frío y duro apoyarse en la parte trasera de su cabeza, escuchó el sonido característico de alguien quitándole el seguro a un revolver.
–Quédate quieta niña si no quieres acabar como él– dijo el hombre detrás de ella.
Bajó a Paco dejándolo en el suelo, y se levantó girando rápidamente con una gran sonrisa en su rostro.
–¿Quedarme quieta? ¿Es un juego? ¡Si, vamos a jugar!– aplaudió desconcertando al tipo.
–¡No me tomes el pelo o te mataré como a ese!– la amenazó el ladrón algo desorientado por tan extraña actitud, levantando el arma a la altura de su rostro.
–Ahh... ¡¿Fuiste tú?!– preguntó alegremente con cara de emoción –¡Jugar contigo será muy divertido!
El tipo la observaba como si se hubiera vuelto loca, pero entonces notó por el rabillo del ojo como el enorme perro se posicionaba para saltar sobre él, así que con rapidez le apuntó a Demonio dispuesto a matarlo antes de que lo atacara.
El arma voló por los aires cuando Rodolfa aprovechando la momentánea distracción del sujeto la pateó con todas sus fuerzas como si fuera una pelota de fútbol.
–¡Que comience el juego!– gritó lanzándose sobre el tipo –¡Ven Demonio no te pierdas la diversión!
Demonio se le fue encima como todo un perro de ataque mordiéndole el cuello y apoyando sus patas con las garras por fuera sobre uno de los brazos del tipo, haciéndole aún más daño. Rodolfa saltaba sobre el ladrón con sus rodillas impactando una y otra vez en el abdomen y sus puños golpeándolo por todos lados.
–¡Que divertido!– exclamó inclinándose sobre él para morderle el cuello del otro lado imitando a Demonio.
El segundo ladrón salió de la habitación de Castiel con un bolso lleno de cosas, alertado por los festejos de Rodolfa y los gritos de dolor de su cómplice.
–¡Otro con quien jugar!–se levantó ella dejando a Demonio ocupándose del primer tipo quien ya estaba inconsciente de todas formas.
–¡¿Quién eres tú?! ¡Ay no! ¡Gimeno!– se asustó viéndolo ahí tirado con un perro enorme atacándolo.
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CDM: Cada día es malo
FanficCDM al igual que el juego Amour Sucré, trata de los acontecimientos vividos por una jovencita que entra a estudiar al instituto Sweet Amoris. Solo que esta chica de nombre Rodolfa, está completamente loca, y alterará la vida de todos allí. Nuestros...