Un secreto de niños

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-Consiganse una habitación por favor -comentó Brad con sorna.

-¿Para que si aqui tenemos la tuya? -le respondí siguiendole el juego, miré a Cody y tenía las mejillas totalmente teñidas.

-Claro que no, está bien que sean novios y se quieran pero ustedes lo hacen en mi cama y la quemo, y luego ustedes me compran una nueva -respondió Brad poniendose pálido. Cody y yo nos reímos en respuesta.

-Vamos amor -me levanté del sofá en el que estabamos sentados y lo cargué como si de una damicela se tratara.

-Te he dicho que no me cargues, ¡puedo caminar! -se quejó Cody.

-¿Osea que si puede caminar? Entonces no le das tan duro ¿ah? -comentó Brad nuevamente, causando esta vez que los dos nos pusieramos rojos tal tomates. Por lo que ya no respondimos nada, solo salimos hacia el cuarto de Cody.

-Perdona por eso, mi hermano cada vez está peor -fueron las primeras palabras de Cody al entrar a su habitación.

-No te preocupes, probablemente me lo esta cobrando por mis comentarios en sus relaciones pasadas -respondí encogiendo los hombros.

Tengo que admitir que sus comentarios nos habían dejado un poco avergonzados, sobre todo el último. Ya que bueno aún no habiamos tenido relaciones a lo contrario de lo que nuestras familias pensaban.

-Aún no puedo creer que la semana pasada nos dejaron la casa sola con el fin de darnos "privacidad" -dijo Cody, al parecer había recordado lo mismo que yo.

Era una tarde, acababamos de llegar del colegio y yo venía un poco fastidiado ya que aunque ya hubieran pasado tres semanas desde que Cody y yo salíamos oficialmente aún habían algunos que no nos dejaban en paz con sus comentarios y bromitas... hasta en el equipo de béisbol.

Habíamos terminado de hacer juntos los deberes ya que Cody me ayudaba a pasar matemáticas. El caso era que al hacer la tarea escuchamos un puertazo, Cody se fijó por la ventana y notó que tanto sus padres como los mios se estaban marchando en sus carros.

Nos extrañó que se hubieran ido sin decirnos absolutamente nada por lo que Cody decidió llamarlos pero ellos no contestaron asi que lo dejamos pasar. Pero cuando terminamos los deberes y nos fuimos a ver una película al cuarto de Cody las intenciones de nuestros padres quedaron completamente al descubierto: petalos de rosas en el suelo, velas por todas partes y las ventanas cerradas además de una pequeña fuente de chocolate con fresas y bombones al lado.

Al ver todo el alboroto los dos estabamos tan avergonzados que sería imposible que hubieramos hecho algo mas que no fuera el comernos las frases y los bombones con el chocolate fundido mientras que por netflix veíamos alguna película.

Pero como Cody y yo tomamos una ducha *la cual fue por separado* nuestros padres pensaron que sus detalles nos habían llevado a tener relaciones.

-Ni yo, pareciera que estuvieran tratando de que fueramos lo más rápido posible en nuestra relación.

-Lo sé, es una tontería porque solo nos incomodan.

-Ni que lo digas -le respondí, entonces le comencé a acariciar su pelo mientras le veía.

-¿Qué? -preguntó el con una sonrisa en la cara, yo en respuesta le besé los labios momentaneamente.

-Nada, solo me gusta verte -y con este comentario sus mejillas se volvieron a encender.

-Idiota -susurró y se acurrucó en mi pecho, entonces recordé algo.

-Amor -le llamé, él se giró a mirarme- tengo una duda, entonces ¿cuál fue el pacto que hicimos de niños?

-No lo olvidaste ¿eh?

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