Los bebés son lo suyo

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-¿Quién es ese? -preguntó Rosela con una enorme sonrisa, pero con un tono de desagrado.

-Hola mucho gusto, me llamo Leo -le extendió la mano a Rosela, ella la aceptó a duras penas mientras me miraba dudando.

-Bueno, ¿cual es la noticia? -intervino mi madre para dejar de lado el momento incómodo.

-¡Oh sí! Es que me mudaré aqui y su hijo y yo seremos una familia feliz ¡que genial! -mi madre sonrió asintiendo mientras me daba una mirada significativa.

-Excelente, ¿que te parece si me acompañas para ayudarte a ordenar todo en la habitación de Aaron?

-Querrá decir nuestra habitación.

-Oh claro, su habitación -corrigió mi madre.

-Está bien, amor te dejo a NUESTRO bebé, en un momento vuelvo -Rosela se despidió de mi dandome un beso rápido en los labios al cual no tuve oporunidad de negarme, luego me dejó a Ángel y se fue con mi madre.

-Vaya... -comentó Leo.

-¿Quieres sentarte? -pregunté nervioso- ¿o saldrás corriendo? -Leo rió.

-Si lo fuera a hacer lo hubiera hecho desde la mirada desquiciada que esa chica me dió, ¿ella es la madre?

-Sí, lamento que hayas tenido que presenciar eso enserio que no esperaba que ella estuviera aqui... y está peor de la ultima vez que la ví.

-Bueno uno hace cualquier cosa por sus hijos supongo -se encogió de hombros y le tendió el dedo a Ángel, quien lo tomó observandolo y después toda su mano.

-Creo... que le agradas -comenté aunque no estaba muy seguro, me dolía no saber mucho de mi propio hijo.

-Sí yo tambien lo creo -Leo estaba encantado con el niño y no pasó mucho tiempo para que Ángel extendiera sus manitas hacía Leo indicando que quería que él lo abrazara.

-Se ven tan lindos -comenté una vez que Leo tenía al bebé en sus brazos jugando con él- serías un gran papá.

-Gracias -contestó Leo con las mejillas ligeramente decoloradas.

Seguidamente se sentó en el sofá poniendo a Ángel en una de sus piernas y moviendola haciendo como si fuera un caballo que Ángel estuviera cabalgando.

-Corre como el viento tiro al blanco -gritó con una voz chillona haciendo reir al bebé.

-Vaya quien lo diría, tienes magia con los bebés. Creo que ya te quiere más que a mi.

-Claro que no, es solo que siempre quise tener un hermano menor... estaba Noah pero cuando tuve edad para hacer estas cosas él ya era demasiado grande...

-Y tus padres no quisieron tener más hijos supongo.

-Exacto, decían que dos eran demasiados -sonrió y después miró al bebé, le comenzó a hacer caras bobas y divertidas. Me reprendí mentalmente por no tener mi celular para tomarles una foto...

-Leo...

-¿Sí?

-¿Me prestarías tu celular?

-Amm, claro -lo sacó de su bolsillo y me lo extendió- la contraseña es 0509.

-Gracias -me sorprendió la facilidad con la que me dió su teléfono pero decidí ignorarlo e irme a la sección de fotos.

-¿Para que lo necesitas? -preguntó pero sin poner realmente atención, ya que seguía entretenido con Ángel.

-Para un asunto -entonces le tomé la primera foto, se veían tan hermosos.

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