Miré mi figura en el espejo y vi que aún tenía el rimel corrido y el moretón de mi brazo aún me punzaba.
Me di una ducha, me vestí con una blusa de manga larga para que no se viera ese recuerdo que Cameron dejó sobre mi piel y bajé al comedor.
Mi hermana pequeña estaba comiendo cereales junto a mi madre y Frank.
—Perdón Carrie, no era mi intención —dije inmediatamente después de recordar lo que le hice la noche anterior.
—¿Perdón por qué? —inquirió en seguida mi madre.
—¿No le contaste? —Carrie negó con la cabeza—. Creí que habías ido de chismosa a decirle—reí y la abracé.
—¿Qué le hiciste, Andrea?—preguntó Frank mal humorado y con un terrible olor a cigarrillo.
—Nada papi, ella quería ir al baño y yo estaba parada frente a la puerta del baño y me empujó —suspiré de alivio, si decía la verdad seguro que Frank se hubiera enfadado conmigo.
—Gracias —le susurré al oído a Carrie y me colgué la mochila—. Nos vemos.
—¿Te irás sola? —preguntó preocupada mi mamá.
—Si.
—¿No vendrá Cameron por ti? —murmuró para que Frank no nos escuchara.
—No.
—¿Que ha pasado? —no le contesté—. ¿Andrea, qué ha pasado?
—Mamá, debo irme—evadí su pregunta y me fui rapidamente.
○-○-○
Las horas en las clases se me hicieron eternas pero por fin acabaron.
—Bueno chicos, pueden retirarse —vociferó el profesor Jefferson al sonar la campana e imediatemente todos tomaron sus cosas y salieron del salón.
Yo estaba apunto de hacerlo, pero alguien cerró la puerta y choqué contra esa persona.
Levanté la mirada e inmediatamente me eché hacia atrás.—Andrea... —susurró. Era él...
—¡Ni se te ocurra tocarme! —grité y rápidamente mi corazón comenzó a acelerarse.
—¡Lo siento Andrea! ¡perdóname! ¡pfavor!
—No Cameron, ya no, ya no volveré a caer en lo mismo —lo empujé, abrí la puerta y en un abrir y cerrar de ojos Cameron me tomó de la cintura, me jaló hacia él y volvió a cerrar la puerta. —¡Te he dicho que no me toques!
—Espera, por favor Andrea...—¡No Cameron! ¡déjame! ¿¡qué no lo entiendes!? —comencé a llorar, ¡diablos!, odiaba hacer eso frente a él—. ¡Me odio! ¡tú hiciste odiarme! ¡odio ser tan débil, odio no poder ser tan bonita para ti, odio ser frágil contigo! ¡ME ODIO!—Cameron me tomó de las muñecas y suavemente me empujó hasta la pared.
Mis manos estaban sobre mi cabeza y él las sostenía.
—Y yo odio hacerte sentir mal, lo lamento, en serio. Quizá habrán chicas más hermosas, lo que quieras, pero para mis ojos, tú eres la más bella de todas, y eso no lo dudes ni un segundo. Eres la única que logró enamorarme y que aún lo sigue haciendo... Cuando te haga sentir así sólo mándame a la mierda... sabes que te amo—dijo y depositó un suave beso en mis labios. Después de unos segundos reaccioné y moví mi cabeza para evitar que Cameron siguiera besándome.
—No lo hagas. No me pidas perdón, sabes que te perdonaré, y tengo miedo a hacerlo, no me inventes mentiras que voy a creer. Por favor, suéltame —trataba de zafarme de él pero es mucho más fuerte que yo.
—Prometo ya no volver a lastimarte, trataré de ya no hacerlo... por favor—suplicó.
—No, ya no más Cameron.—Por favor Andrea... — volvió a suplicar—. Te necesito más que a nadie en este mundo... por favor, no me dejes— comenzó a repartir cientos de besos sobre mi cuello hasta llegar a mis labios—. Perdóname—susurró, me dio un beso y yo, yo de estúpida se lo devolví.
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¿Esto es amor?
Teen FictionAndrea creía que lo que Cameron sentía por ella era amor verdadero. Sí, su amor era especial, pero especial no es sinónimo de correcto. Entre golpes, insultos y humillaciones, Andrea, debe afrontar las situaciones que se le presentan para así sa...