Capítulo XXVII

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—Esta vez no te dejaré ir —Cameron me alcanzó en la esquina de la calle antes de llegar a mi casa. 
—Déjame, Cameron —lo empujé.

Estaba molesta, ¿por qué?, porque quizá Yenia había planeado todo esto.

—No te dejaré ir... —murmuró él y me abrazó con fuerza.
—¡Déjame! —trataba de sacármelo pero Cameron no me soltaba.

—¿Por qué estás molesta? —preguntó él.
—¿Qué por qué estoy molesta? ¿de verdad lo preguntas, Cameron? —suspiré—. Porque te acostaste con la que era mi supuesta "mejor amiga" y si tan sólo hubieses ido por mi, yo no hubiera pasado por todo eso, si tan sólo me hubieses detenido Leonardo no me hubi... —Cameron no me dejó terminar porque me interrumpió con un beso. Al principio yo me movía para que no me besara pero Cameron seguía y al final, me rendí.

—No volverá a pasar NUNCA  —dijo y nos dimos un largo beso.
—En serio, perdóname pero, por favor, no me dejes —rogó y pude ver que unas cuantas lágrimas comenzaban a resbalar por su mejilla—. Te amo y estoy muy arrepentido por lo que pasó; perdóname —volvió a rogar y volvimos a besarnos.
—Debo descansar —dije algo molesta y me fui.




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Al llegar a mi casa vi una nota en la mesa del comedor.

 "Andrea, nos dieron un viaje para ir a Brasil por 2 semanas, con todo pagado. Sólo habían 3 boletos, así que decidimos que tu padre, Carrie y yo iríamos, lo sentimos por no llevarte.
¡Adiós nos vemos en 2 semanas!

Atte: Tu madre."

—¿Un viaje? ¿Se fueron los tres? —pensé en voz alta—. Que raro, pero está mejor así.
Luego vi otra carta de color rosa.

"Hermanita!, hola. 

Esta es mi carta que te dejo para ti, perdon si no te yevamos, yo si queria que fueras pero mi mami dijo que no, te boy a extrañar mucho, te ise una piza porque es tu comida favorita, la aprendi a aser en el curso de berano del año pasado, cuidate mucho, te beo dentro de 2 semanas. Adios andy!.

posdata: te amo! ♥"

Me reí al ver la mala ortografía de Carrie, pero apenas tenía 7 años de edad.
Yo también la iba a extrañar mucho.
Tomé la pizza que había hecho de la cocina y subí a mi habitación para descansar por fin.





-○-○-○-




Desperté al escuchar unos ruidos que provenían de la sala.
Vi mi reloj, eran las 4 de la madrugada.
Me entró un miedo al recordar la carta de mi madre... ni Frank ni Carrie ni ella estarían aqui entonces, ¿quién sería?
Me incorporé y encendí la luz de mi habitación, me pusé mis pantuflas y caminé hacia la puerta con mucha discreción para no hacer algún ruido.
Tomé la perilla con mi mano y en eso vi que alguién la estaba moviendo del otro lado para entrar.
—¡Sorpresa! —exclamó Yenia al abrir la puerta.
—¿¡Qué haces aqui!? ¿¡cómo mierda entraste!? —me heché dos pasos hacia atrás inmediatamente al verla.
—¿Qué no te da gusto verme? —sonrió maliciosamente—. Mira, te traje un regalito —sacó un cuchillo grande de su bolso.
—¿Qué haces con eso? —pregunté llena de terror.
—¡Mira! ¡ahí esta tu cara de miedo de nuevo! Amo ver esa expresión —dijo y se fue acercando lentamente hacia mi.
—¡Deja eso Yenia! —conforme más se acercaba a mi yo me hacía hacia atrás.
—¿Recuerdas que te dije que te alejaras de MÍ Cameron? Bien, pues no lo hiciste y te adverti lo que pasaría y ahora, por tú culpa ¡Cameron me odia! ¡y eso no te lo perdonaré! 
Yenia se iba a abalanzar haci a mi pero reaccioné en seguida y logré esquivarla, salí corriendo de la habitación y bajé por las escaleras.
—¡No saldrás de aqui! —gritó Yenia y yo forcejeé con la cerradura de la puerta principal para salir de ahí pero no podía abrirla, estaba trabada —¡Te lo djie!
Yenia corrió hacia mi y yo igual corrí pero dí un traspié y cai.
—¡Ahora vas a pagar! —ella se encimó en mi, tomó el cuchillo con las dos manos, lo alzó para agarrar vuelo y lo iba a clavar en mi pero logré moverme y sólo me ocasionó una cortadura en la mejilla.
—¡Ayuda! —grité y tomé una sombrilla que estaba cerca de ahí y comencé a defenderme con ella.
Golpeé a Yenia con todas mis fuerzas.
—¡Perra de mierda! ¡no vuelvas a golpearme! —gritó de rabia—. ¡Leonardo!
—¿Qué? —me detuve en seguida y vi a Leonardo entrar a la sala desde la cocina—. No —murmuré en un hilo de voz.
—¿Ya no me golpearás más? —se burló Yenia—. "¡Ayuda! ¡Déjame Leonardo! ¡No lo hagas! ¡Ayuda! ¡Suéltame!" —me arremedó—. ¿A qué te recuerda eso? —se rió y se sentó en el sofá de la sala mientras se sobaba en los golpes que yo le había causado—. Hazle lo que quieras, los esperaré aquí, yo seré la última que la haga sufrir.
Pude ver la silueta de Leonardo acercase hacia a mi, no tenía a donde correr. Tomé de nuevo la sombrilla y lo golpeé. Él se rió y en un rápido movimiento él me tomó las muñecas por detrás. 
—¡Suéltame! —grité.
Después me tapó la boca y me subió a mi habitación.
—¡Diviertanse! —exclamó Yenia y se rió.

Yenia estaba loca, enferma, era un psicópata y hasta ese momento me había dado cuenta; que estúpida era, ¿no lo creen?, pero jamás creí que ella, que YENIA, una de mis supuestas mejores amigas me estuviese haciéndo todas esas cosas por amor. Esto era algo dificil de creer y de procesar.





Leonardo me tomó de las muñecas con fuerza y con la otra me tapó la boca para que no hiciera ruido hasta llevarme a mi habitación.
Mi corazón comenzó a latir a mil por hora, no quería que eso volviera a pasar, otra vez...  





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