-Si te veo morir-

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"Si hoy te veo morir, mañana me veras vivir. Recuérdenme en las plumas pérdidas, en las flores azules y en las tazas de té a medio tomar"
LR, The Prayer.

Micael escuchó la alarma de su celular. Las cinco. Se levantaba temprano para que le diera tiempo de preparar todas sus pertenencias para las clases del día. Matemáticas,Biología,Ética, Geografía, Literatura, Redacción y Artes. Un día espléndido.

Cuando estaba vistiéndose con él ridículo uniforme escolar que consistía de pantalones, saco, camisa, chaleco, corbatín y mocasines, sonó de nuevo su celular con un mensaje de Manuel.

Al parecer Manuel tenía la brillante idea de apuntarse al viaje de practicas de campo de la escuela. Genial.

Salió de su habitación para encontrarse con su amigo Héctor, con el cual tomaba la mayor parte de las clases.

-Hola.- dijo simplemente Héctor- ¿Con qué empezamos?

-Mate.- respondió Micael.

-Carajo.

Mientras caminaban, se pudieron al día con las conquistas de Héctor y las vacaciones de invierno.

Pero en cierto momento, cuando entraron al edificio principal, Micael se encontró con cierta persona. Juliana.
Estaba con su grupito de amigas populares por las razones menos agradables. Hicieron contacto visual, pero fueron interrumpidos por una marea de estudiantes que al escuchar el toque del timbre se alocaron y se lanzaron a lo bruto a sus salones.

Micael y Héctor entraron en su aula, soportando así dos horas de la aburrida clase del maestro Freewill, que no paro de preguntarle a Héctor teoría de ecuaciones y pedirle que pasara al frente a hacer ejercicios en el pizarrón.
Mientras Micael observaba por la ventana el triste panorama escolar, con sus pasillos anticuados y sus colores deslavados.

Lumina se despertó tarde, y llegó tarde. Ese día no le tocaba clases con ninguno de sus amigos, así que se verían en el receso en la cafetería donde probablemente comerían todos juntos.
A Lumina le tocaban todas las demás clases de la semana con Manuel y unas cuantas con Caridad y Micael, así que en parte, el lunes sería su día de estar sola para meditar en las clases, ya que la mayor parte del tiempo le valía lo que fuera que estuvieran enseñando.

Llego a su salón, y se sentó en la parte trasera, donde nadie la molestaría, por qué a pesase de que tenía buenas relaciones con casi todo el mundo, solo la buscaban cuando tenían problemas y necesitaban a quien contárselos.

Mientras la clase de Teología empezaba con una oración a Dios y a la Virgen, Lumina sacó su libreta de su mochila y se puso a escribir todo lo que había pasado últimamente.

Las clases se fueron lastimosamente lentas, pero en parte le daban una excusa para no pensar demasiado en sus problemas, por qué los opacaba con otros nuevos.
Mientras leía sus notas acerca de sus nuevos amigos, Lumina se sintió observada por alguien en el salón. Volteo a ver a la derecha, y ahí estaba una chica, casi tan blanca como ella, de cabello oscuro peinado en un regio moño, y unos ojos café oscuro.

Lumina le mantuvo la mirada, y cuando la observadora se hartó bajo la mirada a su Biblia.

Más tarde Lumina recordó su nombre. Sadie. Íntima amiga de Juliana y probablemente una de las chicas más tristes de la historia, incluso más que Lumina.

Manuel lamentaba la existencia de la clase de Redacción. Su vida era como las palabras. Tenía problemas graves, algunos de sus amigos tenían depresión aguda y quería una esdrújula para encontrar el camino. Bueno en realidad una brújula, pero mejor no frustrarse con los términos adecuados.

El Rompecabezas de la Magia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora