-Simplemente la muerte-

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"Andrew recorrió la galería con paso cadente fijándose en detalle en todas las fotografías. Ella se veía tan feliz en la mayoría a pesar de que ya no estaba con ellos. La conoció por una gran parte de su vida, fue su amigo y confidente, pero ahora, ella había por fin vuelto a casa después de muchos años de sufrimiento y problemas. Sonrió ante la perspectiva de que Isabel estuviera en una nube, y las estrellas le dieran besos de buenas noches, pero aún así, el la iba a extrañar. Se fijó en una fotografía en particular. Ella no estaba con nadie. Solo era ella en un fondo negro y sus grandes ojos se veían llenos de luz. Así la recordaría. Isabel su mejor amiga."
LR, The Prayer.

Manuel se despertó en medio de el caos  con Cuelebre lamiéndole el cachete con su aliento caliente.

Lumina y Fabel estaban junto a él.

-Parece que sigues vivo.- dijo Lumina burlonamente. El grupo a forma de asentimiento y se tallo los ojos con las manos.

No sabía muy bien que había pasado. Pero sin embargo se levanto con suficiente fuerza. El lugar se veía un poco mal, pero tras hacer el inventario completo de gente vio que Lumina tenía unos cuantos rasguños y Micael también. Los demás andaban en el lado de estable. Así que no se preocupó demasiado, pero aún así había algo que no le cuadraba. Tal vez que en realidad sentía algo muy extraño en el ambiente o que los había atacado. Lumina tenía una lata de sopa condensada en la cual había un pequeño retoño de árbol.

Lumina al notar el interés de Manuel en su lata le explico.

-Es el retoño que andábamos buscando. Es un ciruelo. Y está un poco enfermo pero se puede curar.

Micael asintió.

-Tenemos que salir de aquí, pero hay algo rodeándonos o alguien, debería decir.- dijo Micael.- Y tienes mucho que explicar, Manuel.- dijo señalando a el dragón.

Manuel se le quedo viendo. Y luego acaricio el morro de Cuelebre. Le susurró algo a el dragón.

-Nos puede llevar a todos en su lomo. Pero es un poco arriesgado. Podemos regresar por el auto después.- dijo Manuel después de una conversación muda con el dragón y con Lumina.

Después de unos cuantos arreglos quedaron encima del dragón, que al parecer los sentía como unas plumas sobre su lomo, que en realidad tomando en cuenta que tal vez era cierto, tomando en cuenta la metáfora de que ellos en realidad eran seres alados.

Manuel al frente con Lumina, Sadie y Caridad atrás de él, quedando las tres arrebujadas entre los demás chicos. Se aferraban fuertemente a las cinturas de cada uno para no caer, y cuando por fin el dragón despego del suelo para subir al cielo nocturno, Sadie y Caridad profirieron unos chillidos mientras ganaban altura.

Y una vez fuera del lugar se encontraron con dos camionetas rodeándolos. Gael pudo reconocer una de las camionetas. Era de Bruno y la otra era de uno de sus amigos. Rayos.

Los vieron y les gritaron, pero entre el ruido del viento no los dejaba escuchar las idioteces que decían todos los de abajo.

Ascendieron al cielo mientras que una tormenta se soltaba en las cabezas de los idiotas de las camionetas. Pero de alguna manera muy sorprendente no se mojaron los que viajaban al lomo del dragón, por qué al parecer la capa protectora del dragón era lo que evitaba que estuvieran empapados de pies a cabeza.

El vuelo no se prolongó mucho, aunque la tensión entre los que estaban a bordo era tangible. Llegaron a la casa de campo sin que nadie los viera ni los siguiera. Cuelebre aterrizó en el patio trasero y el primero en saltar de su lomo fue Botitas, que se había metido al morral de Lumina.

Salió con elegancia hasta llegar a la casa. Manuel lo vio feo y se de desperezó.

Bajaron del lomo del dragón. Manuel se quedo un rato con su amigo dragón, mientras los demás llegaban a la sala. Lumina indispuesta a cenar dejó que Fabel hiciera quesadillas, y así la cena se sirvió entre quejas de Lumina y de Manuel.

El arbolito estaba en la sala. Y Micael no lo dejaba de ver. Manuel tuvo que explicar muchas cosas de Cuelebre, al igual que Micael lo tuvo que ha de con el árbol. Se ahorró un montón de detalles, pero era obvio que él sabía más de lo que decía, pero aún así no lo presionaron demasiado.

Lumina le pasó su comida a Botitas por debajo de la mesa y siguieron platicando hasta altas horas de la noche. Lentamente varios se fueron a dormir. Como Gael y Héctor seguidos por los demás, dejando a Lumina y Manuel con Sadie platicando de las filosofías de la vida.

-Entonces...- dijo Sadie mientras daba un sorbo a su té.

Lumina estaba sentada en la silla a modo indio y Manuel igual.

-Pues no te dejes ir por la gente que te daña. Equilibrio.- dijo Lumina.

Manuel al ver la cara de confusión de Sadie le explico de manera más clara y concisa.

-Lumi se refiere a que hay gente que te daña y tú sigues ahí de babas poniéndote para que te lastimen. Tú debes buscar la manera de que las cosas no te dañen, y si lo hacen, aléjate.- explicó Manuel.

Sadie se quedo sopesando las palabras de ambos y luego volvió a hablar, pero su voz era más medida.

-Saben, mis amistades jamás fueron como la suya o la que tengo ahora con todos. Más bien fueron espantosas y llenas de rencor. Pero aún así tengo miedo de que dirán de mi relación con Caridad.- su voz suave sonaba profundamente triste.

-Vale. Comprendo lo que dices.- dijo Lumina mientras ella revolvía si té con una cuchara.- pero aún así no te dejes. Tú no mereces que te lastimen, y tal vez de lo que no te das cuenta es que con tu actitud lastimas a otros que te tratan de ayudar.

Manuel no tuvo que ayudarla a comprender eso. Estaba más claro que el agua.

Se quedaron un rato más platicando, pero al final el suelo los vencía, así que Manuel acompaño a ambas a sus respectivas habitaciones. Y así cada uno se dejó ir por la vibra del sueño.

El Rompecabezas de la Magia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora