-Tributo a las estrellas-

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"Isabel jamás fue de nadie. Ella vivió por todos y para nadie. Sus sueños los compartió con cualquiera que se acercara a verla e incluso le regaló a sus amigos un pedacito de su corazón. Una criatura tan bella e incomprendida que al final solo se deslizó fuera de esta vida con la misma gracia y dulzura con la que entro en ella."
LR, The Prayer

Lumina se levanto por la mañana con la caricia suave y peluda de un animalito que se había introducido en su habitación por la noche.

El animal en cuestión la volvió a acariciar hasta que ella abrió los ojos.

Se encontró con unos ojillos verdes viéndola fijamente. Un gato.

Lumina se levanto y tomo al gato entre sus manos. Su pelaje negro contrastaba perfectamente con sus botitas blancas en las patas delanteras.

Ella lo acaricio y el gato ronroneo. Lumina no puedo evitar reír de felicidad. Adoraba a los animales, pero aún más a los gatos.

Las ideas le vinieron a la cabeza. Sabia que no podía tener un gato en la escuela, no estaba permitido, pero de alguna manera encontraría el modo de quedárselo.

Salió de la cama dejando al gato en ella. Busco en su armario la ropa que usaría y la tomo para irse al servicio de las mujeres. Dejó la ventana abierta para que el gato pudiera salir.

-No me dejes sola.- dijo ella viendo al gato antes de salir.

Mientras se bañaban pensó en la situación en la que estaba por enésima vez. Entonces se le ocurrió algo. Sus amigos andaban por ahí y lo más probable es que ese día ellos se quedarán por ahí haciendo tonterías. Ella quería algo más. Así que en vez de avisarles algo, decidió salir de la escuela a la ciudad. Necesitaba un poco de tiempo.

Lumina mandó un mensaje al grupo de WathsApp de sus amigos. "Nos vemos luego". Eso fue todo lo que les escribió y apago el celular.

Ella tenía su automóvil aparcado en el estacionamiento. Un Ford Bronco azul. Camino hasta llegar ahí, se subió en su auto, entregó el permiso de salida al policía y una hora después estaba de camino.

El camino se prolongaba por los campos de maíz y trigo hará llegar a la ciudad sobre poblada donde haría unas compras e incluso se quedaría a dormir.

Al llegar, estacionó su auto en un centro comercial del norte de la cuida el cual era muy cotizado por sus tiendas de lujo.

Saco el morral hippie que usaba a modo de bolsa de la parte trasera. Entro y se perdió horas en las incontables tiendas. Compro unas cuantas prendas para su guardarropa mayoritariamente estilo boho.

Entonces paso por una tienda de artículos esotéricos. Se introdujo en ella por qué el olor le era reconfortante. Especias, semillas de apio, ruda, romero y loción de siete machos. Brujería.

Dentro estaba oscuro y había muchos abalorios colgados por todas partes. Algunos atrapa sueños, varitas de incienso, figuras religiosas.

En el mostrador había un chico de cabello rubio. Alto, lleno de pecas y unos pómulos prominentes. Estaba jugando con unos cuarzos.

Cuando entró el la volteo a ver. Le sonrió.

-Bienvenida. Cualquier cosa que necesites avísame.

Lumina le sonrió y asintió.

-Gracias.

El chico se la quedó viendo embobado.

-Tienes unos bellos ojos. Brillan como estrellas.

Ella se quedo pasmada ante la afirmación de el. Lumina sabía que podías identificar a un ángel por medio del brillo de los ojos. Repentinamente se volteo y siguió viendo los libros de esoterismo.

El Rompecabezas de la Magia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora