-Los misterios del alma-

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"En su alma había un pedacito de cada uno de sus amigos. Los llevaba a todas partes, los recordaba y veneraba. Su alma a pesar de estar prisionera en un cuerpo, era libre en su mente, y cada paso que daba, era un paso más cerca del futuro prometido. Un cielo y un infierno, en ninguno aceptada, y a la vez anhelada por ambos. Su nombre era Valentina, ultima del nombre."

Lumina estaba en la cama. La habitación tenía una ventana, un armario y una cama, alta y con un dosel.

Manuel se había quedado con ella, como era su costumbre hasta que el sueño la venció. Luego él salió de la habitación, cerrado la puerta.

Botitas se había colado en la habitación mientras Manuel cerraba la puerta.

-No la despiertes, andrajoso.- dijo Manuel al gato, que le maulló en forma de afirmación.

Botitas se subió a la cama y se acomodó en el pecho de Lumina, ronroneando para confortarla.

Dicen algunos científicos que el tintineo de los gatos es curativo, sin contar que ellos detectan cuando alguien está enfermo, y por consecuente se acercan a esa persona y su ronroneo lo usan para tratar de curarlos.

Lumina dormía plácidamente. Hasta que en sus sueños algunas cosas cambiaron. Generalmente soñaba con colores y masas de extrañas formas, a excepción de los días que soñaba con las cosas del futuro o cuando compartía sueños con sus amigos.

Un páramo apareció, como siempre, se quedo parada viendo el cielo anonadada.

De la nada aparecieron unos árboles a su alrededor. Tenía cara de tonta, pero con justificación. En el cielo, habían criaturas volando, que reconoció como dragones.

Lumina los conocía por Manuel y por los libros infantiles, pero al verlos de relativamente cerca.

Decidió caminar por el lugar. Se internó en el bosque, donde los árboles se volvían más frondosos. En cierto punto, la maleza llego hasta la entrada de una caverna. Y en la entrada había un dragón.

Lumina sintió una punzada de miedo p ro siguió su camino hasta llegar a dos metros enfrente de él.

Era una criatura majestuosa que se erguía sobre Lumina con orgullo. El dragón la veía con sus ojos verdes, y parecía como si con solo observarla los secretos de Lumina se develaran ante el.

Lumina lo observo e hizo una reverencia, y cuando se levanto vio que el dragón la había imitado.
Ambos estaban en paz.

El sueño cambió otra vez por sus acostumbradas masas de colores y rostros, pero duró poco, por que algo reptaba por la casa, y ella sería interrumpida en sus sueños por los gritos de Fabel.

-¡Una rata!

Lumina de espabilo y se llevó la mano al cuarzo. Recibió mensajes mezclados de Amelia que al parecer no sabía si lo que andaba por ahí era un demonio o que.

Escucho gente correr por el pasillo. Héctor abrió la puerta de sus habitación y se encontró a Lumina con cara de espanto.

-Algo anda rondando por aquí.- dijo Héctor.- Vamos.

Lumina agarró sus cuchillos de la mesilla de noche y siguió a Héctor a través del pasillo.

Todos estaban reunidos en la habitación de Fabel y Micael, ya que de ahí venia todo el ruido. Lumina se internó en la habitación para encontrase una vez más con un demonio que parecía un cara de niño gigante. Era gordo y crepitaba por el piso. Todos lo atacaban a espadazos, pero no podían con el, ya que al parecer  era muy rápido.

Fabel estaba encima de la cama con su espada dándole a lo diestro y siniestro a cualquier cosa. Sadie y su onesie de panda se movían ágilmente contra el bicho, y Manuel no parecía muy feliz con la idea de que el animal no los dejara atraparlo.

Caridad había hecho un perímetro con sal. Lumina se adentró y espero a ver en qué era útil. En realidad en nada, así que de buenas a primeras siguió con sus ideas.

En un punto de ventaja Manuel le cierto una pata al animal-demonio. Y luego Fabel lo atravesó con la espada mientras estaba distraído.

El bicho se esfumó como todos los demás.

-Puta madre.- dijo Manuel, así no podemos estar.

-Puedo hacer protecciones para todos.- dijo Lumina. Todos la voltearon a ver.- pero me llevará un rato y necesitamos material de brujería.

-No me gusta pedírtelo, pero no me queda nada más que aceptar.- dijo Manuel, y los demás asintieron.

-Va, en la mañana podemos ir a un lugar que conozco.

Nadie la cuestionó. Eran las cinco de la mañana, y lo que quedó de la noche se la pasaron en la sala, con Gael que no se había despertado.

Lumina estaba envuelta en su manta preferida de colores que ella había tejido y los demás veían la tele distraídamente.

Cuando la mañana llego, Lumina les preparo en desayuno. Y luego se subió a bañar, ora al rato salir con Manuel y Gael a la plaza, donde comprarían los materiales para hacer protecciones.

El Rompecabezas de la Magia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora