-Sueños de antaño-

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"Vale la pena intentarlo, créeme. Si te quedas aquí esperando a que ellos hagan algo, jamás vamos a llegar a nada. Toma la espada, saca la fuerza y reza, por qué lo que nos viene, solo es el principio."
-LR, The Prayer

Lumina seguía en el trance. Escuchaba los corazones latiendo de sus amigos, pero no sabía qué hacer. La oscuridad lamia su cuerpo, dejándola con frío. Entonces en lo que parecieron horas, algo cambio.

Sintió la presencia de otras personas, no sabía cómo pero ahí estaban.

En vez de ver oscuridad, se empezó a aclarar su visión, hasta encontrase en un campo abierto.

La luz lastimaba sus ojos, y cuando volteo a ver a su alrededor se encontró con Caridad y Fabel, que estaban sentados en la hierba.

-Fabel.- dijo ella.

El la volteo a ver, luego a Caridad. Se veía muy confundido con la idea de que ellas estaban ahí, y a la vez no sabia que había sucedido. Pregunto, y Caridad le dio la sinopsis de lo que había pasado a ambos hasta el punto ene el que ella se desvaneció.

-¿Que hacemos?.-pregunto Fabel, que todavía estaba sentado en la hierba.

-No se que esta pasando- dijo Lumina.

Fabel se levanto y las ayudo a incorporarse, y se dieron cuenta de que traían puesto unos ropajes muy anticuados y no muy cómodos.

Eran la especie de trajes romanos, como sabanas atadas con ligas doradas. La verdad les quedaban bastante bien, pero en parte les quedaban horrorosamente anticuados, y mas ahora que veían las alas de cada uno. Era un espectáculo un poco extravagante.

El cielo era claro y bello. Hasta que en la lejanía vieron una figura extraña surcando el cielo.

Un dragon. Rojo, para ser específicos.

Tenia a alguien montado en la parte de arriba, y parecía un ángel. Era una figura extrañamente familiar para todos ellos. Manuel.

Se acerco a ellos de manera que casi les pasa por encima, pero aunque rabel hizo todo por que Manuel les prestara atención, la realidad era que ni siquiera les hizo caso, eran invisibles.

Trataron de volar, aunque en realidad era mas bien flotar hacia los lugares. Ser ángel no era tan glamuroso, por que en vez de volar solo levitabas y te deslizabas, las alas solo son adornos.

Siguieron a Manuel a una velocidad mas o menos considerable. Y cuando estuvieron suficientemente cerca lo vieron bien.

Tenia una expresión regia en el rostro. De concentración absoluta. Montaba al dragón con ambas manos puestas en las riendas. El vestía con una armadura completa, dorada, que combinaba extrañamente bien con sus alas negras con rojo. Traía una espada al cinto, la cual relucía.

Al parecer, mientras lo seguían, el cielo se había vuelto de una tonalidad rojiza, como la sangre fresca. Y las esponjosas nubes blancas como las alas de Caridad, habían cambiado por unas nubes negras, como la contaminación.

Cuando vieron el suelo se encongaron con un desierto, completamente extraño y muy triste. Sin vida.

Manuel aterrizo el dragon en un paramo donde se veían a la distancia unas personitas en un campamento.

El Rompecabezas de la Magia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora