-Volatil-

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"Hacer mal a la gente solo demuestra el tipo de persona que eres. Tus errores no te definen, pero lo que sí te define es la manera en la que tratas a las gente. Recuerda que siempre habrá lugar para la amabilidad."
LR, He & She.

Juliana se subió al Camaro. Bruno salió del estacionamiento y entregó el permiso de manos en la caseta de entrada.

Saldrían unas cuantas horas ora ir a comprar a un centro comercial el traje para él y tres vestidos para Juliana.

Segund ellos tenían que estar presentables para las fiestas que se celebrarían en poco.

Juliana había observado a el nutrido grupo de la Unión, y una punzada de envidia le recorrió el espinazo.

Ver a Sadie en ese lugar, con todas esas personas, la hizo pensar en cómo sería su vida si tan solo las oportunidades correctas se le hubieran presentado en los momentos indicados.

La carretera estaba despejada. Algo muy raro en esa época. Juliana saco de su bolso de marca un paquete de cigarros y le pasó uno a Bruno.

Lo prendió y le metió una calada. Decía la leyenda que cada cigarro que fumarse era un día más de vida para la dueña de la escuela. Si era cierto, que buena suerte de la pobre vieja rata, tenía una larga vida por delante para controlar las almas de todos los jóvenes.

Juliana tenía excelentes resultados en la escuela igual que Bruno, así que no tenían que preocuparse como los de la Unión. Si no eras bueno en el arte, esta perfecto. Bueno, según la visión de la escuela.

Tardaron poco el llegar. El centro comercial tenía suficientes tiendas para abastecerse.

Pasearon por las tiendas buscando los vestidos perfectos para Juliana, que en realidad fueron todos rojos.

Bruno busco el traje, y como todos los hombres, compro eficazmente lo que necesitaba. Tres camisas, un traje y tres corbatas.

Juliana en cambio fue un problema. Todos los vestidos que privaba le desagradaban, así que termino comprando los vestidos menos desagradables para ella. En teoría eran los que menos cubrían la piel, tenían hoyos por todas partes y eran de colores terriblemente molestos para la retina. Divino.

Salieron de la última tienda. Bruno llevan las bolsas de ambos en los brazos mientras Juliána camin acá ligera por toda la tienda buscando un Starbucks.

Cuando encontró su destino, pidió una botella de agua gasificada. Pago y siguió su camino.

Unas horas después de repasar la tienda, ambos volvían a la escuela.

Bruno manejaba demasiado rápido en la carretera.

-Oye, bájale tres rayitas a tu pedo.- dijo Juliana.

Bruno ni siquiera la vio.

-Sabes que me importa muy poco.- dijo el.Acelero.- Dime que rayos está pasando entre todas ustedes por qué si no, nos estrellamos.

Juliana tembló. Sabía a qué se refería.

-No se. De repente Gael y Sadie les entro algo que decidieron que debían ser buenos y juntarse con los santos.

Bruno digirió las palabras de Juliana. Era muy extraño que de la nada eses tipos hubieran decidido juntarse con ellos. En realidad Gael tenía motivo, pero Sadie solo era conocida lejana de Micael.

Y un día de la nada se junto con ellos. Había muchos detalles sueltos.

La escuela se divisaba ya a la lejanía. Bruno le bajó a la velocidad y se enfilaron por él desvío que los llevaba a la entrada del estacionamiento.

Les abrieron. Bruno se estacionó en su lugar y ayudó a bajar a Juliana sus cosas, para después llevarla a su habitación y después cenar en la cafetería antes de que se encontrarán con los demás.

Juliana tardo horas en su habitación metiendo sus nuevos vestidos, y salió igualmente que como entro.

Juntos buscaron a Hilda para bajar.

En la cafetería se sentaron en una mesa del frente.

-Juliana, deberías empezar de nuevo.- comentó Hilda, comiendo su ensalada sin aderezo.

Bruno sentado junto a Hilda asintió.

-Ya hable con ella. Me dijo lo mismo.- dijo Bruno como si ella no estuviera con ellos.- Al parecer no miente.

Juliana observó a sus amigos sintiéndose mal por sus acciones.

No les dio tiempo a comentar nada nuevo por qué se quedaron viendo como Fabel entraba en el lugar con Sadie en sus hombros vestidos con un onesie de panda y una espada de Stae Wars.

Muchos rieron y les chocaron los puños.

Los demás del grupito entraron de manera extraña. Como si en vez de vergüenza sintieran alegría al ver a sus amigos haciendo tonterías. Juliana no lo comprendía, como podían sentirse bien con las tonterías de los demas.

Much is no avistaron  a Caridad dándole una nalgada amistosa a Sadie. Un gesto de afecto que una vez más Juliana no comprendió. Sintió el odio recorriéndole el cuerpo.

Hilda y Bruno ya se habían levantado y Juliana los siguió fuera de la cafetería.

-Vamos a mi habitación. Hay que planear bien el próximo movimiento. No queremos hacer enojar al jefe.

Sadie estaba sentada junto a Caridad en la mesa. Todos comían pizza y refresco por qué la cocinera, Lovely Carrots, se había tentado el corazón.

Héctor había visto a el grupito de Juliana, Hilda y Bruno levantarse de lames a al ver entrar a su grupo.

Le comentó a Manuel, que era el que no se lo tomaría tan a pecho.

-Wey, ¿viste a los estirados?.- preguntó Héctor.

-Si. La verdad se pasan.

-¿Por?

-Pues por qué nada más ven lo qu cesta mal para molestar a Gael y a Sadie. Lo bueno es que no se dieron cuenta. Pero ve como le afecta a Sadie.

Héctor la volteo a ver. Estaba comiendo y platicando con Caridad y Fabel de sus próximas aventuras. Muy inocentemente planeaban ir al cine.

-Tienes razón. Pero es que no sé qué pensar de esos tipos. Solo quieren molestar.-Héctor se veía molesto.

-Efectivamente.- dijo Manuel dándole una mordida de su pizza.

-Juliana se ve muy mal de huele pedos de esos dos.

-¿La conoces?.- preguntó Manuel.

-Si, hace mucho tiempo solíamos llevarnos, pero desde que entró en su rollo cristiano cambio.

Manuel se quedo sopesando la información que Héctor le había proporcionado. Manuel siempre creía que la gente teñí algo bueno en si, y que no podían ser malos para siempre, y eso lo confirmaba.

El Rompecabezas de la Magia©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora