Era una tarde otoñal, y me encontraba frente un largo pasaje que no sabía que hacía en medio de un bosque, aunque sabia que era una zona en la que antes habitaron personas, pero igual me sorprendía pues, era de otro estilo, una hilera muy extensa de arboles, que extendían sus bellos y desnudos brazos hacía el camino, que no eran otra cosa que baldosas muy finas, pero que no se lograban ver mucho por entre el manto de hojas, cafés, rojizas, amarillas y de otros muchos colores otoñales, era hermoso.
Yo era un profesor de primaria que había querido enseñar a niños de escuelas rurales, no hacía mucho que había llegado al poblado y quería conocer los alrededores, y debido a que nadie tenía tiempo, era normal era una localidad ocupada, desobedecí las reiteradas ordenes, de los muchos apoderados que me dijeron una y otra vez no salga solo, estos campos, son traicioneros, se puede perder, o algo peor... era raro todos llegaban a esta frase, luego se callaban se miraban entre ellos y se retiraban, al parecer debí haberlos escuchado, pues llevo 4 horas caminando y he visto este pasaje 3 veces, estoy perdido.
Ya un poco exaltado, por el tiempo por todo y por qué no sé cómo salir de aquí, una idea cruzó mi mente, seguir por ese pasaje, en ese momento, cuando iba a poner un pie en las baldosas, note una silueta, me detuve sin notar que las hojas a mis pies se habían deslizado hacia los costados para que yo apoyara el pie en las baldosas, y que al retroceder el pie, estas habían vuelto a su lugar. La silueta se acerco un poco y pude ver que era un mujer, muy bella, bestia un vestido blanco, elegante, y con la leve luz que en esos momentos había, brillaban una joyas que parecían oro y diamantes, yo pensé que aria una mujer así en un lugar como este, ¿sería hija de un terrateniente? De pronto note que me llamaba, y yo como hipnotizado por su inmensa belleza comencé a avanzar.
Iba a mitad de camino cuando comencé a sentir un frío inmenso, era como si el sol se hubiera apagado, pues también vino una profunda oscuridad, pero que era rota por una brillante claridad que venía de detrás de la hermosa mujer. Yo seguía caminando y cuando ya llevaba casi todo el camino recorrido, se levantó un gran viento y las hojas se levantaron todas y rodearon mi cuerpo en un remolino, luego se levantaron y pude ver como la bella mujer se había convertido en un esqueleto con pedazos de piel colgando de su cuerpo con un vestido blanco harapiento y manchado en lo que parecía sangre seca, los arboles, ahora tenían ojos y bocas, y se reían de mi mientras estiraban sus ramas para ensartarme, yo comencé a correr, pero algo me detuvo, y caí al suelo, sobre lo que ahora eran una hilera de cráneos, empastados uno junto a otro con sangre, los cráneos comenzaron a morder mi ropa y mi piel, para sujetarme, con el último esfuerzo de mi cuerpo logre moverme, solo para ver a la aberración frente mío, con unos tacones muy grandes que se incrustaban en los cráneos, y luego en mi.
A pasado mucho tiempo, frente mío un hombre joven tiene pinta de profesor, parece que la historia se repetirá, el hambre me impulsa, muerdo su pie y este cae, el resto de mis compañeros lo atrapan, siento un dolor punzante en mi cabeza, es mi ama, tendremos un nuevo compañero.