Era cosa todos los días, el hecho de que Alexis cada vez que salía del trabajo, y veía a su hermana pequeña Nora que lo venía a buscar, debían pasar obligadamente aunque sea unos cinco minutos, a la tienda de animales. Pues ese era el lugar favorito de Nora.
La costumbre ya se había instalado desde hacía muchos años, cuando recién la tienda se trasladaba al barrio. Entonces Nora decía: "Cuando esa tienda esté terminada, me vas a llevar allí, ¿de acuerdo hermano?", A lo que el hermano respondía gustoso, porque Nora era sus ojos. Era a quien más apreciaba en el mundo.
Y él, tenía un flexible horario en el trabajo. Salía a la caída del ocaso, y a la salida, sin ningún apuro ambos pasaban por la tienda de animales. Le alegraba el corazón ver a Nora tan entusiasmada, y sonriéndole a los cachorritos que le meneaban el rabo, observando a los conejos brincar, y dejar volar su imaginación observando a los peces del acuario. Pero había un animal en especial, del cual Nora estaba enamorada. Y Alexis lo sabía muy bien, pues Nora siempre le hablaba de este animal, y le dedicaba la mayor parte de la visita a la tienda de animales a él. Era un muy pequeño parajillo, con la cabeza y el pecho teñido de rojo, un radiante color amarillo en sus plumas y una vistosa y graciosa cola. El pajarillo, había captado especialmente la atención de Nora desde el primer día de visita a la tienda de animales. Y desde aquel entonces, le hacía compañía observándolo a través de la rejilla de la jaula, con ojos soñadores y contándole cuentos. Alexis se llenaba de emoción al verla dirigirse con tanto entusiasmo a su mascota preferida de la tienda, con la cual tenía un lazo especial, e incluso había decidido, obsequiársela alguno de aquellos días.
Conforme pasó el tiempo, Nota siguió viendo a su pequeño amigo diariamente, sin sospechar que el día de su cumpleaños le llegaría como regalo, y cuando llegó el día, en el vestíbulo de la casa, la jaula estaba cubierta por una manta, y se sentía un aleteo dentro. Nora pasó todo el día ansiosa, pero fue hasta después que hubo haber terminado de apagar las velas de la torta, y formular el deseo que no era otro que recibir a su amigo como regalo, fue que llegó el momento de remover la manta, y cuando lo hizo, y vio a su amigo el pajarillo, afirmó que fue el cumpleaños más feliz de su vida.
Los días se fueron muy rápidos. Nora siempre había sido una niña feliz, y ahora lo era aún más. Su hermano Alexis se llevó muchos abrazos por el regalo, satisfecho, y Nora muy cariñosa, lo atendía amablemente y le preparaba el desayuno cuando no había trabajo. Nora sentía que cada día con su mascota era especial, y siempre le contaba sus historias. Sus lazos se hicieron muy fuertes, y el pajarillo cada vez que la veía, aleteaba de felicidad. Pero pronto, el alimento comenzó a escasear, y después de casi un mes, decidieron ir a visitar la tienda nuevamente para conseguir más.
Todo transcurría normal al salir de la tienda de mascotas con el alpiste en mano, camino a casa. Nota llevaba a su pajarillo a todas partes, habiéndose conseguido una jaula portátil. Sin embargo, aquél día ocurriría algo que inevitablemente rompería el equilibrio de vida que llevaba Nora y su hermano. "Las cosas suceden rápido", solía decirse, y muy a menudo últimamente, debido a recientes accidentes automovilísticos en la peligrosa avenida, donde faltaban semáforos por instalar, por eso Nora siempre iba con su hermano a todas partes. Pero lo que ocurrió, nadie lo pudo evitar.
Comenzó todo cuando Nora tropezó por el camino. La jaula se desprendió de sus manos, y comenzó a rodar por las calles, sin que Nora o su hermano se hayan percatado al principio de que un automóvil se acercaba, a considerable velocidad. Lo que ocurrió luego, se podía predecir fácilmente, pero evitar, no. Nora, naturalmente se desprendió de la mano de su hermano para correr a recoger la jaula, pero entonces se vio a lo lejos el automóvil venir. A pesar de los gritos desesperados de su hermano, Nora no alcanzó a reaccionar, y el automóvil fue más veloz. A pesar también de que el conductor difícilmente intento evitar el accidente, el vehículo no alcanzó a quitarse del camino. Lo que Alexis presenció después del rápido suceso, fue la sangre derramada sobre el piso confundirse con el tono rojizo de la pintura del vehículo. Nora estaba bajo el automóvil, y ya su vida había sido arrebatada. La jaula del pajarillo había rodado unos metros a la distancia, y se encontraba sin alguna magulladura.