-Es una casa bastante espaciosa, señor Fontalvo, y a ese precio es una verdadera ganga si me pregunta
-Sí, es bastante bonita, y la zona donde está ubicada multiplica su valor, ¿le parece si convenimos los términos de compra?
Con esas palabras, Raúl accedió a comprar la casa de sus sueños, a un precio francamente irrisorio. Era grande y espaciosa, quizas con unos detallitos de pintura, pero nada suficientemente grave como para desperdiciar esa oportunidad. La mudanza comenzó a la mañana siguiente, el camión solo tuvo que dejar unas 4 cajas que contenían todas las pertenencias del señor Fontalvo, y el mismo decidió posicionarlas a su gusto. La mesa diagonal a la ventana para aprovechar la tenue luz que entraba en las mañanas, y que era suficiente para que leyera un buen libro. La cama al fondo del cuarto, directamente frente a la puerta para no tener que esforzarse mucho al llegar de la Universidad. Y la televisión en el centro de la sala, como un punto negro en la gran pared blanca. Pared que por cierto tenía una extraña mancha grisacea en la parte inferior, pero nada excesivamente llamativa.
Los días trajeron la comodidad del hogar a la recién adquirida propiedad, el paisaje relajaba a Raúl de una manera muy especial al poder ver el sol ocultandose tras la montaña y la relativa distancia con sus vecinos era lo que había estado buscando desde hace mucho, privacidad.Su nuevo hogar le parecía perfecto, podía sentarse a ver televisión tranquilamente sin ruidosos acompañantes como los del apartamento compartido donde solía vivir, y no tenía nada de que preocuparse con respecto a perder sus cosas u observar como su champoo disminuía drasticamente de nivel cada noche. Sin embargo, había notado algo que lo perturbaba un poco : la mancha de la pared había mutado, tomando la forma de un rostro humano, no muy definido, pero con un contorno claramente marcado y facciones aunque borrosas, existentes. La cara de la pared, como la llamaba para sus adentros, aunque exótica no interfería con su accionar diario, hasta que un día de limpieza profunda, reveló la existencia de otra mancha un poco mas grande en el piso bajo el sofa. Esta mancha variaba con respecto a la primera, presentaba una difuminada cabellera que se distinguía claramente de la cabeza y las facciones eran aún mas evidentes que en la primera.
Confuso por el hallazgo, Raúl atribuyó el hecho a algun ocioso habitante anterior del recinto, quien quizás mataba el tiempo plasmando estas horribles obras en la casa.Días de cloro y jabón no cumplieron el objetivo de retirar la mancha, por el contrario, parecía que tras cada lavada se marcaba mas realzando los rasgos humanos, hasta que un agotado Raúl terminó por ceder a la extraña cara y convivir con ella. En ciertas noches lluviosas, la cara de la pared parecía mirarlo directamente tras cada relámpago, sin embargo esa sensación desaparecia tras una inspección cercana a la misma. Pero la sensación de que estaba siendo observado aumentó con la aparición de una tercera cara en el vapor de su baño. Esta cara tenía facciones inequívocas de ser un niño, lo curiosos era que esta cara iba acompañada de un esquelético cuerpo. Raúl frotó con todas sus fuerzas la aparición en un intento por borrarla de su pared, sin embargo los intentos fueron infructuosos por completo y terminó por dejarla allí, vaporienta y definida aún cuando la explicación mas optimista apuntaba a que debía haber desaparecido muchas horas atrás.La hasta ahora apacible vida de Raúl se había esfumado. La aparición de caras y cuerpos en distintas partes de la casa amenzaba seriamente su cordura. Estaban en el techo, en el piso, en las paredes y puertas. El poco raciocinio que le quedaba no dejaba que le contara a nadie sobre su situación, a fin de no parecer un loco con manías persecutorias, por lo que optaba por llegar a su casa y esperar a que una nueva aparición lo observara desde cualquier punto de su casa. Efectivamente, la silueta de una mujer comenzaba a formarse en su cama, provocando que cubriera esa parte del colchón con una sábana mas gruesa, sin embargo no era la única novedad, porque todas las manchas habían desaparecido de su lugar de origen para aparecer justo sobre su cama, observandolo silentes desde el techo. Decidió largarse a la mañana siguiente de ese lugar maldito y se acostó en el segmento de su cama que no había sido invadido por la mancha, tratando infructuosamente dormir.La madrugada llegó subitamente y con ella un vívido y horrible sueño, en el, lo que se ocultaba bajo la sabana se retorcía compulsivamente y levantaba la sabana lentamente.Raúl abrió los ojos.Sintió la expectación y los murmullos venir del techo.Vió un horrible y grisáceo brazo abrazandolo.Se vió en el espejo, una cara llena de miedo y ojos llorosos.Cerró los ojos.